La única medalla Olímpica: el héroe que había visitado su país una vez
Si bien ganar una medalla Olímpica es un objetivo personal para miles de atletas, para 24 países es un sueño que solo se ha hecho realidad una vez. Tokyo2020.org analiza este único momento glorioso y el impacto que tuvo en la vida de los atletas que lo lograron
Los inicios
En 2003, Benjamin Boukpeti tomó una decisión que cambiaría su vida y consolidaría su nombre en la historia Olímpica de Togo.
Boukpeti nació en Lagny-sur-Marne, Francia, de madre francesa y padre togolés. Solo había viajado a Togo una vez cuando era niño, y lo visitó brevemente cuando su madre lo llevó a ver a su abuela. Pero como piragüista talentoso con ambiciones Olímpicas, su camino hacia la clasificación estaba bloqueado en el país de su nacimiento, ya que se encontraba por detrás de algunos de los mejores piragüistas del mundo.
Fue entonces cuando Boukpeti tomó la decisión de representar a Togo, un país que solo había pisado una vez en su vida. Bajo la bandera de Togo, Boukpeti pudo competir en el mejor escenario deportivo del mundo, los Juegos Olímpicos.
En sus palabras, fue una decisión complicada. De hecho, sintió que en ambos países se le consideraba un extraño.
“En Togo soy francés. En Francia soy togolés", afirma.
Haciendo historia
La primera experiencia Olímpica de Boukpeti fue en Atenas 2004, donde fue el único africano en competir en el Estadio Olímpico Whitewater en Helliniko. Su logro de alcanzar una semifinal y finalizar en el puesto 18 fue un excelente resultado.
Pero este no sería el momento que cambió su destino. Fue cuatro años después cuando su momento Olímpico, y el de Togo, llegaría.
En Pekín 2008, Boukpeti fue elegido como el abanderado de su país para la Ceremonia de Apertura, donde portó los colores togoleses como parte del pequeño equipo que representó a la nación en sus octavos Juegos Olímpicos.
Cuando comenzó la competición, Boukpeti (en el puesto 56 del mundo) estaba lejos de ser uno de los favoritos. De hecho, los periodistas de la época admitieron haber pensado que sería otra rareza deportiva, en la misma línea que "Eddie the Eagle" o "Eric the Eel".
Pero Boukpeti tenía ambiciones mucho más grandes que convertirse en uno de los favoritos del público.
Durante su semifinal, sorprendió a todos al conseguir el tiempo más rápido. Luego, increíblemente, mantuvo su nivel en la final, acabando tercero detrás del ganador Alexander Grimm de Alemania y Fabien Lefevre de Francia.
Boukpeti había ganado el bronce. Pero, sobretodo, había ganado la primera medalla en la historia de Togo.
En un momento Olímpico icónico, Boukpeti celebró su medalla rompiendo el remo sobre su kayak, una imagen que ahora es el símbolo del momento que Togo puso punto y final a 32 años de sequía en el medallero.
Un momento que cambió su vida
Cuando Boukpeti regresó a Togo en agosto de 2008, tuvo una bienvenida de héroe. Fue nombrado príncipe de la ciudad de Aneho y se convirtió en una celebridad nacional, algo a lo que le llevó tiempo adaptarse: "Es curioso cómo en Francia vivo en el anonimato, pero en Togo, soy bastante famoso y no estoy acostumbrado".
Después de darle a Togo su mejor momento Olímpico, Boukpeti usó la nueva fama que había adquirido para dar algo a cambio a la comunidad. Creó un proyecto para desarrollar el kayak en el país y lanzó un campamento deportivo, dando a cientos de niños al año la oportunidad de probar ocho deportes Olímpicos diferentes.
El deportista cree firmemente en los valores defendidos por el movimiento Olímpico y su capacidad para mejorar la vida de las personas. Como dijo en una entrevista con el Olympic Channel:
“El espíritu Olímpico nos mantiene vivos. Es universal y nos hace mejores personas”.