Gimnasia en Trampolín

El trampolín moderno fue inventado en 1934 por George Nissen, un gimnasta estadounidense, tras observar a acróbatas de trapecio que hacían piruetas al rebotar en redes de seguridad; fue entonces cuando él construyó el primer prototipo para poder recrear sus acrobacias. El trampolín, que en un principio se utilizó para entrenar a astronautas y atletas que se preparaban para otras disciplinas acrobáticas, pronto se hizo inmensamente popular como deporte por derecho propio. Los primeros campeonatos mundiales de gimnasia en trampolín se organizaron en Londres 1964 y este deporte se incorporó a la Federación Internacional de Gimnasia 34 años más tarde, en 1998.

En los dos eventos individuales de gimnasia en trampolín (masculino y femenino), los atletas saltan a más de 8 metros de altura en el aire sobre un trampolín, que es una lona rectangular de tejido sintético, para realizar una serie de giros, rebotes y volteretas.

La cama elástica está sujeta a un bastidor con muelles de acero para que su acción de retroceso impulse a los atletas a una gran altura en el aire. Durante la competición, los atletas realizan rutinas compuestas de diez elementos, puntuadas según su dificultad, ejecución y tiempo de permanencia en el aire. Este deporte es muy técnico y requiere una precisión absoluta.

La gimnasia en trampolín hizo su primera aparición en los Juegos Olímpicos en Sídney 2000, con competiciones masculinas y femeninas. El número de eventos (dos) no ha cambiado desde entonces. Desde su inclusión en los Juegos, los atletas de la República Popular China han ganado 14 de las 36 medallas otorgadas, incluidas cuatro medallas de oro. Sin embargo, la canadiense Rosie MacLennan es la única atleta que ha defendido con éxito un título olímpico de gimnasia en trampolín, hazaña que logró en Río 2016, tras haber ganado el oro por primera vez en Londres 2012.