Rigoberto Urán, leyenda del ciclismo de Colombia: "Muchas veces hay que ser realista. No puedes vivir de ilusiones"

Por Marta Martín
7 min|
Rigoberto Uran at Le Tour 2023 (19 stage)
Foto por A.S.O./Charly Lopez

Cuando ha anunciado su retiro, descubre en esta entrevista cuál es el legado que quiere dejar Rigoberto Urán, qué hará en el futuro y las reflexiones más personales sobre cómo el deporte e incluso las caídas le ha ayudado en la vida.

Rigoberto Urán es un ciclista reconocido en el pelotón. Una persona que no solo aporta experiencia, sino alegría. Y eso para el deporte en general es un soplo de aire fresco. 

De hecho, una vez que anunció su retirada al final de la temporada 2024, él mismo reconoció que lo que le ha hecho seguir en la élite durante casi dos décadas era (y es) divertirse.

En una entrevista exclusiva con Olympics.com antes de tomar definitivamente la decisión del retiro, Urán comentó que ya se lo planteaba. Habló del legado que quería dejar en el mundo del ciclismo y de cómo este deporte le ha cambiado la vida.

El Rigoberto Urán que se montó por primera vez en una bicicleta de pequeño no era el mismo que el que decidió sustentar a su familia a través de las dos ruedas tras la muerte de su padre. Tampoco el mismo que se vio su vida peligrar tras una caída y quedó postrado en el hospital, sin poder ducharse, vestirse o comer por sí mismo, nada más llegar a Europa. Tampoco es el mismo que el que quedó segundo en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, en el Giro de Italia (2013 y 2014) y en el Tour de Francia (2017). Ni el que ahora es marido y padre. En definitiva, sí, mucho ha cambiado Urán desde que se montó por primera vez en una bicicleta. 

Descubre aquí por qué dijo en la entrevista en la que anunció su retirada que el ciclismo era casi como perder a una persona. Porque si la bicicleta fuera una, sería alguien que le ha acompañado siempre.

Y sin la que le cuesta verse.

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Olympics.com: ¿Cómo has cambiado desde el primer día que te montaste en una bici hasta ahora?

Rigoberto Urán: Vivimos cambiando frecuentemente. Incluso las carreras han cambiado. Aquí lo más importante es que te guste lo que haces. Obviamente ya ves está todo a un nivel, sabes cuál es tu posición y tienes que entender cuál es tu rol en el equipo. Y muchas veces hay que ser realista; no puedes vivir de ilusiones. Sabes cuál es tu posición, sabes dónde puede llegar. ¿Que puedes algún día mejorar esa posición? Claro, y obviamente para eso entrenas y tienes que tener esa ilusión, pero tienes que tener muy claro qué te pide el equipo. Ahora los resultados de equipo son demasiado importantes y aquí estamospara aprovechar y aportar al equipo.

¿Qué te llevas a cambio?

De los cambios se aprende mucho. Realmente uno todos los días aprende. Por más que sepa, pues uno no lo sabe todo y está en constante evolución y constante aprendizaje.

¿Y esto es lo que te enamoró del ciclismo? Porque cuando empezaste, no era un deporte que te gustara especialmente.

Los que venimos de Colombia, el 99% de los deportistas colombianos, venimos de familias humildes, con dificultades económicas, y al llegar aquí hay abundancia, no falta nada. Entonces, eso te motiva. Anteriormente tenía una bicicleta, hoy tienes cinco bicicletas cada año y ropa y todo. Entonces son pequeñas cosas que te alimentan. Y cuando empiezas a mejorar, también a mejorar tu imagen, a mejorar tu vida, a tener cosas más buenas, pues te vas enamorando del deporte.

Pero el ciclismo también tiene caídas. Tú has tenido dos grandes en tu trayectoria, en 2007 y en 2019. ¿Cuánto te determinaron en tu carrera?

La primera fue en Italia, muy joven, nada más llegar. En 2007 volaba en ese tiempo, a esa edad tenía 19 años, era un fenómeno. Hasta que me estrellé. Y gracias a esa caída conocí una de las cosas más importantes que es mi familia en Italia: Melania y Beppe. Ellos son para mí como unos papás, tengo muchas cosas en Italia y eso llega en el momento más importante de mi carrera deportiva, diría yo, porque en el momento en el que eres muy joven estás solo, sin la familia, sin la madre, siendo un niño, con un accidente tan fuerte; tenía los dos codos y el cuello reventados. Me tenían que bañar, dar de comer... Luego [Melania y Beppe] me enseñaron muchas cosas.

¿Y la de 2019?

La del 2019 ya tienes más edad, ya tienes tu familia, tu esposa tal. Esa fue un poquito más complicada porque ya tengo más años, y ya te da un poquito más de miedo. Cuando yo me caí en 2019, Michelle [Durango, su mujer] me dijo 'Hasta acá. Ya no más bicicleta'. El problema en la vida es que tomar una decisión tan importante cuando está en una clínica no es bueno. Lo mismo cuando tomas una decisión tras ganar una carrera, tampoco es bueno. Las decisiones hay que tomarlas muy neutrales. Aquellos son momentos en los que fue más complicado recuperarme y pensé: voy a intentarlo, no tengo nada que perder, va a ser difícil, pero bueno. Y volvimos. Esa fue una gran lección: simplemente tienes que intentarlo. No tengas miedo a fallar. Si lo intentas, quedas tranquilo.

¿Te ayudaron de algún modo, entonces, estas caídas en la vida?

Todas las derrotas de la vida me ayudan en la bici y las de la bici me ayudan en la vida. Lo que uno vive en el ciclismo se ve reflejado cada día en la vida. Lo que para nosotros son caídas, puede ser que pases de tener un proyecto y todo se va al carajo de un momento a otro. Lo mismo cuando sales a correr una etapa y al otro día terminas en la clínica, tienes que volver a levantarte, volver a intentar. Eso siempre se ve reflejado y eso ayuda a ser más fuerte cada día.

Pero aún así, tiene que ser ciertamente frustrante. Estar volando, como decías, en 2007, a finalmente acabar en el hospital, por ejemplo. O, en tu caso también, haber sido segundo tanto en el Giro, como en el Tour y en los Juegos Olímpicos sin haber podido llegar al primer lugar en ninguna de ellas.

Tienes que ser feliz con lo que tienes, pero siempre pretendiendo más y trabajando para tener más, porque uno nunca se conforma con nada. El ser humano por naturaleza nunca se va a conformar. Nosotros somos inspiración de estar en un hospital, que no te puedes mover con 7 ó 8 huesos rotos, y eso es inspiración para la gente, porque te vuelven a ver en un Tour de Francia y te vuelven a ver disputando carreras. Entonces, al fin y al cabo, eres una persona que inspira a la gente normal, a la gente que trabaja el día a día porque se ven reflejados en ti. Es algo que es chévere y te hace amar lo que haces porque sabes que tiene una responsabilidad: eres un embajador, mandas un mensaje. Es muy importante tener una buena actitud de trabajar, de luchar, y la verdad es que nos pagan para ser el número uno, trabajamos para ser el número uno, pero es que número uno solamente hay uno y todo el mundo no puede quedar frustrado porque quedó segundo o tercero.

¿Cuál es el legado que te gustaría dejar? ¿Cómo quieres ser recordado?

El legado que me gustaría dejar es simplemente disfrutar de cada momento, de cada carrera, disfrutar pero de verdad no correr por un contrato. Disfrutar de realmente del deporte, de lo que hacemos, que es montar en bicicleta y hacer muchos amigos.

¿Cómo te ves en un futuro no tan lejano, cuando ya no estés encima de la bici?

Yo en un futuro no tengo ni idea. De pronto algo relacionado con el equipo, un poquito como acompañando, no muy metido. No me gusta estar mucho fuera de casa, no me gusta por ejemplo el trabajo de los directores. ¿Por qué? Porque yo no almuerzan y para mi la comida es muy importante. El desayuno, la comida y la cena. Y cuando estaba en un tour de Francia, esa gente se come un pan en el coche. Y eso no es para mí. La comida es demasiado importante. Es un ritual.