Bella Paredes: la historia de superación de una promesa del deporte de Ecuador contada por ella misma
Las pesistas Neisi Dajomes y Tamara Salazar ganaron en Tokio 2020 las primeras medallas olímpicas de las mujeres de Ecuador. Bella Paredes es una de las nuevas promesas de un deporte que está dando muchas alegrías al país. Todas ellas competirán en el Campeonato Panamericano de Levantamiento de Pesas 2023.
Bella Paredes no quería ser pesista. Era gimnasia artística o nada.
Desde pequeña había brillado en ese deporte, pero una lesión de tobillo le había obligado a dejarlo prematuramente. Fue su familia quien decidió que, con su cuerpo, podría tener un buen futuro en la halterofilia.
Esa era la palabra. Futuro. Bella nació en Babahoyo, Los Ríos (2002), una región humilde de Ecuador, y con solo tres años la habían mandado a vivir con su tía en Guayaquil para buscarle un futuro mejor.
Bella, acostumbrada a brillar en la gimnasia artística, no llevó bien las dificultades de los primeros meses levantando pesas, y quiso dejarlo. Pero su madre le dio un consejo que hoy todavía lleva grabado.
Un consejo que le ayudó a persistir, y gracias al que hoy es una de las nuevas promesas de Ecuador en un deporte que está dando muchas alegrías a su país: en Tokio 2020, las pesistas Neisi Dajomes (oro) y Tamara Salazar (plata) lograron las primeras medallas de las mujeres ecuatorianas en la historia de los Juegos Olímpicos.
Bella nunca promete medallas, aunque luego lleguen. En 2022 ganó el triple oro (envión, arrancada y total olímpico) en su último Mundial júnior, y el bronce en arrancada en su primer Mundial de categoría sénior.
Logros que apuntan a lo que buscaba, un buen futuro. Esta es la historia de Bella Paredes contada por ella misma.
Los inicios de Bella Paredes y el consejo de su madre
Me inicié en la gimnasia a los tres años a través de mi familia. Tuve que ir a otra ciudad en busca de oportunidades porque donde yo nací hay muy pocas. Mis padres se quedaron en Los Ríos y yo fui a vivir a Guayaquil con una hermana de mi mamá.
Mi biotipo no era lo mejor para la gimnasia. Era gordita, era chiquita, y cuando empecé el desarrollo a los 13 años empezó a haber más dificultades, más lesiones. Yo ya tenía un esguince en el tobillo, pero se comenzó a complicar y me iba a terminar desbaratando el pie. Entonces mi familia decidió cambiarme de deporte.
Yo si no era gimnasia no quería hacer nada, pero me dijeron que hiciera pesas. A mí no me gustaba para nada y el primer día fui con muy mala actitud al entrenamiento. Pero mi madre me dijo,
“Bella, sabes que nosotros somos una familia de bajos recursos. No podemos darnos el lujo de hacer lo que queremos".
"Eso solamente puede hacerlo la gente que tiene dinero, elegir lo que les gusta, porque pueden pagarlo. Nosotros tenemos que hacer cosas que no es que nos gusten, sino que seamos buenos haciéndolo. Y si somos buenos, hacerlo mucho mejor para beneficiarnos de eso”.
Esas palabras se me quedaron grabadas y aquí estoy todavía por eso.
Los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018
Fue una experiencia muy linda. No he vuelto a tener una experiencia de competencia así. Vivir dentro de una Villa Olímpica con todos los países que me pudiera imaginar, países que nunca en mi vida había escuchado los nombres, personas de diferentes esculturas. Vi cosas y comportamientos que nunca había visto.
En el ámbito deportivo, cuando uno iba a entrenar, era otro ambiente. Todo se sentía mucho más importante. Y en la competencia, no importaba si no eras de Argentina. Si eras latino, te apoyaban bastante. Era bacano. ¡Quedé cuarta!. Fallé un movimiento en el arranque. Con eso podría haber cogido bronce.
Luego Tamara Salazar me dijo que no son ni la mitad de lo que son los Juegos Olímpicos de mayores. Me dijo, "¡Es hermoooso!". Ella tiene un collar de los anillos olímpicos que se mandó a hacer de plata. Me contó su experiencia y me dijo, ‘Así que, mijita, esfuércese. Entrene. Descanse. Enfóquese. Y órele, órele bastante a Dios’. Y yo, “sí, señora”.
Las medallas y el año de aprendizaje de Bella Paredes
El 2022 lo inicié muy, muy bien con las tres medallas de oro en el Campeonato Mundial Júnior, pero para mí fue un año de bastante aprendizaje, de conocerme a mí misma. Hubo problemas personales que me hicieron darme cuenta de que no me las sé todas.
Siempre he dicho que los problemas personales son ‘fuera de’, pero hay cosas que a uno se le van de las manos. Entonces el año pasado aprendí a concentrarme, a atender mis tiempos. Aprendí a saber que hay tiempo para llorar, para reír, para sufrir, pero también para recuperarse, para pensar y autoanalizarse. Es verdad eso que dicen que no es malo caerse, porque de la caída tú aprendes. Si nunca te caes, nunca vas a aprender lo que es estar abajo.
El año pasado, en el Campeonato Panamericano de Mayores, en Colombia, yo estaba mal psicológicamente. Estaba muy pesimista conmigo misma, pero estaba muy confiada en que, como soy buena competidora, con los nervios de la competencia, me iban a salir las cosas. Y no resultó. Y al competir mal, me puse en depresión.
El mes que pasamos concentrados antes del Mundial de mayores fue muy bueno para mí, porque me hacía falta aislarme de cosas que estaban pasando aquí, y enfocarme en mí misma y en mi proceso. Sentía inseguridad como persona y como deportista. Lo veía todo de manera negativa.
Cuando llegó la competencia, yo no buscaba una medalla. Buscaba mejorar lo que yo misma había dañado, que era mi parte deportiva. Gracias a Dios el arranque me salió muy, muy bien. En el envión no fue tan bien porque la niña se mareó y casi le da un yeyo, pero bueno, fui 5ª en el total y bronce en el arranque. Si no hubiera fallado, me hubiera llevado tres, pero bueno, uno aprende de los errores.
Ecuador aguantó el sueño para esto.
— Los Juegos Olímpicos (@juegosolimpicos) August 2, 2021
Doscientos sesenta y tres kilos en total.
Tamara Salazar 🎩🇪🇨#Weightlifting #StrongerTogether#Tokyo2020 pic.twitter.com/c4pUZYhnRS
El ejemplo de Tamara Salazar y Neisi Dajomes
Ya antes de los Juegos Olímpicos ellas iban muy punteras. Estaban muy enfocadas en lo que querían y esa oportunidad no se podía desaprovechar. Ese era el año. Estaban para medalla. Yo siento que es por la entrega que tenemos. Puede haber relámpagos, puede inundarse la calle y ellas llegan a entrenar como sea. Las medallas olímpicas fueron una recompensa a todos los sacrificios que Tamara y Neisi han tenido.
Cualquier persona que salga de su casa a los tres años, que viva fuera de su círculo familiar, sin sus padres, que viva sola a cierta edad que no debería porque no hay la madurez que uno quisiera tener a esa edad, como me pasó a mí el año pasado... A veces te ahogas en los problemas. Pero de eso sales, te maduras más, aprendes más. Y todo eso tiene que ver también con el aspecto deportivo, porque lo que nos pasa en la vida lo aplicamos en el deporte.
He tratado mucho con Tamara. Es una persona muy linda, humilde. Es muy amable. No le importa si son las dos de la mañana y le llegas llorando y le pides consejo, te lo va a dar. Es muy dedicada, muy entregada al deporte. Para ella nunca es suficiente. Necesita ser mucho mejor, mucho mejor, mucho mejor. Y ser así es lo que le ha llevado a ser la deportista que es.
El año pasado en el Mundial le conté que estaba pasando por una mala situación y me dijo literalmente lo que una madre te diría. ‘Tú enfócate en lo que tienes que hacer y verás que las cosas vienen solas’. Es lindo tener ese vínculo.
Bella Paredes y el sueño de los Juegos Olímpicos
Es difícil. No lo voy a negar. Es muy difícil. Siendo sincera, veo más posible ir a Los Ángeles 2028 que ahorita a París 2024, pero no es imposible. Yo me voy a esforzar, voy a dar todo de mí, voy a entrenar. Voy a tirar del barco hasta el último momento. Y si no lo consigo ahora, me tengo que seguir esforzando, porque no es que ahí se acabe el camino, hay más camino por recorrer.
Lo que busco en el Panamericano es subir mis marcas y ofrecer una buena competencia como deportista al país. Como siempre me dicen, “Bella, haznos sentir orgullosos”.
Una vez Neisi y Paola [Angie Palacios] me hablaron de esto. Yo les dije que me sentía mal porque no quería decepcionar a nadie. Y ellas me dijeron, "Bella, tú tienes que competir por ti y por nadie más. No puedes estar preocupada, porque el que te quiere no se puede decepcionar de ti. Uno también comete errores". Pienso en los demás porque se esfuerzan también por mí. Hacen sacrificios por mí. Es inevitable. Pero tienen razón.