A finales de septiembre, la canoísta María José Mailliard pasó a la historia del canotaje en Chile. En Hungría, durante el Campeonato del Mundo, se convirtió en la primera atleta de su país en conseguir una medalla de oro en una competencia oficial e internacional en este deporte.
“Fue un momento increíble. Cerramos de forma excelente, y más aún siendo la primera medalla de oro en la historia del canotaje chileno en una Copa Mundo”, afirma Mailliard con satisfacción en una entrevista con Tokio 2020.
La medalla la consiguió en el C1 5.000, una prueba que no forma del parte del programa Olímpico. Al menos, tampoco es su favorita. “Es una prueba que me va bien porqué mezcla velocidad y resistencia, pero me carga. Si tuviera que elegir, sería la última opción. Prefiero los 500 m, una prueba que me encanta. El 200, a veces se me queda corto y cuando termino de competir a veces tengo la sensación que no di el 100%”, asegura.
Lo que ha demostrado Mailliard en sus años de competencia es que es una canoísta muy versátil, algo que quedó claro en Hungría donde también se alzó con otras dos preseas: un bronce en el C2 500 m -junto a Karen Roco, también clasificada para Tokio 2020- y otro bronce en el C1 200 m. Sin duda, un claro ejemplo de su buen momento de forma a pesar de la situación provocada por el COVID-19.
De hecho, todas esas medallas las ganó en la que ha sido la única prueba internacional en 2020 tras el coronavirus, una competición a la que por muy poco casi no puede asistir:
“Hasta el último día no supimos si podíamos volar a Europa. Estaban cancelando muchos vuelos. Dos días antes nos cancelaron el nuestro. Necesitábamos la prueba del PCR traducida al húngaro. Todo era muy complicado. Fue una odisea, pero estoy feliz de haber podido ir y competir”, explica.
De la piscina a la canoa
Nacida en Quintero en la región de Valparaíso, esta joven de 29 años está cosechando una importante carrera deportiva. Miembro de una familia de deportistas acuáticos y nieta de Luicen Mailliard, destacado boxeador francés, empezó a nadar a los seis años y llegó a ser campeona y seleccionada nacional. Pero todo cambió en 2010 cuando se cruzó en su camino un entrenador de canotaje cubano, Rolando Rill Cairnet. El preparador observó condiciones en la joven y le animó a tomar la canoa.
“En aquel momento estaba cansada de nadar. Me quería retirar. Estaba en el Centro de Alto Rendimiento y conocí a Rolando. Me invitó a probar el canotaje y pensé que no perdía nada. Pero fue lo más difícil del mundo. El primer día acabé con todas las piernas cortadas por culpa de la fibra de vidrio de la embarcación. Pero soy perseverante, empecé a entrenar y casi sin darme cuenta, ya estaba compitiendo”, recuerda.
Los primeros éxitos no tardaron en llegar. A lo largo de su carrera ha ganado tres medallas en el Campeonato Mundial de Piragüismo entre los años 2013 y 2019, y dos medallas en los Juegos Panamericanos de 2019.
En agosto del año pasado en el Mundial de Canotaje que también se celebró en Hungría logró clasificarse para los Juegos Olímpicos siendo la primera deportista en la historia de esta disciplina en Chile en clasificarse para el evento deportivo más grande del mundo. Lo hizo en la prueba de 200 m y en la prueba de 500 metros, de nuevo junto a Karen Roco.
“Fue un momento muy importante para mí. Los Juegos Olímpicos son uno de mis sueños. Una vez con seis años mi entrenador de natación nos sacó de la piscina y nos preguntó cual era nuestro propósito. Y yo ya dije: ‘Ir a los Juegos Olímpicos’. Yo era muy chica, pero pensaba muy grande”, afirma con una sonrisa.
Una vez conseguida la clasificación, Tokio 2020 era el gran objetivo de este año y los preparativos iban viento en popa con excelentes resultados. Hasta que llegó el coronavirus y sus planes, al igual que los de todos los deportistas del mundo, tuvieron que cambiar y adaptarse.
“La verdad es que tuvimos suerte porqué al ser un deporte al aire libre, se nos dio la oportunidad de seguir entrenando. Igual llegó un tiempo que hicimos cuarentena total, pero yo tenía mi ergómetro propio y pude seguir entrenando. Estuvimos poco tiempo confinados, solo 26 días, que es poco en comparación con otros deportistas”, dice.
Ahora, de regreso a Suramérica después del Campeonato del Mundo y la medalla de oro, su mente vuelve a estar puesta en Japón. Antes, si todo va bien, participará en algunas competiciones en los próximos meses, como el campeonato chileno, pero su energía se concentra en estar lista para sus primeros Juegos Olímpicos, donde aspira a medalla.
“Espero no lesionarme en los próximos meses, poder hacer los entrenamientos lo mejor posible, que el virus se vaya y que no nos entorpezca la preparación. Espero llegar a Tokio en mi mejor estado y poder dar mi cien por cien. ¡Ojalá ser la primera medalla en canotaje en los Juegos Olímpicos!”, asegura.
Llegar a competir en los Juegos Olímpicos será un objetivo cumplido por parte de esta atleta que poco se imaginaba cuando empezó a hacer deporte que sería el canotaje la actividad que la acercaría a su sueño de infancia.
Un trayecto con dificultades
En este camino de éxito otra figura clave fue su padre, que lamentablemente falleció en 2014 en un trágico accidente de carretera. Mailliard se emociona al recordarlo:
“Mi papá era mi fan número uno. Todo lo hago pensando en él. Siempre era la primera persona que llamaba para contarle cuando me iba bien”.
A pesar de coleccionar una larga lista de triunfos, la carrera de la canoísta también ha estado marcada por las dificultades. Además de la muerte de su padre, otro momento complicado tuvo lugar en 2014 cuando tuvo un accidente y se rompió la rodilla.
“Se me ocurrió andar en longboard con una amiga, me caí y estuve un año y medio sin remar. Me rompí los platillos tibiales en grado cinco, estuve en la cama, después en silla de ruedas, fue todo rehabilitación súper lenta, incluso pensé no volver, porqué después de tanto tiempo, uno se desmoraliza. Cuando me fui era la mejor, y cuando volví, todos me ganaban”, recuerda.
A pesar del tiempo que tuvo que pasar alejada del deporte, con mucha perseverancia logró regresar y situarse una vez más en lo más alto de su deporte en su país.
Otro momento complicado se produjo en 2019 cuando la región de Valparaíso se vio afectado por unos graves incendios forestales y el Centro de Entrenamiento Olímpico (CEO) de remo y canotaje, en Curauma, estuvo a punto de ser arrasado por las llamas. “Casi se nos quema. El fuego estuvo a un metro, así que estuvimos súper asustadas”, rememora. Por suerte, todo quedó en un gran susto y no hubo daños personales o materiales.
Todas estas complicaciones han hecho que Mailliard haya resultado fortalecida y espere con más ganas la cita Olímpica del próximo verano. Su sueño sería hacerse con la medalla en Tokio, pero sus aspiraciones deportivas no acaban ahí.
“Espero hacer otro ciclo Olímpico. Quiero estar en París 2024 y antes en Santiago en el Panamericano que se celebrará en casa en 2023”.
Eso sí, después de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y antes de volver a las competiciones, piensa tomarse un descanso del canotaje para cumplir otro sueño aun más importante que la medalla Olímpica: convertirse en mamá.