Lydia Valentín: “No es cuestión de género, sino de talento”
Con sus tres medallas Olímpicas y numerosas conquistas más, la española Lydia Valentín ha demostrado que la halterofilia no es una cuestión de género. Hoy, 31 de marzo, ella es la última protagonista de un mes dedicado a la igualdad de género en Tokio 2020 con motivo del Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo
Hace nueve años, apenas 375 levantadoras estaban federadas en España. Actualmente, ya son más de mil. En parte, gracias la campeona Olímpica Lydia Valentín.
“No sé si es gracias a mí, pero sí que es verdad que ahora mismo se conoce más la halterofilia. Y posiblemente gracias a mis resultados se le ha dado más visibilidad”, sostiene Lydia Valentín en una entrevista para el podcast en castellano del Olympic Channel.
Pero pese a su modestia, el impacto que ha tenido en las nuevas generaciones de levantadoras es algo que le hacen sentir a través de las redes sociales. “Me escribe mucha gente por redes sociales, madres de niñas que practican halterofilia, que me han visto, que les gusta, que quieren ser como yo de mayor. Realmente me hace sentir muy bien”.
Aunque ser referente no es algo que buscaba. “Al final, lo que yo siempre he buscado es tener mis objetivos. Pero la consecuencia por tus resultados y horas y horas de dedicación es que te conviertes en un referente, casi sin saberlo, y te sorprende bastante porque tú no lo vas buscando, o yo personalmente nunca he buscado ser un referente. Te llena de ilusión, de orgullo, porque que otras personas, que otras niñas en edades tan pequeñas quieran ser como tú y que realmente les emociones con lo que haces es muy muy bonito. Creo que es unas de las partes más chulas que me ha dado el deporte”, sostiene.
Cuestión de talento, no de género
La trayectoria y los éxitos de Lydia Valentín han ayudado a desmitificar la halterofilia como un deporte más ligado al género masculino.
“Soy una persona que piensa que el deporte es deporte, punto. Sí que es verdad que lo han practicado más chicos que chicas. Estoy feliz y muy contenta por haber sido la primera persona, y sobre todo haber sido mujer, en conseguir una medalla Olímpica, un Campeonato del Mundo. Creo que ha cambiado el hecho de que la gente pueda ver la halterofilia como deporte, ahora hay más niñas que lo practican. Hay muchas chicas que lo practican y realmente así hay que darse cuenta de que no es cuestión de género, sino que es cuestión de talento”, reflexiona.
Enamorada desde siempre de la halterofilia, Valentín nunca ha hecho caso a los comentarios prejuiciosos, pues siempre ha tenido claro que el deporte es para todos. Así, disfrutando de lo que hace, ha llegado a lo más alto y ha allanado el camino para las futuras generaciones.
“Creo que sí que van a tener un poquito más fácil que lo que he tenido yo las chicas que practiquen ahora halterofilia. El camino está abierto. Cuando alguien abre el camino es mucho más fácil. Pero estoy orgullosa de facilitarlo. Alguien tenía que ser”, dice entre risas.
La gente, por el desconocimiento, encasilla
Cánones de belleza y estereotipos
Valentín reconoce que hay cierto desconocimiento e incluso hasta confusión de la halterofilia con otras disciplinas como el culturismo, lo que genera estereotipos basados en prejuicios.
“Yo posiblemente le haya dado mi toque personal, soy así, y ha llamado bastante la atención en este mundo tan, a lo mejor, tan de hombres, como tal. Me gusta diferenciarme, también me gusta que la gente vea que hay muchas chicas, pero muchísimas chicas totalmente normales que practican halterofilia, no hay un prototipo de cuerpo. El deporte va por categorías de pesos, te encuentras a una chica alta, a otra baja, a otra gordita, a otra flaquita, otra muy fuerte, es que es depende, al final es una variedad. Lo que pasa que la gente, por el desconocimiento también, encasilla”.
“(Los cánones de belleza) están muy distorsionados con la realidad. A mí personalmente no me afecta, porque tengo bastante claro cómo soy, cómo me ha gustado siempre ser. Creo que a muchas chicas, sobre todo niñas jóvenes, les afecta porque quieren ser totalmente aceptadas, y una sociedad no te acepta si no eres perfecta. Entonces al final no es cuestión de ser perfecta, es cuestión de ser como tú eres. Yo personalmente apoyo a las mujeres fuertes (…). Creo que una chica se tiene que sentir fuerte y no se tiene que dejar llevar por la sociedad, que al final es algo que está muy distorsionada, y en beneficio de unos pocos”, añade.
Con la conciencia tranquila
Valentín es una de las atletas ha sido privada de vivir su momento de gloria debido al dopaje, recibiendo sus medallas Olímpicas años después, luego de que se confirmaran resultados adversos en pruebas antidopaje de sus rivales.
Pero, ¿se puede rescatar algo positivo de una situación así?
“Que al final las medallas las tengo yo. Soy la verdadera campeona Olímpica de Londres (2012), la verdadera subcampeona Olímpica de Pekín (2008), y lo más importante es dormir con la conciencia tranquila. La tranquilidad personal, sabiendo que lo has hecho con horas y horas de dedicación sin engañar a nadie, y de la manera más limpia que se puede hacer, es que eso no hay medalla que lo pague (…). En positivo saco que al final se ha destapado”.
Intento no obsesionarme con el futuro para nada, ni mirar hacia atrás.
No me sirve para nada
Lejos del retiro
A sus 36 años, Valentín no piensa todavía en retirarse y se enfoca en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
“Soy una persona que intento no obsesionarme con el futuro para nada, ni mirar hacia atrás. Es que no me sirve para nada, es adelantarme y tener como un sentimiento de angustia o de estrés, de decir: ‘Ay Dios, esta será mi última competición’. Cuando sea va a ser la última competición, y yo estaré feliz porque ya habré dado todo para la halterofilia española”.
Pero cuando pase, el año que sea, advierte que siempre continuará ligada al deporte que le apasiona.
“No veo tanto la retirada, no sé cómo me la imagino. Sí que es cierto que me la imagino compitiendo en cualquier competición, no sé si en España, retirarme en casa, o internacional, pero compitiendo y, como se suele hacer en halterofilia, quitándote las botas y dejándolas ahí, es como ‘Ahora ya me quito las botas’, aunque siempre las mantendré puestas porque siempre mantendré practicar halterofilia y entrenar halterofilia, dado que me gusta bastante”.