Cuando Farida Osman llegue al agua en los Juegos Olímpicos del próximo año, espera convertirse en un faro de esperanza para todas las mujeres de Oriente Medio y de todo el continente africano.
"Me siento verdaderamente honrada de ser un modelo a seguir para las mujeres, espero inspirar a más mujeres africanas y del Medio Oriente a hacer lo mismo, y espero que sea aún mejor", dice.
Osman es la nadadora más rápida de Egipto y África y es la única egipcia que se clasificó para Londres 2012 y Río 2016. Es medallista de los Juegos de África y campeona nacional egipcia, y estableció nuevos récords africanos en mariposa y estilo libre en el Campeonato Mundial FINA 2017.
En Egipto, Osman es considerada una pionera y un modelo a seguir. Fue elegida como la 'Mejor atleta femenina de África 2017' y un complejo de natación en el país lleva su nombre. Esto tiene más peso en un país donde la natación ocupa un lugar secundario detrás de otros deportes populares como el fútbol.
“Lo que realmente me motiva y me alienta es romper las barreras. Me esfuerzo por seguir siendo la primera y liderando el camino para las demás", añade.
Es por esta razón por la que Osman tiene una carrera llena de primeras veces.
“Fui la primera mujer árabe en alcanzar el podio, la primera egipcia en ganar una medalla de oro en el Campeonato Mundial Junior (con un record del mundo), la primera egipcia en llegar a una final en el Campeonato Mundial Senior, la primera mujer egipcia o árabe en llegar a una semifinal en los Juegos Olímpicos, y lo más importante, la primera egipcia en ganar una medalla en un Campeonato Mundial.
En julio de 2019, consolidó aún más su reputación como una de las mejores de Egipto cuando ganó nuevamente la medalla de bronce en el Campeonato Mundial celebrado en Corea del Sur.
"Estos logros son los que me mantienen en marcha y siempre querré luchar por más para elevar el listón de las futuras nadadoras egipcias, africanas y árabes".
Crecer en dos culturas
Osman, apodada el 'pez dorado', creció tanto en Estados Unidos como en Egipto, dos culturas diferentes que moldearon sus convicciones y sensibilidades como atleta y persona.
“Crecí en Egipto, donde la natación no es un deporte común, y mucho menos para una mujer. Ser la primera en poder entrar en la escena internacional me ha enseñado a lidiar con la presión adicional de ser el punto focal de referencia", dice.
Si bien Osman tiene a Egipto en su corazón, está agradecida por toda la exposición a nivel Olímpico que ganó en los Estados Unidos.
"Tenía que estar lejos de mi familia y mudarme a los Estados Unidos. Ya que sabía que entrenar ahí era la única forma de obtener lo mejor de mis capacidades y ser la mejor versión de mí misma".
“[En los Estados Unidos] me sentí extremadamente privilegiada de poder aprender los trucos del oficio de las personas más experimentadas en el campo, entrenar y competir con las mejores, comprender la disciplina requerida y centrarme en las complejidades del deporte que, entre muchas otras cosas, pueden marcar la diferencia".
Pero en el fondo, Osman sabe para qué está nadando.
“Era mi responsabilidad cambiar ese paradigma de ser una mujer árabe en la natación. Aprendí a convertirme en un modelo a seguir y una embajadora para aquellos que pensaban que no se podía hacer o que estaba en contra del status quo”.
Entrenamiento en espera
Osman estaba entrenando en los Estados Unidos en marzo, cuando empezó el confinamiento debido a la COVID-19. Cuando se cerraron los centros de entrenamiento y las piscinas, Osman junto con otros atletas egipcios tuvo que volar de regreso a su país. Todo el grupo estuvo en cuarentena durante dos semanas antes de que pudieran ver a sus familias nuevamente.
Ahora, de vuelta en Egipto, la nadadora continua entrenando en su casa, donde, por suerte, tiene una pequeña piscina, pero está ansiosa por regresar a los Estados Unidos para continuar su preparación.
“Estoy observando de cerca cómo se desarrolla la situación en los Estados Unidos y cuándo sería seguro regresar para continuar mi entrenamiento. Así que me quedaré en Egipto hasta entonces".
Para los atletas Olímpicos como Osman, tener esta interrupción en su rutina normal puede ser frustrante.
“Entrenas muy duro durante cuatro años completos, enfocándote en cada detalle, solo para que una situación fuera de nuestro control lo ponga todo en pausa".
Pero ella también ve los aspectos positivos de este tiempo de inactividad.
“Hubo un resquicio de esperanza al regresar a casa con mi familia. Fue realmente agradable volver a casa porqué no los había visto o estado con ellos durante casi un año".
"Sé que todo sucede por una razón y elijo permanecer positiva, reevaluar y seguir adelante. Ahora lo veo como otro año para mejorar y fortalecerme. Sigo teniendo el mismo objetivo, pero ahora tenemos que reajustar el plan".
Tokio 2020: sus terceros Juegos Olímpicos
Antes del confinamiento, Osman estaba en modo de entrenamiento Olímpico completo. La deportista lleva a cabo un régimen de entrenamiento muy estricto para prepararse para los Juegos Olímpicos: nadar 9-10 veces a la semana junto con 3-4 sesiones de levantamiento de pesas, dos entrenamientos en seco más pilates y yoga para mejorar la flexibilidad.
Los de Japón serán sus terceros Juego Olímpicos, y su objetivo sigue siendo el mismo:
“Mi objetivo es y siempre será subir al podio. Sé que esto viene con mucha presión, pero estoy haciendo lo que sea necesario hasta que este objetivo se convierta en realidad ”.
En Londres 2012, casi no puede competir al completarse la cuota original. Pero solo diez días antes del comienzo de los Juegos, recibió una llamada de la Federación Egipcia para confirmarle que iba a participar.
“Estaba muy emocionada solo por participar y adquirir experiencia con 17 años. No estaba bien entrenada ni preparada, pero no iba a perder el honor de participar en un evento tan grandioso", explica.
En Río 2016 estaba mucho más preparada ya que estaba entrenando en los Estados Unidos con un entrenador norteamericano. Se clasificó en las pruebas de 50 m estilo libre y 100 m mariposa.
“Era más fuerte mental y físicamente, así que iba a dar lo mejor de mi misma allí y no solo a participar como en Londres. Llegué a la semifinal en los 100 m mariposa y fui la primera egipcia en hacerlo. Me enorgullece ser la la encargada de romper las barreras de la natación egipcia ”.
Al entrar en su tercera Olimpiada, Osman aprecia la importancia de los Juegos para atletas como ella.
“Las Olimpiadas son un lugar donde sucede la magia y se hace historia. Ves a los mejores atletas del mundo compitiendo en un solo lugar, es emocionante. Ser parte de eso al representar a mi país y potencialmente levantar la bandera egipcia es un verdadero honor".
Si sube al podio el próximo año, le dedicará el triunfo a su país, al Medio Oriente y a África.
"Definitivamente estoy orgullosa de representar a las mujeres africanas y del Medio Oriente en todo el mundo debido a la gran cantidad de talento que hay aquí".
"Ellas son parte de mi historia, así que no solo estoy haciendo esto por mí sino también por ellas", concluye.