Clases magistrales con leyendas olímpicas: cómo dominar el esquí acrobático con Edgar Grospiron
Hasta el inicio de Beijing 2022, Olympics.com irá desvelando los secretos detrás de cada una de las 15 disciplinas de los Juegos de Invierno a través de charlas exclusivas con leyendas de estos deportes. Hablamos del esquí acrobático con el primer campeón olímpico de mogul, Edgar Grospiron.
“Un deporte para gente que se parte de risa / a la que le gusta divertirse”. Así describe Edgar Grospiron el esquí acrobático.
Hace casi 30 años, en Albertville 1992, este esquiador francés se convirtió en el primer campeón olímpico de esta disciplina. Era la primera vez que este deporte apareció en el programa olímpico y añadió una nueva dimensión de espectáculo y estilo a los Juegos.
Por entonces los moguls eran la única disciplina de este deporte en el programa. Y ahora en Beijing 2022 habrá seis: moguls, aerials, skicross, halfpipe, slopestyle y Big Air. Este último hará su estreno olímpico el próximo mes de febrero.
Edgar Grospiron, que se describió a sí mismo como un “rebelde” en la serie Legends Live On de Olympic Channel, era la personificación de las características que hacen única esta disciplina. Showman, bromista y fiestero, sí, pero también un competidor feroz y un triple campeón del mundo (1989, 1991, 1995) que dominó su deporte durante casi una década.
El francés, que además ganó el bronce en Lillehammer 1994, habló con Olympics.com sobre los orígenes de su deporte, cómo las diferentes disciplinas se complementan unas a otras, qué se necesita para llegar a lo más alto, y mucho más.
La entrevista ha sido editada para mayor claridad y brevedad.
¿Cómo descubriste el esquí acrobático y qué te hizo enamorarte de él hasta el punto de decidir ser deportista profesional?
Descubrí el esquí acrobático en La Clusaz, Francia, después de años practicando esquí alpino. No era demasiado bueno y tampoco me divertía mucho. Sin embargo, veía que los amigos que hacían esquí acrobático se lo pasaban muy bien. Y como mis entrenadores no estaban muy satisfechos con mi nivel en esquí alpino, me invitaron a cambiarme al acrobático.
Me enamoré enseguida del ambiente. Mi entrenador quería que explorara toda la pista, que me divirtiera con el polvo, que saltara cornisas y rocas, que pasara entre árboles... Era un juego continuo.
¿Sigues practicando esquí acrobático ahora que te has retirado de la competición profesional? ¿Cómo es tu día a día ahora?
El esquí acrobático fue mi trabajo durante 10 años. Ahora no lo practico, pero sí que sigo esquiando. Sobre todo me gusta pasar buenos ratos con mis amigos en restaurantes de alta montaña con el sol brillando.
Hoy en día imparto charlas a empresas que quieren motivar a sus equipos. El deporte es una forma maravillosa de apoyar e inspirar a la gente en sus carreras.
También he creado una asociación llamada En Piste, que ayuda a jóvenes que están cerca de entrar en la selección francesa pero no tienen suficientes recursos económicos para seguir entrenando o compitiendo al más alto nivel. Recaudo fondos de compañías con las que trabajo y apoyamos a jóvenes deportistas.
También sigo siendo parte del Movimiento Olímpico, trabajando en misiones para el COI y París 2024. Llevo una vida bastante ajetreada, ¡y además tengo dos niños!
Si tuvieras que explicar el esquí acrobático y tu amor por él en pocas palabras, ¿qué dirías?
¡Es un deporte para gente a la que le gusta partirse de risa!
Tienes que entender que este deporte es freestyle y lo practica gente que tiene una mente libre. Lo inventó una serie de gente loca que no encajaba. Les gustan las reglas, pero les gusta jugar con ellas e ir más allá de ellas. Y esa es su historia: esquiadores alpinos que preferían hacer acrobacias en la nieve e inventaron este deporte freestyle.
Luego estaban los esquiadores de mogul que se sentían estancados en su deporte y los ojos se les fueron hacia los halfpipes, que antes eran para gente que hacía snowboard. Ellos absorbieron esa cultura pero mantuvieron los esquís, y eso evolucionó hacia el Big Air y el slopestyle.
No podemos decir que haya tanta diferencia entre los moguls y el slopestyle. Cuando descubrí el esquí acrobático había solo tres disciplinas: moguls, aerial y ballet. El ballet ya ha desaparecido, pero los otros se mantienen. Y si te fijas, esas tres disciplinas se han reinventado. Para mí el ballet es una mezcla del halfpipe y el slopestyle, el big air es como los aerials y los moguls son parecidos al ski cross.
Esquí acrobático en un minuto
- Lo básico: el esquí acrobático es uno de los deportes más divertidos del programa de los Juegos Olímpicos de Invierno. En las cinco disciplinas “artísticas” (moguls, aerials, slopestyle, halfpipe y Big Air), los atletas tienen que hacer trucos como triples corks, mortales hacia atrás o slides, que tienen grandes dosis de riesgo, mientras que en ski cross tienen que ganar una carrera después de varias etapas. Esta última disciplina tiene su equivalente en el BMX racing de los Juegos de Verano.
- Historia olímpica: la primera edición de los Juegos en la que estuvo presente el esquí acrobático fue Calgary 1988, donde los moguls, los aerials y el ballet fueron deportes de exhibición. Cuatro años más tarde, los moguls y los aerials entraron en el programa oficial de Albertville 1992. El ski cross apareció en Vancouver 2010, el halfpipe y el slopestyle en Sochi 2014 y el big air se estrenará en Beijing 2022.
- Medallas olímpicas por naciones: Canadá y Estados Unidos dominan los rankings del esquí acrobático en los Juegos Olímpicos. Canadá es la que acumula más éxitos con 12 medallas de oro y 25 en total. Estados Unidos sigue de cerca con otras 25 preseas, pero de las que solo nueve son de oro. Y Suiza completa el podio con cuatro oros y ocho medallas en total.
- Líderes en medallas olímpicas: el canadiense Alexandre Bilodeau y el estadounidense David Wise lideran el ranking de medallistas con dos oros cada uno. Bilodeau ganó las suyas en moguls en 2006 y 2014, mientras que Wise lo hizo en halfpipe en 2014 y 2018. La noruega Kari Traa es tercera con tres medallas en la categoría femenina de moguls: uno oro, una plata y un bronce logrados entre 1998 y 2006.
¿Qué es lo que más te gusta del esquí acrobático y cuál es la parte más complicada?
Hace unos días estaba hablando con mi antiguo entrenador y me recordó que en este deporte necesitas tener mucho talento.
El tiempo que pasamos en el aire y en los moguls, comparado con el tiempo que pasamos entrenando, es minúsculo. Por ejemplo, se tarda solo unos 30 segundos en bajar por una pista en moguls. En una sesión de entrenamiento de cuatro horas, eso lo hacemos una docena de veces. Son seis minutos de acción por tres horas y 54 minutos de inacción, haciendo cola para los telesillas, recibiendo impresiones, calentando... Seis minutos al día durante 200 días, eso son unas 20 horas. Si lo comparas con eso que dicen los maestros japoneses de que se necesitan 10.000 horas para aprender a afilar una katana, podemos ser campeones olímpicos con solo 20 horas. Así que necesitas tener talento, como pasa con otros deportes acrobáticos.
¿Cuáles son los mejores recuerdos de tu carrera?
El primero es cuando les dije a mis padres que me quería dedicar al esquí. Ahí me di cuenta de que mis padres confiaban en mí, que no es algo que sea tan común en este deporte.
El segundo es cuando me seleccionaron para el equipo francés dos años más tarde, gracias a la ayuda de Nano Pourtier, que había ganado tres veces la general de la Copa del Mundo de Moguls (1979, 1981, 1982). Se convirtió en mi mentor y tomó el relevo de mi padre, tanto en términos de deporte como de profesionalismo. Me transmitió la cultura, me enseñó sus valores y me hizo darme cuenta de que ganar está bien, pero tener éxito es mejor.
Ganar es algo tangible. Una medalla, una puntuación, un resultado. Pero el éxito es intangible. Y necesitaba aprender a triunfar tanto en la victoria como en la derrota.
Después la medalla de oro en Albertville, el mejor momento de mi carrera. Pero como tercer y último momento, diría que cuando terminé mi carrera con la medalla de oro en el Campeonato del Mundo de 1995 en La Clusaz, mi casa. Fue como cerrar el círculo.
¿Qué significa para ti haber competido en los Juegos Olímpicos?
Es el Santo Grial. También es un viaje personal. Si practicas deporte, sueñas con estar en unos Juegos. La Villa Olímpica, el desfile de naciones, los himnos nacionales... Todas esas cosas son emocionantes. Una vez que eres olímpico, ya eres olímpico para toda la vida, y eso merece un respeto. Es el mayor prestigio del deporte. Justifica cada vez que te levantaste temprano mientras tus amigos estaban durmiendo. Hacemos un trabajo que para mucha gente parece un sacrificio, pero lo hacemos porque a cambio viviremos grandes experiencias.
¿Cómo explicarías el éxito que tradicionalmente ha tenido tu país en el esquí acrobático?
En mis tiempos, hace 30 años en Albertville, teníamos un equipo muy fuerte, pero después pasamos algunos momentos difíciles y los resultados ya no eran tan buenos. Siempre hemos tenido deportistas franceses que han tenido buenos resultados, pero no al mismo nivel que antes, cuando llegamos a tener cuatro franceses entre los 10 mejores del mundo.
Después recuperamos un poco la estructura y como hace 10 años, le pedimos ayuda a la Solidaridad Olímpica Internacional del COI para poder mantener un equipo femenino en el que estaría Perrine Laffont, de 14 años. Aceptaron nuestra propuesta y Perrine pudo competir en Sochi 2014 y ganar el oro en PyeongChang 2018.
Ahora tenemos mejor estructura, más fondos, buenos entrenadores y deportistas que quieren entrenar duro y consiguen buenos resultados, incluso cuando nos enfrentamos a los canadienses, que son los dominadores de este deporte.
¿Qué podemos esperar del esquí acrobático en Beijing 2022? ¿Quiénes son tus favoritos para ganar medalla? ¿Hay alguna promesa del esquí acrobático a la que crees que la gente debería prestar atención?
En categoría femenina, la favorita es Perrine Laffont. Es la vigente campeona olímpica, campeona del mundo, campeona de la Copa del Mundo... Viene de hacer una grandísima temporada y es la reina de este deporte. Hablé con ella y me dijo que se encuentra muy bien físicamente y que disfruta con lo que hace. Esa es una buena señal.
Y en categoría masculina, diría que Benjamin Cavet. Ha ganado pruebas de la Copa del Mundo y es uno de los pocos que pueden batir a Mikaël Kingsbury, al que muchos ven como la referencia en moguls. Benjamin está preparado, disfruta con lo que hace y sigue mejorando. Si alguien puede sorprender al mundo, es él.