Balonmano

El balonmano se empezó a jugar a finales del siglo XIX en Escandinavia y Alemania, donde el balonmano de campo también estaba ganando reconocimiento como deporte. G. Wallström introdujo este deporte en Suecia en 1910. Las dos versiones de este deporte se jugaron hasta 1966, cuando el balonmano en pista cubierta empezó a sustituir a su versión de campo.

La versión moderna se juega en una pista cubierta de 40x20 metros entre dos equipos de siete jugadores cada uno. Los jugadores pueden dar hasta tres pasos sin regatear y pueden mantener el balón durante un máximo de tres segundos. Gana el equipo que marque más goles al final de los dos tiempos de 30 minutos. Doce equipos compiten en los torneos femenino y masculino de los Juegos Olímpicos.

El balonmano es un deporte de contacto en el que atacantes y defensores pueden entrar en contacto corporal con un adversario, lo que lo convierte en un deporte muy físico y exigente para los jugadores que lo practican. Incluso se fomentan las estrategias ofensivas, ya que el juego pasivo es ilegal. Por lo tanto, la resistencia y la fuerza son cualidades vitales para los jugadores; sin embargo, este deporte también implica táctica, trabajo en equipo y flexibilidad, ya que todos los jugadores alternan entre el ataque y la defensa.

El balonmano de campo hizo su debut olímpico en los Juegos de Berlín 1936 y fue un deporte de demostración en los Juegos de Helsinki 1952. La versión en pista cubierta apareció por primera vez en el programa olímpico 20 años después, en los Juegos de Múnich 1972. 

La primera competición femenina se celebró cuatro años más tarde, en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976.