Puño al aire. Un giro elegante. Un triple Axel con la energía de un clásico del pop rock y una secuencia de pasos que sigue a la perfección las notas de un melancólico solo de piano. Traje pantalón negro. Vestido pastel. Y vuelta al negro.
Es fácil confundir a Amber Glenn con dos patinadoras artísticas diferentes cuando sale al hielo para sus programas corto y libre. La campeona nacional de Estados Unidos pasa sin esfuerzo del himno de Janet Jackson sobre el empoderamiento femenino a una mística mezcla de violín y elementos vocales, de declarar que “rodarán cabezas” en su corto a pedir la redención en su libre junto con “Exogenesis” de Muse mientras la humanidad llega a su fin.
Es una dicotomía de carácter que Glenn ha llegado a abrazar y hacer suya en las últimas temporadas. Más conocida por su actitud audaz sobre el hielo, Glenn también se siente cada vez más auténtica con sus patines más suaves y femeninos.
Al incorporar ambas personalidades en sus programas de la temporada, está ayudando a demostrar que las patinadoras artísticas no tienen por qué encajar en los estereotipos de ningún grupo.
“Yo solía destacar un poco más, pero en los últimos dos años, muchas patinadoras se han diversificado más y se están volviendo mucho más únicas e individuales, y es algo que realmente aprecio ver”, dice Glenn sobre la transformación que tuvo lugar en el deporte desde que comenzó a competir en la categoría senior hace casi 10 años.
“Siento que tanto yo como otras personas hemos llegado a abrazar el poder, la fuerza y la feminidad, todo en uno, y no sólo tener que elegir uno u otro”, continúa. “Antes me sentía aislada como alguien más fuerte, más dominante, más poderosa, en lugar de ser siempre la más agraciada. Pero creo que el patinaje ha empezado a evolucionar, a aceptar todo eso, y muchas chicas hoy en día lo aceptan mucho más, y ha sido estupendo verlo”.
Olympics.com habló con la ganadora del Grand Prix de Francia de esta temporada acerca de no encajar en el molde estereotipado del patinaje artístico, de cómo empezó a abrazar su lado femenino, de romper el techo de edad en el deporte y de las cosas que pueden hacer que se le salten las lágrimas cuando pisa el hielo.
Suave, fuerte y ser una misma sin complejos: el retrato de Amber Glenn sobre el hielo
Los programas de Glenn, tradicionalmente más atrevidos, son una de las formas en las que se desmarca del estereotipo de “princesa de hielo” que prevalece en el mundo del patinaje individual femenino.
En lugar de optar por la música clásica –una apuesta infalible del patinaje artístico–, los programas más memorables de Glenn están ambientados con una música tan poderosa como ella. Ha recurrido a Queen, Beyoncé y Nina Simone, entre otros, como acompañamiento musical de sus chispeantes elementos técnicos, mientras que en sus recientes números de exhibición, la patinadora ha encarnado a una vampiresa y a la villana de Gotham City Harley Quinn.
Estos personajes tan seguros de sí mismos eran naturales para Glenn, que era capaz de llevarlos a cabo con una actitud descarada que pocos patinadores podrían igualar. Sin embargo, cuando se trataba de patinajes más suaves y femeninos, su confianza en sí misma tendía a decaer.
Eso está cambiando ahora que Glenn se siente más cómoda expresando también su lado femenino.
“Creo que ha llegado el momento de aceptarme a mí misma por lo que soy, por mi aspecto y por lo que mi cuerpo puede hacer por mí, no solo por su apariencia”, afirma. “Ser capaz de aceptarlo y quererme por lo que soy y por lo que puedo hacer ha aumentado mi confianza. Ya no me comparo tanto con los demás como antes. Así he podido tener de verdad momentos de sentir ese poder femenino”.
Los programas elegidos por Glenn para la temporada 2024-25 muestran cómo la patinadora está encontrando el equilibrio entre su lado fuerte y su lado más suave. Con la música de “This Time”, de Janet Jackson, el corto está lleno de elementos técnicos contundentes y gestos con las manos. El patinaje libre, por su parte, opta por una coreografía fluida que combina con los tonos suaves de “I Will Find You” de Audiomachine mezclados con “The Return” de CLANN.
Aunque se trata de dos programas muy diferentes, para Glenn ambos son una auténtica expresión de su verdadero yo.
“Todos han supuesto un reto de diferentes maneras, pero creo que este año son mucho más cómodos y parecen salir de dentro”, afirma Glenn. “Yo diría que el programa corto es mucho más atrevido y me divierto mucho haciéndolo. Es divertido, dinámico y emocionante. Hace vibrar al público. Pero realmente disfruto con esos sentimientos femeninos más suaves, más melancólicos y oscuros, como mi patinaje libre. Me encanta su lado artístico, así que me gustan las dos cosas por igual”.
Nunca es demasiado tarde: la plenitud de Amber Glenn a una edad en la que la mayoría de patinadoras se retira
Al hojear fotografías de otros patinadores artísticos y ver sus programas, Amber Glenn solía pensar que nunca podría encajar en la descripción de una patinadora típica. No se trataba sólo de su personalidad, sino también de su edad.
Mientras que la mayoría de las patinadoras se retiran con poco más de 20 años, Glenn debutó en el Mundial con 23, ganó su primer título nacional con 24 y su primer Grand Prix con 25 años. Los cuatro años que separan Beijing 2022 de Milano Cortina 2026 son el tercer ciclo olímpico para la patinadora, que espera debutar en unos Juegos Olímpicos a los 26 años.
Se trata de un calendario improbable de progreso en el patinaje, que toma a la propia Glenn por sorpresa.
“¡Dios mío, qué antigua!”, dice la atleta sobre cómo se sienten los 25 en “años de patinaje”. “Recuerdo que cuando era más joven pensaba: 'Oh, a los 18 es cuando todo el mundo para. Es el final'. Nunca imaginé que a los 25 seguiría patinando y mejorando. Y ha sido una bendición”.
"Si me hubieras dicho esto hace 10 años, me habría reído. Habría pensado que es imposible", Amber Glenn a Olympics.com
Aunque no era imposible, patinar al máximo nivel a los 25 años requiere mucho trabajo.
Glenn, una de las atletas de más edad en la categoría individual femenina, sigue un exhaustivo régimen de calentamiento y enfriamiento para asegurarse de que está en su mejor forma. Para ello, acude a la pista dos horas antes del comienzo de la competición –mucho antes que las patinadoras más jóvenes–, calienta los músculos con un masajeador de manos y se mueve constantemente antes de saltar a la pista.
La rutina de Glenn antes de patinar es cada año más elaborada y requiere más tiempo, pero para la patinadora el esfuerzo merece la pena. Aparte de su amor por el patinaje, Glenn está decidida a seguir compitiendo para enviar un mensaje alentador.
“Nunca es demasiado tarde. Nunca se sabe lo que puede pasar”, dice Glenn. “No te rindas, sobre todo si estás trabajando duro y mejorando y ves que progresas. No te rindas sólo porque haya un estigma o un límite imaginario. Aún puedes seguir adelante y conseguir muchas cosas”.
Amber Glenn: Una voz para la diversidad
Amber Glenn afronta la vida del mismo modo que sus programas: sin guardarse nada y arriesgándose a mostrar su lado más vulnerable.
“Diría que, tanto en la vida como en el patinaje, pongo todo mi corazón en ello, tanto si es para bien como si no”, afirma. “Lo hago con todo el cuidado que puedo y con toda la determinación y abro mi corazón tanto en la vida como en el patinaje. A veces eso puede ser duro y a veces puede ser tan, tan gratificante”.
La patinadora estadounidense nunca ha sido tímida a la hora de compartir sus luchas más personales, incluida la revelación de su bisexualidad y los problemas de salud mental a los que se ha enfrentado con su diagnóstico de TDAH.
Esta vulnerabilidad ha tenido un profundo impacto dentro y fuera de la comunidad del patinaje artístico. Los espectadores que ondean banderas arcoíris son una presencia constante en sus competiciones, independientemente del lugar del mundo donde se celebren. Glenn también recibe innumerables mensajes de agradecimiento por su franqueza.
“Ha habido tantos mensajes y tantas interacciones en persona que me animan a seguir adelante y a seguir mejorando. También me demuestran que, seas quien seas o cómo te identifiques, puedes tener éxito y puedes disfrutar de este deporte. Puedes disfrutar de tus pasiones”, afirmó Glenn.
"Tener esa representación significa mucho para la gente. Casi se me saltan las lágrimas cada vez. Ver que esas personas se ven a sí mismas o ven parte de sí mismas en mí y que no están solas, lo significa todo”.
En el mundo de Glenn, todo el mundo es escuchado con empatía, ya sea por los fans que alaban su defensa de las iniciativas LGBTQ+, su honestidad sobre la salud mental o su audacia para ser ella misma sobre el hielo. A medida que el mundo del patinaje artístico se hace más diverso, la patinadora afirma sentirse muy orgullosa de ser una de las precursoras de ese cambio.
“Quiero que se me recuerde como alguien que quería hacer un cambio en el deporte, que quería ayudar a marcar una diferencia positiva no sólo en el patinaje artístico femenino, sino en todo el deporte, en cómo se nos percibe y cómo se nos trata como atletas”, asegura Glenn sobre el legado que quiere dejar en el deporte al que ha dedicado 20 años de su vida.
“Quiero ayudar de verdad a esa comunidad y a ese ambiente. Siento que yo, junto con muchos otros, hemos hecho un cambio real en la comunidad del patinaje entre los últimos 5 y 10 años, y quiero continuar con eso todo el tiempo que pueda”.