Clases magistrales con leyendas olímpicas: cómo dominar la combinada nórdica con Felix Gottwald
Hasta el inicio de Beijing 2022, Olympics.com irá desvelando los secretos detrás de cada una de las 15 disciplinas de los Juegos de Invierno a través de charlas exclusivas con leyendas de estos deportes. Hablamos de la combinada nórdica con el tres veces campeón olímpico Felix Gottwald.
“Al principio me costó, pero sabía que no era un proyecto para seis semanas, sino para 20 años”.
Felix Gottwald sólo tenía 13 años cuando le dijo a su padre que quería dedicar su vida a la combinada nórdica, una disciplina que une dos deportes: los saltos de esquí y el esquí de fondo. Seguramente fue una conversación difícil, porque sus padres querían que siguiera con el negocio familiar de compraventa de coches.
Sin embargo el esquiador austriaco, que siempre se ha distinguido por su gran capacidad para pensar a largo plazo, se mantuvo firme y empezó a dar los primeros pasos de un viaje que lo llevaría en primer lugar a los Juegos Olímpicos de Invierno Lillehammer 1994.
Con paso lento pero seguro, siguió progresando hasta que alcanzó lo más alto del podio en Turín 2006, con sendos oros en las pruebas de esprint y por equipos. Cuatro años más tarde, en Vancouver 2010, logró un histórico tercer oro en la prueba por equipos antes de retirarse.
Pero el éxito no llegó ni mucho menos rápido para Gottwald y, al contrario de lo que muchos puedan pensar, él considera que no debería ser el principal objetivo. Como deportista que terminó su carrera como el olímpico de invierno más laureado de Austria y de la combinada nórdica, cree que el mensaje debe ir mucho más allá: “La cima de la montaña puede ser una meta, pero el gran objetivo debe ser bajar después de la montaña y volver sano a casa”.
Gottwald se retiró con cinco Juegos Olímpicos a sus espaldas y ahora, con 45 años, trabaja como Embajador de Laureus y sus proyectos Laureus Sport for Good.
Gottwald se sentó con Olympics.com para hablar de su pasión por la combinada nórdica y para repasar su legendaria carrera.
La entrevista ha sido editada para mayor claridad y brevedad.
Olympics.com (OC): ¿Cómo descubriste la combinada nórdica y qué te hizo enamorarte de este deporte?
Felix Gottwald (FG): Desde que era pequeño buscaba mi deporte. Practicaba varios y cuando hice salto de esquí me encantó, pero entrenar solamente salto era demasiado exigente físicamente. El hijo de mi profesor de gimnasia hacía combinada nórdica y me dijo, ‘tienes que probarlo, porque eres muy bueno en las carreras' y esas cosas. Así que probé con el salto y después con el esquí de fondo. Siempre tenía la sensación de que podía esquiar mucho más rápido, pero que mi técnica no era del todo buena.
Mis padres querían que yo siguiera con el negocio familiar, que durante 30 años había sido la venta de coches. Así que fue difícil decirle a mi padre con 13 años que no quería seguir con el negocio, que quería dedicarme a la combinada nórdica. Cuando lo recuerdo aún me sorprende... Pero al final me dejaron seguir por este camino, aunque con la condición de que aprobara los exámenes.
Al principio fue muy duro porque empecé con el salto de esquí cuando tenía 13 años, que ya era un poco tarde, así que me costó. Pero sabía que no era un proyecto para seis semanas, sino que era algo para 20 años, como acabó siendo. Las medallas no fueron el mayor éxito. El mayor éxito fue hacer lo que realmente quería hacer. Y eso es lo que le digo a los más jóvenes: pregúntate cuáles son tus sueños, y ve a por ellos.
OC: ¿Todavía practicas combinada nórdica? ¿Cómo es tu día a día?
FG: Dejé de hacer salto de esquí porque no puedes hacerlo más despacio. Puedes esquiar más despacio, pero no puedes saltar más despacio. Sigo entrenando, sigo en forma, y el deporte sigue siendo parte de mi vida. Pero también tienes que ocuparte de tu familia y todo lo demás. Normalmente tengo demasiadas cosas que hacer y los días se me hacen cortos para todos mis proyectos.
Después de la pandemia, hay mucho trabajo que hacer. Todos tenemos que encontrar de nuevo ese equilibrio. En la combinada nórdica, tienes que buscar el equilibrio perfecto entre los saltos y el esquí de fondo, y en tu vida también tienes que encontrar un equilibrio así cada día.
OC: Cuando eras pequeño, ¿había algún deportista al que admiraras o alguien a quien consideraras una leyenda del deporte, o buscabas tu propio camino?
FG: Lo segundo más bien. Por supuesto que sabíamos que había deportistas muy buenos en combinada nórdica, pero yo luchaba para construir mi propio camino y no tenía mucho tiempo para ir buscando. Tenía bastante con lo que tenía que hacer cada día y creo que fue una gran ventaja, porque necesitamos centrarnos en el momento. Me costaba estar en los Juegos Olímpicos y tener que pensar en otros cuatro años, que si no lo hacía bien tendría otra oportunidad en cuatro años.
Fue un viaje muy largo hasta darme cuenta de que lo único que podía hacer era aprovechar cada día para seguir mejorando.
OC: La primera vez que fuiste a unos Juegos Olímpicos tenías 18 años y te llevó bastante lograr una medalla de oro. ¿Cómo fue ese camino?
FG: Fue un viaje muy largo. Recuerdo que en los Juegos de 1994, cuando tenía 17 o 18 años, me impresionó tanto ver lo grandes que eran los Juegos Olímpicos que casi se me olvidó cómo esquiar y saltar. Pero cuatro años después, en Nagano 1998, me costó también. Teníamos opciones reales de medalla, pero cometimos demasiados errores, más errores que otros equipos, y no lo conseguimos.
Así que seguí trabajando y en Salt Lake City 2002 conseguí tres medallas en tres competiciones. Fueron tres bronces y, cuando ya llevábamos un rato celebrando en la casa de Austria, conocí a nuestro campeón olímpico Franz Klammer. Me felicitó y me dijo lo impresionado que estaba con mi actuación, pero también me dijo, ‘Felix, sabes que lo que cuenta en los Juegos Olímpicos es la medalla de oro’.
Así que tuve un periodo de introspección para saber si tenía el suficiente valor para poner mi meta en la medalla de oro. Para ser sinceros, casi llegué a pensar que tendría suficiente con esos tres bronces. Pero cuando logré centrarme en un solo día, en el día de la competición en los Juegos Olímpicos, pude trabajar para alcanzar esa meta.
OC: ¿Cuáles son los momentos que más destacarías de tu carrera?
FG: Por suerte es imposible quedarse con un momento. Lo mejor fueron las amistades que hice por el camino. Compañeros, amigos que todavía conservo y con los que aún comparto buenos momentos. No estamos contando siempre nuestras batallitas, sino que queremos aprovechar nuestra experiencia y compartirla.
Como deportista sabes que, en el momento en el que ganas una medalla, ya es cosa del pasado, y te toca seguir mirando hacia delante.
OC: ¿Cómo describirías la combinada nórdica en pocas palabras?
FG: Se trata de encontrar un equilibrio entre el salto de esquí (que no es algo normal, nadie normal salta ladera abajo) y el esquí de fondo, que requiere habilidades totalmente distintas. En el esquí de fondo pesa la resistencia, es un entrenamiento muy duro, muy intenso, mientras que el salto de esquí es algo más técnico y te obliga a activar las fibras musculares rápidas.
Lo apasionante es encontrar el equilibrio entre estas dos disciplinas. Y para ser sinceros, nunca pensé que lo lograría, pero no dejé de intentarlo hasta el final.
OC: ¿Qué se necesita para tener éxito en la combinada nórdica?
FG: No se trata de la combinada nórdica. La clave es ser sincero contigo mismo y preguntarte qué quieres hacer realmente. Y si la respuesta es la combinada nórdica, trabaja y entrena para ello.
Pero tus razones tienen que ser lo bastante fuertes para aguantar los momentos difíciles y aceptar las derrotas, porque todos somos expertos en derrotas. Siendo honestos, perdí más veces de las que gané. Así que estamos acostumbrados a perder, pero también a levantarnos y volverlo a intentar de otra manera, y pensar qué podemos hacer mejor la próxima vez.
OC: Tuviste muchos éxitos en competiciones individuales, pero también por equipos. ¿Qué crees que hacía especial a la selección austriaca de combinada nórdica?
FG: Pasábamos unos 300 días al año juntos, así que era una familia más que un equipo. Claro que en todas las familias hay algún problema, pero las cosas se hablan y se encuentra una solución. Cuando terminaba la temporada, también nos íbamos juntos de vacaciones. Vivimos grandes momentos, éramos como hermanos.
En nuestra época no había redes sociales, así que compartíamos la vida real. Nos lo pasábamos muy bien y entrenábamos duro. También bebíamos alguna cerveza, pero a la mañana siguiente nos levantábamos y volvíamos a entrenar. Fue una gran época, lo primero que eché de menos cuando me retiré.
OC: Ahora que se acercan los Juegos Olímpicos de Beijing 2022, ¿quiénes son tus favoritos?
FG: Estuve con la selección finlandesa porque me invitaron a cenar y compartir con ellos mi experiencia olímpica. Tienen un entrenador austriaco y saben muy bien que no basta con ‘tener éxito’, quieren inspirar a los más jóvenes y a más gente a través de la combinada nórdica.
Es fácil decirlo siendo campeón olímpico, pero puede que sea más fácil ganar unos Juegos Olímpicos que una carrera en la Copa del Mundo, porque hay menos competidores. Pero tienes que estar muy seguro de que con lo que haces en tu día a día tienes suficiente. Tienes que trabajar cada día para que, cuando llegues a la línea de salida, no puedas pensar, ‘quizá tendría que haber hecho esto o lo otro este verano’. El viaje tiene que ser completo. Eso es lo difícil.
OC: Después de tu retirada te uniste a Laureus como Embajador en 2013. ¿Qué significó para ti?
FG: Como atletas tuvimos la suerte de tener el deporte para desarrollar nuestra personalidad y trazar nuestro camino. Pero mucha gente joven no tiene la oportunidad de practicar deporte, bien por falta de instalaciones o de equipamiento. Cuando practicas deporte, puedes desarrollarte personalmente y construir un mundo interior que hace que el exterior sea un lugar mejor. Así que, si tenía la oportunidad de unirme a la familia Laureus, quería hacerlo para aportar mi experiencia y compartirla con la gente joven.
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