La historia de Derek Redmond es considerada como uno de los ejemplos más puros de determinación y perseverancia en la historia olímpica. El corredor británico... era uno de los favoritos para alzarse con una de las medallas en la carrera de 400 metros en los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, pero sufrió una lesión en el tendón de la corva en la semifinal. Redmond decidió levantarse y terminar la carrera cojeando antes de que su padre, Jim, se abriera camino en la pista para ayudarle a continuar. Justo antes de la meta, Jim soltó a su hijo y Derek completó el recorrido en solitario, provocando que la multitud de 65.000 espectadores le ovacionaran de pie. "Alguien me preguntó una vez, '¿cómo se llega al éxito?' Y la respuesta más fácil y relevante es levantarse una vez más de las que te han derribado", dijo el atleta.