Dos semanas antes de los Juegos Olímpicos de Invierno Sochi 2014, el peruano Roberto Carcelén sufrió una fuerte caída entrenando en Austria. El accidente se saldó con dos costillas rotas y un desgarro muscular. Pero aquel no sería su diagnóstico más duro que le darían los médicos, ni la última vez que se negaría a darse por vencido. Su historia es la de un deportista decidido a servir de ejemplo y ayuda para los jóvenes de su país.
Carcelén (Lima, 1970) empezó a practicar esquí de fondo al poco de trasladarse a Estados Unidos. En Perú había sido surfista y corredor de fondo aficionado, así que esa parecía la disciplina que mejor podía adaptarse a sus condiciones. Cuando empezó a destacar en las competiciones locales surgió la idea: ¿por qué no intentar clasificar para los Juegos Olímpicos de Invierno?
Así empezó el camino que lo llevó a Vancouver 2010 como parte de la primera delegación de Perú en unos Juegos de Invierno junto a los hermanos Oettl Reyes. Carcelén fue el abanderado y el primero de todos en competir, aunque una caída en la primera vuelta lo condenó al puesto 94º. El golpe de mala suerte lo empujó a querer repetir, pero su deseo nacía desde un lugar más profundo.
"Siempre he sentido que las figuras públicas tienen la obligación de devolverle algo a su país, y es una pena no usar ese poder". Carcelén quería crear una fundación para trabajar con niños y Sochi 2014 podía ser un buen trampolín. "Quería crear algo para los más desfavorecidos de Perú, porque de allí es de donde vengo", explicó en GeekWire.
Competir con todo en contra
El accidente puso todo en peligro a solo dos semanas de los Juegos Olímpicos de Sochi 2014. Sus lesiones podían tardar hasta tres meses en recuperarse, así que los médicos le recomendaron no competir. Carcelén sufría además una bronquitis, así que la dificultad para respirar era doble. Pero renunciar no entraba en los planes.
"Va a tomarme un buen tiempo, pero acá el objetivo es terminar y dar un buen ejemplo", aseguró en redes sociales.
El intenso dolor en el costado derecho le obligó a parar varias veces durante la prueba. En ocasiones, a impulsarse tan solo con el brazo izquierdo. Antes de que él hubiera cubierto la mitad del recorrido, Dario Cologna ya se había coronado campeón olímpico. Pero él no pensó en abandonar, sino en ser ejemplo contra la adversidad.
En la última vuelta, Carcelén agarró una bandera de Perú que vio en la grada y completó los metros finales con el bastón en una mano y su bandera roja y blanca en la otra. Allí esperaban el nuevo campeón, Cologna, y Dachhiri Sherpa (Nepal), penúltimo clasificado, para darle la enhorabuena. Una prueba de determinación que inspiró a futuros olímpicos como el mexicano Germán Madrazo.
Un temblor, un nombre, una batalla
“Estaba leyendo un libro y noté que mi pie derecho se sacudía. No le presté mucha atención, lo achaqué al estrés. Unos meses más tarde, era mi pierna derecha entera la que temblaba. Ahí fue cuando decidí acudir al médico”.
En los meses posteriores creó la Roberto Carcelén Foundation, una organización destinada a dar formación en nuevas tecnologías a los jóvenes de zonas desfavorecidas de Perú para que tengan un medio para salir de la pobreza.
En el blog personal Win by losing, Roberto Carcelén cuenta cómo al año siguiente de Sochi 2014 la vida le presentó un nuevo reto. Los temblores empezaron en el pie, y con el tiempo fueron extendiéndose al resto del costado. Los especialistas lo achacaban a la ansiedad o el estrés, hasta que en 2019 llegó el diagnóstico que temía: parkinson.
Aquel dictamen puso nombre a su nueva batalla. Porque, como hizo durante su carrera deportiva, Carcelén está usando este obstáculo para tratar de inspirar a quienes pasen por una situación parecida. Y ayudar, porque a través de la Fundación también recauda fondos para la investigación.
“Cuando decidí competir con las costillas rotas fue para demostrar que en la adversidad todo es posible. Ahora, esto del parkinson ya no pasa por representar al país, sino que se trata de sobrevivir", declaró a El Comercio. Ante una enfermedad te deprimes o la combates. Y en ese combate, si tienes la posibilidad de ser un símbolo para inspirar a otros, estás logrando un objetivo mayor".