Max Parrot, ganador del oro en slopestyle y gran favorito en big air: "El cáncer cambió mi vida"
El snowboarder canadiense, que ya ha ganado un oro en slopestyle en Beijing 2022 y que disputará la final de big air el 15 de febrero, habló con Olympics.com antes de los Juegos sobre cómo ha cambiado su vida desde que superó un cáncer en 2019.
No hace tanto tiempo que volverse a subir sobre una tabla de snowboard fue un logro colosal. Pero la vida da muchas vueltas para Max Parrot y desde hace una semana tiene en su poder un oro... y va a por el segundo**.**
El canadiense logró el oro en solopestyle el pasado lunes 7 de febrero y, en esta jornada del 14 de febrero ha ocupado la mejor posición en la clasificación de big air, que le encamina a lograr el segundo. En la final tendrá que apuntalar el resultado que con tanto trabajo y pasión ha cultivado en los últimos años. Será el 15 de febrero a partir de las 13:00h (hora local de Pekín).
Max Parrot ya subió al podio en PyeongChang 2018. En esa ocasión ganó la plata pero, meses después, fue diagnosticado de linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer.
Tras seis meses de quimioterapia anunció que había superado la enfermedad y que regresaba a la competición. Dos meses más tarde, ganó oro en Big Air en los X Games, en lo que significó uno de los mejores retornos a la competición en la historia de los deportes de invierno.
El 19 de enero de 2022, Parrot fue seleccionado por tercera vez para participar en unos Juegos Olímpicos. Olympics.com tuvo la ocasión de sentarse a charlar con el atleta de 27 años antes de que iniciaran estos Juegos Olímpicos de Invierno.
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Olympics.com (OC): ¿Qué se siente al clasificar a tus terceros Juegos Olímpicos después de todo lo que has vivido?
Max Parrot (MP): Es alucinante. Ya participar en unos Juegos Olímpicos es algo completamente increíble. Y estos son mis terceros. Eso significa mucho y habla sobre todo el trabajo duro que he hecho en los últimos 10 años. Significa que soy capaz de seguir clasificándome cuatro años más tarde.
OC: ¿En algún momento pensaste que ganar la plata en PyeongChang 2018 iba a ser tu última experiencia olímpica?
MP: No. Estaba seguro que no iba a ser la última porque yo tenía 23 o 24. Ahora tengo 27. Sabía que definitivamente podría haber una más y, probablemente, habrá otra más después de ésta. ¿Quién sabe? Realmente depende del cuerpo, de las lesiones y ese tipo de cosas. Y el deporte también evoluciona mucho. Si no te mantienes al día, no te clasificas. Uno tiene que trabajar muy duro cada día a lo largo de los años. Y en PyeongChang estuve muy feliz con mi segundo lugar porque fue mi primera medalla en unos Juegos Olímpicos.
OC: ¿Qué cuenta la nueva película documental sobre tu vida "MAX: La vida como una medalla de oro"?
MP: En 2018, justo ocho meses después de los Juegos Olímpicos, fui diagnosticado con cáncer, con un linfoma de Hodgkin. Coincidió justo con el inicio de la temporada. Por supuesto me la iba a perder entera y decidimos filmar el proceso. Tuve una cámara filmándome 24/7 durante ocho meses. Era un gran misterio porque estábamos filmando cada día, cada semana, cada mes, y no sabíamos cuál iba a ser el final. No sabíamos durante cuánto tiempo íbamos a estar grabando. ¿Iba a ser por un año o cinco meses? No teníamos ni idea. En seis meses pasé por siete tratamientos de quimioterapia que fueron, de lejos, los más duros de mi vida.
Una vez que te has recuperado de un cáncer tienes que volver a fortalecer tus músculos y tu energía porque la quimio te debilita del todo. En total fueron ocho meses, entre el cáncer y el tiempo que pasé retomando mi forma física. Nunca hubiera logrado hacerlo sin el apoyo de mi equipo. Ellos me ayudaron mucho y estoy agradecido por eso.
Cuando fui diagnosticado no sabía mucho sobre cáncer. Supe que en 1960 una persona con mi tipo de cáncer tenía sólo un 10% de posibilidades de sobrevivir. Por lo que, si hubiera nacido un par de años antes, probablemente no lo hubiera superado. Gracias a las personas que contribuyen a la investigación por el cáncer la ciencia ha sido capaz de desarrollar tratamientos que logran que ahora haya un 80% de posibilidades de supervivencia. Es una gran diferencia. Esta es una de las razones por las que quise convertirme en portavoz de la Sociedad de Leucemia y Linfoma de Canadá, en la que he estado durante los últimos tres años.
Estoy realmente orgulloso de mi documental. Uno de sus objetivos es recaudar el dinero que sea posible para seguir avanzando en la investigación y lograr una tasa de supervivencia mayor al 80%. Queremos llegar al 100% porque aún hay gente que se muere. Estoy muy orgulloso de que mi documental pueda marcar esa diferencia.
OC: ¿Hubo momentos después del diagnóstico en los que solo quisieras esconderte del mundo?
MP: Hay momentos que son muy personales y es difícil enseñar esa parte al mundo. Pero al mismo tiempo era importante para mí mostrar la realidad y todo lo que supone. A veces siento que es una parte de mi vida que quisiera olvidar. Pero, al mismo tiempo, es una parte de mi vida que puede inspirar a la gente y marcar la diferencia. Esa es la razón por la que he decidido hacerlo público. Pero no es una tarea fácil, eso seguro.
OC: ¿Cómo te sientes al convertirte en un motivo de inspiración para tantos?
MP: Cuando comencé a publicar todo el proceso del cáncer en redes sociales me mandaron muchos mensajes de gente que conocía a gente que tenía cáncer; o incluso personas diagnosticadas con cáncer que me decían lo mucho que les inspiraba que estuviera contando mi historia públicamente. Por eso decidí hacer el documental.
Algunas personas que superaron un cáncer me escribieron y me dijeron que sin mi historia quizá no lo hubieran logrado. Cuando recibo esos mensajes me emociono. Esto son grandes relatos, pero también me llegan otros mensajes que, sencillamente, me dicen que les he inspirado para afrontar otros retos de su vida, no solo el cáncer. Cada vez que recibo este tipo de mensajes quedo muy sorprendido. Es genial.
OC: ¿Qué has aprendido de ti mismo en este proceso?
MP: Me ha hecho darme cuenta de lo agradecido que estoy de estar vivo. Estoy realmente agradecido de que puedo seguir adelante con mi pasión y mi deporte como un trabajo, de recorrer el mundo y de tantas otras cosas. Antes lo daba todo por sentado y ahora ya no hago eso. Aprecio la vida un 100% más. El simple hecho de levantarme por la mañana y tomar café me hace sonreír. Pero cada vez que pongo un pie sobre mi tabla, viajo, o participo en unos Juegos Olímpicos lo aprecio todavía más.
Mis últimos dos Juegos Olímpicos estaba estresado todo el tiempo y me sometí a mí mismo a muchísima presión durante los 10 meses previos. Pero ahora aprecio cada momento y, aunque siempre se siente un poco de estrés y mucha presión, porque uno quiere hacerlo bien, estoy disfrutando del camino, lo que marca una gran diferencia. Antes solía visualizarme a mí mismo en 10 años haciendo exactamente lo que hago. Sabía dónde quería ir y ahora estoy 100% seguro de quién quiero ser, así que intento sencillamente ir año a año. Pienso que esa es la mejor manera para mí. Me aseguro de hacer las cosas que me hacen feliz y los proyectos que me hacen feliz.
OC: ¿Ha cambiado tu perspectiva como competidor?
MP: Haber pasado por todo eso me ha hecho más fuerte mental y físicamente. El año después de mi cáncer gané tres medallas de oro en los X Games. ¡Por lo que fue probablemente el mejor año de mi carrera! Creo que mi manera de entender mi deporte y de apreciar cada cosa y del camino me está trayendo también grandes resultados.
Muchas cosas han cambiado también en mi vida personal. Conocí a mi novia Kayla el pasado año y nos prometimos hace un par de semanas. Antes estaba siempre centrado en mi carrera, al 100%, pero ahora no es lo mismo. Trato de enfocarme también en mi vida personal. Por eso digo 'no' a muchas cosas para tener más tiempo en casa, para pasar más tiempo con mis seres queridos. Hubiera deseado haberlo hecho antes. Pero aún soy joven y cada año aprendo. Tener cáncer fue definitivamente una gran lección para todas esas cosas. Estoy seguro.