Aremi Fuentes: la gloria frente al prejuicio y la discriminación
La halterista mexicana de 29 años se convirtió en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en una referente del deporte femenino para su país. En el Día internacional de la Mujer, Fuentes cuenta por qué en esta entrevista con Olympics.com.
Era el 24 de agosto de 2004. En el salón de un humilde hogar de la ciudad de Tonalá, Estado mexicano de Chiapas, una pequeña Aremi Fuentes Zavala de 11 años compartía junto a su padre un momento que les quedaría marcados a ambos para el resto de sus vidas: en la televisión, la atleta Ana Gabriela Guevara obtenía la medalla de plata en los 400 metros lisos de atletismo en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y deslumbraba la mirada de aquella niña que soñaba con ser deportista. “Papá, te prometo que algún día yo también ganaré una medalla”.
El panorama para que Aremi Fuentes pudiera cumplir su sueño no era para nada alentador: había nacido prematura, con apenas siete meses de gestación, y su cuerpo, pequeñito, regalaba demasiadas ventajas a otras participantes mexicanas de su edad en el atletismo.
En ese entonces, Fuentes no sabía lo que el destino le depararía. Ni siquiera sabía que terminaría dedicando su vida a otra disciplina deportiva. Tuvo que esperar 17 años para poder alcanzar su sueño. Contra todo pronóstico y tras una recuperación de una lesión de rodilla en tiempo récord, Aremi Fuentes se llevó la medalla de bronce en la categoría de 76 kg de halterofilia en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Pero la hazaña de Aremi no sólo trascendió en lo deportivo, sino que gracias a esa medalla y al resto de títulos ganados en su carrera se transformó en una referente de la mujer en el deporte mexicano. Lo hizo tras enfrentarse a prejuicios, discriminación de género y tras vivir un pasado en el que tuvo que escuchar una y otra vez que ella no tenía la misma fuerza que los demás chicos de su edad.
“Si tuviera que hablarle a la Aremi Fuentes de niña, le diría que me da mucho gusto que haya sido una niña tan valiente y guerrera porque se necesita mucho coraje para salir adelante con las cosas que yo he pasado. Me siento muy orgullosa con lo que ha logrado esa niña”, afirmó Aremi Fuentes en una entrevista concedida a Olympics.com.
Parto prematuro y niñez en los hospitales
Los primeros años de vida fueron difíciles y absolutamente extenuantes para Aremi Fuentes. Tras un parto prematuro, sorpresivo e inesperado de su madre, le llevó a padecer durante su infancia problemas de salud constantes y deficiencias en su desarrollo.
“Mi madre quedó embarazada de mí muy joven, a los 20 años. Su familia era muy exigente. Un día, durante el embarazo, estaba haciendo tareas de la casa y se cayó y se golpeó muy fuerte. Pero ella decidió no decir nada a sus padres ni a su pareja, mi padre, sobre lo que le había pasado”, relató Fuentes Zavala.
“Así me aguantó hasta los siete meses del embarazo, hasta que ya no aguantó los dolores. Les contó a mi papá y a sus padres lo que ocurrió y casi que yo nací de manera espontánea antes de tiempo”, continuó.
Al no haber relatado lo ocurrido al médico que siguió el embarazo, no se pudieron tomar medidas preventivas. Por ende, desde su nacimiento, Aremi Fuentes sufrió complicaciónes gástricas y de desarrollo respiratorio.
“Cuando nací, el médico le dijo que si yo pasaba los 5 años, ahí iba a tener una vida más normal. Antes, todo iba a ser muy difícil. Sufría muchísimo de estreñimiento. Había días en los que me quedaba callada de los dolores que tenía. Casi que no podía correr con mis amigos porque me cansaba y me faltaba el aire enseguida. Fue entonces cuando el médico les dijo a mis padres que yo tenía que empezar a hacer actividad física para desarrollar más algunos aspectos”, describió la ahora medallista de bronce olímpica.
La madre de Aremi Fuentes estaba completamente alejada del deporte. Quien la llevó por ese camino fue su padre, que decidió empezar a acercarla al atletismo entre sus 8 y 9 años. “Una vez, me estaba entrenando con mi padre y vimos a las niñas de la selección estatal de atletismo de Chiapas. Estaban practicando las repeticiones de 4x200m. Entonces mi padre me dijo ‘ponte al lado de ellas, empieza a correr y gánales la carrera. Allí vas a captar la atención del entrenador’. Fue todo lo que ocurrió y así empecé a entrenarme en atletismo.
La lucha contra los prejuicios
El camino hacia el sueño de la medalla y el atletismo no formaban una buena combinación en las aspiraciones deportivas de Aremi Fuentes. “En mi Estado, era buena en las carreras, pero cuando nos íbamos a las Olimpiadas nacionales, las niñas de los estados del norte eran demasiado altas. No tenía nada que hacer”.
Poco antes de cumplir los 10 años, Aremi Fuentes recibió junto a sus compañeros de equipo una capacitación de halterofilia realizada por entrenadores a nivel nacional. “Entre la multitud de todos mis compañeros, sólo se enfocaron en mí. Me preguntaron cómo me llamaba, dónde estaban mis padres y me dijeron una frase que todavía hoy recuerdo: ‘¿Sabes que tienes potencial y que vas a ser medallista en halterofilia?’. Una vez que escuché la palabra ‘medallista’, me volví loca y ya no me podía sacar eso de la cabeza”, recordó Fuentes.
Sin embargo, el cambio de deporte suponía incertidumbre y tensión dentro de su casa. El prejuicio y la estigmatización acerca de esa disciplina deportiva fue puesta sobre la mesa. “Mi padre me apoyaba, pero fue mi madre la que no quería saber nada. Todas las madres quieren que sus hijas tengan un bonito físico, que sean femeninas y en ese momento había muchos tabúes con la halterofilia. Mi madre me empezaba a decir que me iba a poner como un niño y que me iba a quedar muy chiquitita”, rememoró Fuentes.
Sin embargo, después de dos años en el que los entrenadores de halterofilia y la propia Aremi Fuentes insistían para el cambio de disciplina, llegó la aprobación. “Fue mi padre el que cedió y dijo: ‘que mi hija practique lo que le gusta’. De no haber sido por eso, nunca me habrían autorizado. Y gracias a Dios sucedió: a los seis meses de empezar en la halterofilia, ya era medallista en una Olimpiada nacional, algo que nunca había conseguido con el atletismo”.
El éxito y la discriminación
Ya en su nueva disciplina, Aremi Fuentes empezó a ganar competencias y logró hacerse un nombre en el deporte mexicano. Antes de su primera participación olímpica en Tokio, obtuvo, entre otras distinciones, la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud Singapur 2010 (63kg) y tres medallas en tres Juegos Panamericanos diferentes:
- Bronce en Guadalajara 2011 (69kg)
- Bronce en Toronto 2015 (69kg)
- Plata en Lima 2019 (76kg)
Sin embargo, la discriminación y los prejuicios por ser mujer le afectaron hasta en la actualidad. “Me sigue ocurriendo ahora. Hoy en día voy a un gimnasio privado convencional para hacer mis rutinas de entrenamiento y a los hombres les impresiona y les aterroriza ver a una mujer que levanta más peso que ellos".
"Se empiezan a comparar o a decirme que tengo cuerpo de varón. No saben que soy una deportista de alto rendimiento. No puedo tener el cuerpo de una modelo y practicar alto rendimiento en este deporte, no van de la mano. En las redes sociales pasa lo mismo: me escriben en privado y me dicen que parezco un hombre o una persona trans. Al principio me afectaba, pero ya he aprendido a ignorar las cosas negativas”, reflexionó Fuentes.
La gloria hecha bronce en Tokio
Los Juegos de Tokio 2020 fueron el evento bisagra en la vida de Aremi Fuentes. No sólo significaron su primera experiencia olímpica, sino que también representaron su salto a la gloria en el deporte de su país.
“Aunque nadie lo pueda creer, la pandemia fue la que me permitió poder llegar a competir en los Juegos de Tokio. En ese 2019 yo había sufrido dos desgarros en las dos piernas, y si las pruebas clasificatorias no se posponían, yo no habría podido presentarme a competir. Así y todo, a los propios Juegos de Tokio también llegué con lo justo. A cuatro meses de la competencia sufrí una distensión en un tendón de una rodilla, lo que me mantuvo dos meses sin poder entrenarme”.
“Antes de lesionarme, sentía que estaba en las candidatas para ganar una medalla. Pero después de la lesión, lo di por perdido. Sólo trataba de recuperarme a tiempo y tratar de mejorarme a mí misma. A dos meses de la competencia, fui a un campeonato iberoamericano y vi que mis rivales estaban en su punto justo para competir, yo apenas llegaba a un 70 por ciento. El esfuerzo mental que tuve que hacer en esas semanas para no venirme abajo fue tremendo. Nadie lo podría imaginar”.
Aremi Fuentes llegó a Tokio 2020 sin su entrenador personal y sin haber podido siquiera practicar con las medidas de peso necesarias como para poder competir.
“Con las marcas que yo salí en mi competencia de Tokio, yo jamás las había podido practicar durante mis entrenamientos de recuperación de la lesión. Ni siquiera me había podido entrenar con esas marcas”.
Finalmente, Aremi Fuentes logró colgarse la medalla de bronce en los 76kg de halterofilia tras levantar un total olímpico de 245kg de peso levantado, gracias a la suma de 108kg de arrancada y los 137kg en dos tiempos.
Así, se convirtió en la cuarta halterista mexicana en obtener una medalla en Juegos Olímpicos, tras el bronce de Luz Acosta en 63 kg en Londres 2012, el bronce de Damaris Aguirre en 75 kg en Beijing 2008 y el oro de Soraya Jiménez en 58 kg en Sídney 2000.
“Cuando regresé con la medalla a la habitación de la Villa Olímpica fue cuando me cayó todo lo que estaba pasando. Se me vinieron a la cabeza todos los sacrificios que tuve que hacer, de cómo el deporte también te priva de muchos momentos familiares. De cómo me tuve que ir de un lado de México (Chiapas) a la otra punta (Baja California) para poder entrenarme. No pude dormir en toda la noche y me la pasé llorando cuatro de esas ocho horas. Ese fue realmente el momento que más disfruté de Tokio porque cuando estás en el podio, todavía estás con toda la adrenalina”.
Referente para las mujeres de México
La medalla de bronce ubicó a Aremi Fuentes en un pedestal del deporte mexicano. Y su proeza deportiva sirvió como para ubicarla como un pilar para la mujer y el deporte en su país. Por eso, hoy, en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la halterista mexicana destaca la importancia de seguir luchando en busca de las igualdades.
"Es una fecha importante, no sólo para mí, sino para muchas mujeres, el autoanalizarse de todo lo que hemos logrado. En mi caso, de representar a muchas mujeres a nivel internacional, de que somos mujeres poderosas. Este es un deporte que en su momento lo practicaban más hombres que mujeres y que hoy en día hasta cierto punto se ha normalizado, pero aún quedan muchas cosas, por mejorar, no sólo en el deporte sino también en muchos otros ámbitos", reflexionó Aremi Fuentes durante la entrevista con Olympics.com.
En la actualidad, Fuentes se encuentra en plena recuperación de una limpieza articular en una de sus rodillas. De acuerdo a su plan de trabajo, se estima que en junio podrá regresar a las competiciones y así poder luchar por un lugar en los Juegos de París 2024. De acuerdo a los cambios reglamentarios de la Federación Internacional de Halterofilia y las modificaciones en las categorías olímpicas de la disciplina, la atleta de 29 años intentará adaptarse a la división hasta los 81kg.
Así y todo y a falta de más de un año para los próximos Juegos, Aremi Fuentes todavía sueña con poder pasar una noche de insomnio y felicidad como aquella vivida en Tokio, con su medalla de bronce en el pecho. “Esa noche, cuando pude hablar con mi papá por teléfono, él me dijo: ‘Recuerdo cuando te senté en mis piernas y juntos vimos a Ana Gabriela Guevara ganando su medalla. Allí me dijiste que ibas a ganar una medalla y lo lograste. Aremi, lograste lo que siempre soñaste’”.