Cenicientas olímpicas: El equipo de bobsleigh que devolvió a Portugal a los Juegos Olímpicos de Invierno

Olympics.com echa la vista atrás para recordar la historia de un grupo de deportistas que no estuvo cerca de ganar el oro en los Juegos Olímpicos de Invierno, pero que robó el corazón de muchos aficionados. Descubre al equipo de bobsleigh que hizo lo imposible por competir en los Juegos empujado por su amor al deporte y a Portugal.

5 minPor Virgílio Franceschi Neto
Calgary 1988 Winter Olympic Games: Portuguese bobsleigh team. Photo: Personal archive

Normalmente cuando la gente piensa en la historia olímpica de Portugal se acuerda de Rosa Mota, Nelson Évora, Fernanda Ribeiro, Telma Monteiro y Carlos Lopes, o, más recientemente, en Pedro Pichardo, Fernando Pimenta y Patrícia Mamona.

Al evaluar los éxitos de los deportistas portugueses en los Juegos de Invierno, es necesario recordar que el país participó por primera vez en los Juegos en Oslo 1952, cuando Duarte Espírito Santo compitió en esquí alpino. Tuvieron que pasar 36 años para que un portugués volviera a unos Juegos de Invierno, en 1988.

La competición de bobsleigh de Calgary 1988 tenía encima mucha expectación, ya que algunos de los equipos llegaban de climas no tan propicios para los deportes invernales, como Jamaica y México, con los hermanos Tames.

El camino del equipo de Jamaica se convirtió en película de Hollywood, y también es muy conocida la historia de los hermanos mexicanos. Sin embargo, hay que recordar otra de un país en el que los deportistas están más acostumbrados al sol que a la nieve: Portugal.

Antonio Reis llegó a Canadá con 17 años. Nacido en Vila Nova de Gaia (cerca de Oporto, al norte de Portugal), cruzó el Atlántico con sus padres, al igual que muchos otros que dejaron su país de nacimiento entre las décadas de los 50s y los 70s.

Reis era un apasionado de los deportes y jugó a fútbol americano a un alto nivel. Fue nombrado campeón de la Vanier Cup (el principal torneo del país, en el que participan varias universidades) con la Universidad de Guelph. Compaginó este deporte con el remo, en el que ganó la regata Henley.

La oportunidad llama a la puerta

Como alguien que también era un apasionado de la velocidad, Reis soñaba con competir en los Juegos Olímpicos de Invierno. En 1985 contactó con el equipo canadiense de bobsleigh, con la esperanza de poder representar a este país en Calgary 1988. Sin embargo, este equipo ya tenía su programa preparado.

Por aquel entonces, también había debates sobre si el bobsleigh tenía que mantenerse dentro del programa de los Juegos Olímpicos de Invierno, debido a su alto coste y a la falta de equipos competitivos. Para resolver la situación, la competición se abrió a más países. Joey Kilburn, entrenador de Canadá, sugirió a Reis competir por Portugal. "Esto fue la semilla", reconoció Reis en una entrevista para Olympics.com.

También significó el comienzo de una gran aventura.

Una serie de coincidencias

"Todas nuestras historias eran de risa. Todo lo que no tenía que pasar, pasaba. Pero una serie de coincidencias fue lo que los llevó a los Juegos", recordó Reis.

Poco después de la sugerencia de Kilburn, Reis fue invitado a entrenar en Lake Placid, Estados Unidos. Una decisión que terminó en sorpresa. "Era algo natural y les sorprendí", explicó.

Sus actuaciones en Lake Placid le valieron una invitación para participar en la Copa del Mundo. Sin embargo, Portugal necesitaba un equipo para poder participar. "Jorge Magalhães ya entonces era mi amigo. Yo ya le conocía, y fue en la primera persona en la que pensé".

Después de una gran actuación, el recién creado equipo portugués empezó a soñar con los Juegos.

El reclutamiento de amigos

Necesitaban más canadienses de ascendencia portuguesa. Contactaron a Joao Pires, Joao Poupada y Rogerio Bernardes. Reis conocía a Poupada y Bernades por el fútbol americano. Pires, por su parte, era atleta en 100 m.

"Les presentamos la idea de que podríamos ir a los Juegos y la acogieron bien. Las familias de todos nos ayudaron a conseguir financiación. Era todo una energía creciente", dijo Reis.

El equipo también necesitaba estar reconocido por el Comité Olímpico de Portugal, algo que podría haber frenado en seco a estos jóvenes soñadores. Sin embargo, la historia no iba a acabar ahí.

Primero, el equipo se registró en el consulado portugués en Toronto, antes de que Reis viajara a Lisboa para obtener el reconocimiento del Comité Olímpico de Portugal. Y después de tener el reconocimiento, Reis tuvo que volar a Milán el mismo día para legitimarlo.

Finalmente, después de los esfuerzos, el equipo portugués estaba listo para intentar clasificar para los Juegos.

"Todo se alineó positivamente. Todo el mundo quería que funcionara", remarcó Reis.

El viaje en coche hasta Italia

La última oportunidad del equipo de asegurar una plaza para los Juegos de Calgary la tuvo en Innsbruck, Austria, en diciembre de 1987. Sabían que podían conseguir mejores tiempos con un trineo mejor, ya que hasta ese momento todo su equipamiento era prestado de otros equipos. El grupo negoció con una empresa italiana para que les diera uno nuevo. "Teníamos que buscar un modo de pagarlo, pero no sabíamos cómo porque no teníamos dinero", recordó Reis.

Una noche, Reis y Poupada cruzaron la frontera italiana en coche para recoger el trineo en Cortina d'Ampezzo. Volvieron a la mañana siguiente y, sin haber dormido, pulieron el trineo, colocaron los dorsales y comenzaron a competir.

El plan funcionó. El equipo mejoró su tiempo por medio segundo, lo que les permitió ganar una plaza en los Juegos Olímpicos de Invierno.

El resultado fue tan bueno que el Príncipe Alberto de Mónaco, que también intentaba clasificar, compró un trineo para el equipo portugués, lo que les permitió devolver el dinero que debían a la empresa italiana.

Un guión inesperado

El dúo formado por Reis y Poupada acabó en la posición 34ª de los 38 equipos que compitieron en los Juegos, mientras que Reis, Poupada, Pires y Bernardes fueron 25º en la prueba masculina a cuatro, justo por delante del famoso equipo de Jamaica.

Sin embargo, no les importó el resultado final. Ellos competían por el sueño, por la pasión por los deportes y por su amor a Portugal.

"Si alguien me presentara hoy esto como el guión de una película, diría que es ridículo, imposible. A día de hoy sigo preguntándome cómo pasó", concluyó Reis.

A día de hoy, el equipo de Calgary 1988 es el único que ha representado a Portugal en bobsleigh en la historia de los Juegos Olímpicos de Invierno.

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