"Quiero seguir montando bicicleta todos los días".
Daniel Dhers sabe que no es un adiós definitivo al BMX Freestyle. Aunque el Mundial de Ciclismo Urbano de 2024, que se disputa del 17 al 21 de diciembre, será su última competencia, el subcampeón olímpico en Tokio 2020 no ve su vida sin su deporte.
Simplemente, lo va a entender de otra forma.
"Me gusta competir. Creo que lo que estoy cansado es de entrenar tanto para llegar a la competencia. Siento que ya a estas alturas puedo tener más valor en otros ámbitos que tratando de seguir progresando en el deporte como tal. Siento que está bien, ya estuvo bueno, ya han sido 20 años de carrera profesional y 26 ó 27 años montando en bici. Quiero seguir montando, pero sí, creo que ya es hora de decir hasta aquí llegamos competitivamente", reflexiona Daniel Dhers en una entrevista exclusiva con Olympics.com.
"He notado que estoy cansado y por eso la decisión de dejarlo hasta acá".
Daniel Dhers tiene 39 años y una carrera dilata en el BMX Freestyle, un deporte en el que lo ha ganado todo y subió al primer podio olímpico de la historia en Tokio 2020.
Su manera de irse es también como un parteaguas. "En el BMX Freestyle nunca hubo nadie que haya anunciado su última competencia. Es algo muy nuevo para nosotros. No sé por qué nunca nadie lo hizo, pero yo creo que es bonito", reconoce.
Es bonito porque es una manera de que él pueda despedirse solo en cierto modo de su deporte y su deporte de él. Aunque promete batallar en el Mundial 2024, su objetivo allá es poner un punto y seguido. "Ya no hay más nada que probar", remarca.
Porque lo más importante tres décadas después de estar entregado a un mismo deporte, eso ya lo ha conseguido. Todo está demostrado.
"Siento que me voy en paz. Logré más de lo que pensé que iba a lograr. Yo solo quería montar bicicleta y que me reconocieran los profesionales", dice antes de enumerar todos sus logros. Y sentencia: "Sí ha sido mucho más de lo que pensé que iba a poder lograr. Imagínate, yo no quería ni montar bicicleta".
Daniel Dhers: "Lo odiaba y ahora es mi vida"
Cuando a Daniel Dhers le regalaron su primera bicicleta con cuatro años, la odió por la cantidad de caídas que le producía.
Después, acabó volando en una de BMX.
A pesar de su extenso palmarés, el Daniel Dhers-adulto cree que no convencería al Daniel Dhers de cuatro años de que se iba a enamorar de las dos ruedas.
"No creo que no lo pudiera convencer, pero tal vez le dijera 'Vas a ver que más adelante va a ser bonito montar bicicleta'. En ese momento la odiaba: me lastimaba, no quería subirme más. Fue al tiempo y por los amigos que comencé a montar bici otra vez; al principio era solo rodar con ellos".
Sin embargo, de un odio y una afición, finalmente llegó a ser un modo de vida.
"Poco a poco me fui interesando y empecé a competir y bueno, estamos aquí ahora con un montón de medallas, entrenando el equipo de la República Popular de China... Es muy loco pensar que era algo que no quería saber nada al respecto y hoy en día se convirtió en mi vida", recuerda.
Del odio al amor hubo varios pasos, pero cuando llegó el enamoramiento por el BMX Freestyle, Daniel Dhers hizo el que aún considera el mayor esfuerzo de su vida.
Se fue de Venezuela hace más de 20 años y vivió primero en Argentina para luego por fin llegar a "la Meca del BMX Freestyle", en Estados Unidos.
"Creo que lo más duro para mí fue tener que dejar todo atrás para dedicarme solamente a la bici. Uno extraña la casa, extraña la comida. Yo no volví a Venezuela por muchos años y lo extrañaba. Yo quería volver", rememora.
La importancia de los Juegos Olímpicos para Daniel Dhers
El BMX Freestyle y los Juegos Olímpicos llevaron a Dhers de nuevo a Venezuela en un plano que todavía él desconocía.
El venezolano ya había ganado todo cuando de pronto los Juegos Olímpicos irrumpieron en panorama del BMX Freestyle. "No pensaba siquiera que los Juegos Olímpicos iban a entrar en mi carrera", asegura.
Sin embargo, lo hicieron al entrar en el programa olímpico para Tokio 2020. Uno de los clasificatorios fueron los Juegos Panamericanos de Lima 2019. Y allí, Dhers escuchó por primera vez el himno de Venezuela en una competición cuando logró proclamarse campeón.
"Escucharlo en la competencia me hizo entender lo que significaba: esa medalla no era mía; era de Venezuela", sostiene ahora.
Su siguiente gran momento deportivo donde sintió poner a Venezuela entre los mejores fueron los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que se celebraron en 2021. Entonces Dhers consiguió la medalla de plata, la primera en la historia de este deporte en unos Juegos.
Sin embargo, él empezó a entender el impacto de los Juegos Olímpicos ya antes de subirse al podio
"Desafortunadamente los Juegos llegaron tarde para mí y simplemente llegar fue una proeza", reconoce, refiriéndose a su edad.
Y cumplió con la proeza.
"Sabía la importancia de los Juegos, pero tampoco sabes qué tan importante hasta que vas y ves todo lo que está aconteciendo y la logística de los eventos. Y una vez que estás involucrado, notas lo importante que es", recuerda.
"Tenía diez años más que todos los demás riders. Entonces era extraño decir que podía ganar medalla. Pero, perro viejo ladra echado. Y se pudo".
Esta medalla le llevó a una dimensión más.
"De verdad [los Juegos Olímpicos] son el evento más importante del mundo. Me impactó que me monté en el avión de Tokio a Nueva York en una aerolínea americana y los pilotos bajaron a saludarme. Entendieron la proeza que es poder ganar una medalla olímpica. En todas las competencias que había ganado hasta entonces, nunca se bajó el piloto a saludarme".
"Soy un atleta olímpico que ganó una medalla y lo están reconociendo alrededor del mundo. Eso me sorprendió mucho y me dio mucha alegría", prosigue.
Daniel Dhers: "Darle a Venezuela una válvula de escape ha sido mi mayor proeza"
Más tarde entendió también que una medalla olímpica pesa "muchos kilos de responsabilidad social", como define él mismo.
"Con el resultado [en Tokio 2020], siento que la motivación que se le pudo dar a Venezuela a nivel social de que podemos hacer las cosas, de que no tenemos que esperar por nadie... Saber que tuvimos un impacto en un país entero, en la sociedad, ha sido un highlight de mi carrera".
"Esto se siente impresionante porque yo al final del día monto una bicicleta y no estoy haciendo nada que cure enfermedades", reafirma Dhers.
"Ha sido muy bonita la receptividad de Venezuela y de varios países a través de los Juegos Olímpicos. Y me da alegría saber que una bicicleta, que parece tan insignificante, puede tener mucha importancia en el mundo".
"El deporte tiene mucha importancia en el mundo y eso es lo que lo que me llevo de todo esto. Me da mucha alegría saber que puedo aportar un grano de arena, especialmente a mi país, que ha tenido tantas complicaciones por tantos años. Darle un poquito de alegría, una válvula de escape a través del deporte para mí ha sido tal vez mi mayor proeza".
Esa proeza podía haberse dado en más ocasiones, según valora con perspectiva, si el BMX Freestyle hubiera estado presente en el programa olímpico antes de los Juegos de Tokio 2020.
"[Habría conseguido] Oro seguro en 2008. Te digo seguro porque ese año gané todos los eventos que entré. A lo mejor hubiera ganado alguna otra medalla de oro. Y tal vez un par de plata y bronce", reflexiona.
El arte de detener el tiempo
El deporte también consiguió moldear su personalidad.
El Daniel Dhers que odiaba las bicis es completamente diferente al actual y precisamente por ellas, por las BMX.
"Cuando yo entrenaba diez horas al día y un truco no funcionaba, desintegraba la bicicleta por la frustración. Después entendí que el deporte sí tiene un lado físico importante, pero que en realidad es más importante el control emocional de no volverse loco cuando las cosas no salen bien", explica.
Esta enseñanza la ha aplicado en el resto de ámbitos de su vida.
"Eso lo transfieres a tu día a día. Por ejemplo, yo veo un accidente de tránsito y lo noto en cámara lenta porque estoy tan acostumbrado a que todo lo mío es tan rápido que tú paras el tiempo. Lo detienes un poco", empieza a reflexionar.
"Entonces, cuando pasa algo malo, la manera de detenerlo es también cómo manejar la frustración. Hay que saber ganar y perder. Y eso en la vida también te va pasando. El BMX Freestyle me enseñó mucho y creo que por eso hoy en día puedo trascender de solo montar bici".
Así, Dhers se ha hecho como seña de identidad su sonrisa.
El legado de Daniel Dhers en el BMX Freestyle
Darse cuenta de que el deporte puede cambiar el mundo es lo que Daniel Dhers se lleva de su carrera.
Pero, ¿qué ha dejado él?
"Mi legado ha sido, primero, demostrar que [el éxito] no fue suerte. Segundo, que se puede hacer sin importar de dónde seas", sostiene.
"Creo que en Latinoamérica siempre hay un estigma de que no se puede porque eres latino y tal vez sí que es un poco más difícil por situaciones de la vida. Pero sí se puede. Yo busqué la manera viviendo con poco dinero tratando de realizar el sueño", prosigue.
De momento, de los dos podios olímpicos en BMX freestyle masculino de la historia, dos latinos han llegado a él. Primero, Dhers con su plata en Tokio 2020; después, el argentino José 'Maligno' Torres convirtiéndose en campeón en París 2024.
A pesar de que sea llamado el 'Padrino' del BMX Freestyle o 'The Boss', Dhers ve que, con dos grandes referentes y otros riders llegando al panorama internacional, dejará la pista de baile con su trabajo hecho.
"No sé si [el BMX Freestyle] se queda huérfano. Yo voy a estar ahí, no estaré compitiendo, pero igual voy a estar ahí. Después de tantos años, los riders saben que pueden contar conmigo para lo que necesiten. Ahora les estoy dando más chance para que ellos compitan.Ya me cansé de ganarles. Ahora tienen que que ganar sin mí", bromea el venezolano.
Pero, fuera de risas, Dhers demuestra haber pensado en el futuro incluso antes de su última competencia: "El BMX latino está en buenas manos. Está salvo. Eso me da mucha tranquilidad".
El futuro de Daniel Dhers como entrenador
Daniel Dhers no estará lejos de las competencias porque se mantendrá como entrenador del equipo de la República Popular de China hasta los próximos Juegos Olímpicos de LA28.
Es parte del equipo desde 2023 y, en solo un año, llevó a una de sus riders, Deng Yawen, a convertirse en campeona olímpica.
Algo que él decidió esa misma mañana porque después de tanto trabajo, no vio otra solución que no fuera ganar la medalla de oro en la capital francesa.
Y él estaba prácticamente subido en aquella bicicleta a pesar de no haber clasificado a París 2024.
"Yo parecía todo estoico cuando lo estaba viviendo, pero por dentro estaba haciendo pequeñas maniobras dentro de mi cerebro. Valió mucho la pena [todo el trabajo] y se siente como si yo hubiera competido también", reconoce.
Aunque su carrera ahora tome el prisma de entrenador y tenga como meta también ayudar a desarrollar el deporte en Venezuela, siempre estará de algún modo montado en esa bicicleta, como en París 2024 lo estuvo mentalmente en la de su rider.
"Arriesgado siempre voy a ser. Arriesgarse no es algo que que uno pare a hacer. Uno no quiere dejar de sentir la adrenalina. Va a ser otro tipo de riesgo, pero no me veo estando así todo tranquilito, envuelto en papel burbuja", afirma.
Sí. Daniel Dhers de algún modo seguirá montando en bicicleta.