Ona Carbonell: "Los Juegos Olímpicos son una oportunidad para hacer felices a las personas"
La estrella española vivirá sus terceros Juegos Olímpicos en Tokio 2020, en 2021, tras haber dado a luz hace menos de un año. La mejor manera de reivindicarse ha sido en el agua. "No puede ser que se pierda la confianza en nuestro nivel solo por haber sido madres", dice Carbonell
Después de 23 medallas en Mundiales, dos en Juegos Olímpicos y más de dos décadas en la piscina, aún se cuestionaba si Ona Carbonell iba a volver en plena forma al agua después de dar a luz. Y ha demostrado que sí: con una medalla de bronce en rutina técnica en el Campeonato de Europa junto al equipo de España de natación artística, dio el primer golpe. La semana pasada, el segundo: disputará sus terceros Juegos Olímpicos en Tokio 2020, en 2021, por equipos con España tras lograr el billete en el Preolímpico de Barcelona.
"Estoy súper contenta porque este año ha sido especialmente duro en todos los sentidos, para todo el mundo y también para nosotras. Esto del coronavirus daba mucho respeto porque, si alguna lo cogíamos y no podíamos competir, no nos clasificábamos. Como ha habido tres cancelaciones [de los Preolímpicos], hemos estado todo el año prácticamente en burbuja: sin ver a padres, hermanos, sin ir a cenar ni comer fuera, sin hacer nada. Ha sido un año muy duro y teníamos tantas ganas de que llegara el Preolímpico, que en el último PCR, antes de competir, estábamos más nerviosas que en la competición. Así que súper contentas de haber competido finalmente y de que haya ido tan bien", reconoce Ona Carbonell en una entrevista para Tokio 2020.
¿Cómo puede ser que, porque la maternidad todavía sea un tema como tabú, pueda hacer que yo pierda un poco la confianza en mí misma?
La maternidad y los Juegos Olímpicos: una unión real
Tres semanas después de ganar su primera medalla continental después de ser madre, Carbonell logró en el Preolímpico la clasificación para los Juegos Olímpicos de este verano junto al equipo de España, y esta vez nadando la rutina técnica y la libre -en el Europeo realizó solo la técnica-.
Esto de algún modo fue una reivindicación personal y como mujer.
"La sociedad en general se plantea si, cuando eres madre, a ver si vas a ser la misma o no. Y eso sí que lo tienes ahí. En el Europeo me saqué un peso de encima porque vi que había competido y que lo había hecho bien, y es como que cogí más confianza conmigo misma. Aunque en realidad piensas 'Jolín, llevo 20 años compitiendo, 23 medallas mundiales, dos Olímpicas... ¿cómo puede ser que, porque la maternidad todavía sea un tema como tabú, pueda hacer que yo pierda un poco la confianza conmigo misma?'. Si yo sé de sincro, llevo muchos años y me veo en la piscina que no estoy mal", reconoce.
"Sí que es verdad que esto debería cambiar. No puede ser que tengamos poco respaldo y que se pierda esa confianza en nuestro nivel sólo por haber sido madres. Entonces el Europeo me sirvió, y el Preolímpico todavía más: he nadado las dos rutinas, nos hemos clasificado para Tokio, y el feedback ha sido muy positivo", prosigue.
Entre las felicitaciones que ha recibido, Carbonell recuerda la de excompañeras como Virginie Dedieu o Andrea Fuentes, la de jueces, entrenadores internacionales... Pero, entre todas ellas, se queda con "las de aquí", como dice ella. Con todas esas personas, especialmente su entrenadora Mayuko Fujiki, que le ayudaron a que su regreso a la élite fuera real.
"No me puedo quejar porque todo el mundo me ha dado facilidades y confianza. Y la verdad es que, comparándome con otras deportistas que han sido madres, creo que he tenido muchísimas ayudas y, sobre todo la principal, que ha sido mi entrenadora, que desde el principio confió en mí y de hecho ella me animó a que volviera aunque fuera en tiempo récord. Ella me animó a creer que podía hacerlo", subraya.
Con Kai en las gradas
En el caso de Ona Carbonell no solo ha diluído la barrera entre maternindad y deporte de élite, sino que además le aporta un extra a su competición. En este Preolímpico de Barcelona, su hijo Kai estaba en las gradas.
"La gente que estaba en las gradas, que eran muy poca, me dijo que se se portó súper bien, que no lloró y que estuvo calmado. Y a mí me hizo mucha ilusión. Y recuerdo, en el técnico sobre todo, que fue la primera rutina que hicimos, que salí y Mayu nos hizo un gesto de que todo estaba bien. Y de repente estábamos escuchando las puntuaciones, y vi a Kai en las gradas, y se me caían las lágrimas de emoción, de pensar que mi hijo me estaba viendo y de todo el esfuerzo, sacrificio, que está suponiendo para mí esta vuelta tan rápida. Lo ves allí y se te pasa todo", recuerda Carbonell.
Conexión con Japón
Tokio 2020 será algo diferente para Ona Carbonell. Eran unos Juegos a los que había renunciado por su maternidad -Kai nació en agosto de 2020-, pero que de alguna manera han vuelto a ella.
Ahora puede seguir escribiendo su historia con Japón.
"La verdad es que yo aprecio mucho a Mayu y también a la cultura japonesa, al país, a los japoneses. Porque no sé, he estado muchas veces. Creo que esta va a ser mi 14ª vez que vaya a Japón y siempre nos han tratado maravillosamente. Me parece una cultura muy bonita en todos los sentidos y he tenido a nivel profesional muy buenas experiencias en Japón. Nuestra entrenadora es japonesa, los Juegos son en Japón, los Juegos creo que van a ser los más increíbles de la historia porque van a ser extraños y encima mi hijo se llama Kai, que es nombre japonés. Ojalá pudiera venir, pero me han dicho que no, que es imposible. Pero bueno, lo verá desde casa", explica.
Pero, ¿le verá ganar una medalla?
"Hay que ser también sinceras con nosotras mismas y y hemos evolucionado muchísimo. Hemos hecho un gran Preolímpico, pero también hay grandes potencias mundiales que estarán ahí. Yo no creo que llegue a París 2024, pero este es un equipo que tiene que soñar hacia París, más que en Tokio", dice.
Sin embargo, esto no resta importancia a los Juegos de este verano.
"Creo que la pandemia nos ha enseñado que lo más importante es disfrutar del momento y creo que es nuestro objetivo en estos Juegos: disfrutar de cada segundo que estamos dentro del agua, disfrutar de la competición y hacer que los jueces disfruten de nosotras. Mayu siempre nos ha enseñado que no hay que pensar ni en nuestras rivales ni en el resultado, sino en hacer nuestra mejor versión y en estar satisfechas de nosotras mismas, porque al final hay muchos factores que nosotras no podemos controlar. Esa es nuestra filosofía", continúa Carbonell.
Un mensaje para el mundo en Tokio 2020
España repetirá en Tokio 2020 las dos rutinas que les han dado un bronce y una plata en el Europeo y las dos que le han llevado a Tokio 2020: una, la técnica, con una parte en lengua de signos; y la libre, que narra la teoría de la evolución de Darwin.
"La rutina de lenguaje de signos es muy bonita, muy novedosa, muy innovadora y que hoy que hace mucha falta. El deporte de alguna manera es un ejemplo o un reflejo de lo que pasa la sociedad. Entonces, si nosotras intentamos también dar a conocer o dar visibilidad, en este caso al lenguaje de signos, algo más estaremos haciendo, no sólo competir e intentar ganar medallas, sino esta parte más humana. Y nuestro deporte nos deja hacer esto. Tenemos la suerte de poder enviar un mensaje de esta manera, y creo que es muy bonito", explica.
Pero además, los Juegos de Tokio 2020 darán un mensaje en sí mismos.
"Yo creo que todo el mundo, y en España también, lo hemos pasado muy, muy mal [por la pandemia]. Ha habido muchas personas que han perdido trabajo, que han perdido familiares, personas queridas, que están en una situación muy vulnerable... Entonces, pienso que [Tokio 2020] es una oportunidad para intentar hacer feliz a las personas que estén viendo los Juegos Olímpicos o al menos hacerles pasar un buen rato, intentar, de alguna manera, sacar la mente de este año tan terrible. En cierto modo tenemos esa responsabilidad de intentar hacer disfrutar, y más en nuestro deporte, que es un deporte subjetivo y artístico y que llega al corazón de las personas", apunta Carbonell.
¿Llegará Ona Carbonell a París 2024?
Dice que no cree que llegará a París, pero hace un par de meses Ona Carbonell, en otra entrevista para Tokio 2020, tenía claro que los de Tokio iban a ser sus últimos Juegos. Del 'nunca' ha pasado al 'creo'.
"Mi pareja siempre me dice no digas nunca, porque al final siempre acabas haciéndolo, así que... Pero bueno, lo veo difícil. Unos juegos más, lo veo difícil. Yo los de Tokio los voy a disfrutar como si fueran los últimos. Si al final no lo son, pues bueno", dice entre risas.
Por el momento, los de Tokio son sus terceros Juegos Olímpicos, después de los de Londres 2012 y de los de Río 2016.
Vamos a vivir unos Juegos únicos en todos los sentidos. De alguna manera, va a ser algo muy especial
Gracias a sus anteriores experiencias Olímpicas, ha podido aconsejar a sus compañeras de equipo, ya que todas ellas sí que debutarán en el escenario Olímpico en Japón.
"Durante este camino hacia el Preolímpico les he dicho muchas veces que la suerte no existe. Y que en unos Juegos Olímpicos, cuando te juegas cuatro años, en este caso cinco, no hay que pensar que estás en los Juegos. Es un entreno más en el CAR de Sant Cugat, como cada día. Hay que saber competir y unos Juegos Olímpicos son unos Juegos Olímpicos y es tan increíble que no hay que dejarse llevar por esa circunstancia. En sincro entrenamos tanto que lo tenemos todo mecanizado y hay que dejar que la máquina siga funcionando como siempre", expresa Carbonell.
"Y luego lo que les he dicho que no piensen en que no vamos a vivir unos Juegos con público o que no nos podremos mezclar con otros deportistas en la Villa. Yo entiendo esta sensación, pero lo que les he dicho es que piensen al revés, que en verdad somos unas afortunadas porque vamos a vivir unos Juegos únicos en todos los sentidos. De alguna manera, va a ser algo muy especial".