Un equipo detrás del equipo: la nutricionista Angela Dufour: “El comedor olímpico es mi oficina”
Desde enviar sirope de arce desde Montreal a PyeongChang hasta reunirse con el chef de la Villa Olímpica o ayudar a los deportistas a evitar las náuseas previas a competir. Todo esto y más forma parte del trabajo diario de Angela Dufour, nutricionista del equipo canadiense.
Detrás de cada medalla olímpica hay un gran sueño respaldado por mucho sudor y trabajo. Y no solo del atleta. Muchas personas trabajan sin descanso para asegurarse de que su equipo, su deportista, lleguen a los Juegos Olímpicos en plena forma.
A solo dos meses de los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022, Olympics.com ha hablado con la nutricionista del equipo canadiense sobre la comida y su impacto en el rendimiento deportivo.
En casa lejos de casa
Angela Dufour fue bailarina, patinadora y ahora es nutricionista del equipo canadiense. Gracias a ese bagaje, entiende la importancia de una buena alimentación en eventos tan grandes como unos Juegos Olímpicos. Una de sus principales misiones es asegurarse de que los deportistas se sientan como en casa, ya sea en PyeongChang, Tokio o Beijing.
“La comida no es solo una manera de ayudar al rendimiento y la recuperación del entrenamiento diario o de una lesión. También es bienestar y apoyo”, asegura en una entrevista con Olympics.com.
“La clave es combinar lo que quieres y lo que necesitas para afrontar las exigencias de viajar y tener acceso limitado a comidas a las que estás acostumbrado. Es educar a los deportistas sobre cómo deben suplementar la alimentación que lleven en ese lugar”.
Para Dufour, los Juegos Olímpicos empiezan mucho antes de la Ceremonia de Apertura. Todo empieza con una reunión con el “jefe” del comedor de la Villa Olímpica: el cocinero.
“El comedor es mi oficina”, explica Dufour con una sonrisa. “Al inicio de los Juegos, pido visitar la trastienda. En PyeongChang me hicieron un tour de dos horas por la cocina y hablé con el cocinero. Una vez que establecí esa relación, pude pedir ciertas cosas para el equipo canadiense”.
Sin embargo, no se puede pedir de todo en la Villa Olímpica, así que la segunda parte del trabajo de Dufour es comprar comida. Con el sirope de arce ya preparado en su maleta, lo principal en la lista de la compra de Dufour era pan, cereales y crema de cacahuete, caprichos esenciales para los norteamericanos.
Preocupaciones de la pandemia
La pandemia de COVID-19 ha cambiado la forma de trabajar de Dufour, ya sea buscando formas creativas de hacer comida para deportistas aislados en Tokio o conseguir que enviaran productos frescos sin tener que salir de la burbuja olímpica.
“Una tiene que tener mucho ojo con cómo se prepara y se reparte la comida para asegurarse de que la gente pueda cenar junta sin peligro”.
Aunque más allá de eso, las tareas de Dufour son más o menos las mismas que siempre. "Me siento con los deportistas, como con el equipo, escucho sus opiniones y trato de atender sus peticiones, como comida empaquetada o problemas que puedan tener en sus sedes”.
Tortitas para una final
La histórica final de fútbol femenino entre Canadá y Suecia se celebró en una calurosa noche de Tokio. Como todos los partidos anteriores se habían disputado por la mañana, el equipo se había acostumbrado a comer tortitas con sirope de arce antes de cada partido.
Si hubieras visitado el comedor de la Villa Olímpica el día de la final, habrías visto a Dufour guardando tortitas, la gasolina para esta cita vital del equipo. “Conseguí lo que necesitaban. Era su final, y esa era la comida que les hacía sentirse bien”.
Dufour también trabajó con Maude Charron, la campeona olímpica de halterofilia, que necesitaba ganar peso antes de competir en Tokio.
“Me dijo que estaba sudando mucho y que en Tokio hacía mucho calor. Hablamos un par de veces y diseñamos un plan para los días previos a la competición”.
Dufour admite que su momento olímpico favorito en PyeongChang fue ver a Tessa Virtue y Scott Moir ganar el oro en patinaje artístico.
“Cuando terminaron, toda la gente del equipo de Canadá que estaba en la grada se levantó y empezó a llorar. Después de la competición, le dije [a Tessa] que había llorado con su actuación. Y me dijo, ‘Sí, lo sé. Te vi’. ¡Reconocieron el rojo y blanco del Team Canada y les llegó nuestro apoyo!”.
Ahora que Dufour se dirige a Beijing, las selecciones canadienses de hockey sobre hielo pueden tener una cosa clara: alguien ya se ha encargado de sus reservas de sirope de arce para tres semanas.