Alex Dujshebaev, del bronce mundial a seguir un legado Olímpico
Tras ganar el bronce en el Mundial, España ya tiene un nuevo objetivo en el horizonte: los Juegos Olímpicos. Unos Juegos que el lateral podrá compartir con su hermano Dani, y en los que esperan ganar la medalla de oro como hizo su padre, Talant Dujshebaev, en 1992
Han pasado casi tres décadas desde 1992, un año en el que la leyenda del balonmano Talant Dujshebaev se alzó con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona junto al Equipo Unificado y cuando nació su primer hijo: Alex.
El después no ha sido menos brillante para la familia Dujshebaev.
Aquel mismo año Talant recaló en el Club Balonmano Cantabria. Esto podía haber sido un fichaje más, pero cambiaría el futuro de balonmano español. Para los siguientes Juegos Olímpicos, Talant ya jugaba en la selección española de balonmano, y logró el bronce en Atlanta 1996. Un año después nació su segundo hijo: Dani.
Talant Dujshebaev volvería a ganar una presea Olímpica en Sídney 2000, pero la historia Olímpica en su familia no se detuvo entonces. Aquel 'continuará...' tiene ya una fecha: el 24 de julio de 2021, cuando comience la competición de balonmano en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Aunque nunca han disputado unos Juegos, sus hijos han tomado el legado de su padre en las pistas. Su último éxito se produjo el pasado domingo, cuando Alex y Dani disputaron el partido por el bronce del Campeonato del Mundo de Balonmano, en Egipto. Y lo ganaron.
"La verdad es que el bronce sabe muy bien, porque yo creo que desde luego el grupo lo merecía. Sólo hemos perdido un partido por un gol teniendo la oportunidad de forzar la prórroga en todo el campeonato. Habría sido muy duro para nosotros irnos de este campeonato sin una medalla, porque yo creo que desde el primero hasta el último día hemos estado peleando por ello", cuenta Alex Dujshebaev en una entrevista para Tokio 2020.
Un Mundial y una soledad compartida
Solo un gol ante Dinamarca -a la postre, campeona- les impidió a los 'Hispanos' forzar la prórroga en las semifinales y disputar la final, pero se resacieron con una exhibición de balonmano de calidad ante Francia.
Aunque haya algo que no cambia con la selección española de balonmano -su buen nivel-, este ha sido un Mundial diferente. Ha sido la primera gran competición para los 'Hispanos' como selección desde la irrupción de la pandemia por COVID-19.
Esto hizo que el torneo de Egipto se tuviera que disputar sin público, algo a lo que poco a poco se están teniendo que acostumbrar los jugadores.
"Jugar sin público ya de por sí es complicado. Cuando ves todas las instalaciones, los pabellones, te imaginas cómo podría haber sido con público. La verdad que es una lástima, pero es la situación que nos ha tocado vivir, así que tampoco tenemos mucho lo que lamentarnos. Nosotros hemos intentado darnos más ánimos si cabe entre nosotros, desde el banquillo, desde la pista, para intentar estar más metidos dentro del partido. Y no ha ido mal la cosa", expresa el lateral, que además se consagró en Egipto como el segundo máximo goleador del equipo (34 tantos) y el miembro de España en realizar más asistencias (30, lo que hace de él el cuarto con más asistencias de todo el campeonato entre todos los equipos).
Y precisamente esa unión de grupo que se ha notado más que nunca es con lo que se queda Álex Dujshebaev tras el Mundial: "Muchas veces decimos que somos un equipo de verdad, pero es que somos más que eso, somos una familia. De verdad que es un sentimiento que está en el grupo. Cada día que compartimos es especial".
Alex y Dani Dujshebaev: el balonmano en la sangre
Precisamente en ese vestuario que califica como familia, Alex tiene verdaderos lazos de sangre. Su hermano Dani, cinco años menor que él, ya ha ganado junto a él con España dos oros consecutivos en el Europeo y este bronce mundial. También comparten vestuario en el Kielce polaco.
Así, Alex ha visto de primera mano la evolución de su hermano, que en este Mundial ha sido uno de los jugadores más destacados de España.
"La verdad que estoy muy orgulloso de él. Estoy muy contento por todo lo que ha hecho este campeonato. Yo creo que ha sido muy importante para nosotros y desde el primer hasta el último día ha ido creciendo. Creo que ha dado un paso adelante", dice Alex Dujshebaev.
"En este campeonato estaba a un gran nivel y deseo que siga así en los próximos campeonatos, que siga ayudando y mejorando y la verdad es que que nos vendrá muy bien de cara a lo que viene ahora con los Hispanos: la siguiente meta son los Juegos Olímpicos", prosigue.
El objetivo dorado de los 'Hispanos' en Tokio
"Los Juegos son lo máximo y nosotros desde hace muchos años venimos hablando de ellos. El objetivo de toda esta generación sabemos que son estos Juegos de Tokio". Sin dudar, Alex Dujshebaev tiene claro que Tokio 2020 es especial para España.
A pesar de haber brillado en el pasado ciclo Olímpico hasta Río 2016, España no pudo clasificar para los Juegos de hace cinco años por un solo gol. Sin embargo, el Europeo logrado en 2020 les hizo por fin resarcirse y conseguir con él el billete a Tokio 2020. Estos Juegos serán la despedida Olímpica de jugadores de la talla del capitán Raúl Entrerríos, y es por ello por lo que le dan más valor aún si cabe.
Nos estaríamos engañando a nosotros mismos si no dijésemos que estamos soñando con el oro en Tokio
Para que esta generación ponga su broche de oro, Alex Dujshebaev quiere precisamente eso: una medalla dorada.
"Tal vez da un poco de cosa decirlo, pero no tenemos otro objetivo que no sea el oro. Vamos a ir a por todas. Sabemos que esta generación se merece tener algo grande y vamos a intentarlo. Iremos paso a paso, día a día. Primero, a conseguir pasar los grupos y luego los cruces, e ir viendo. Pero nos estaríamos engañando a nosotros mismos si no dijésemos que estamos soñando con el oro", sostiene el lateral derecho.
Si se hace realidad el sueño hispano, esta generación haría historia, ya que la selección masculina de balonmano nunca ha llegado a una final Olímpica, y su mejor resultado ha sido un bronce, logrado en tres ocasiones (1996, 2000 y 2008).
Tras los pasos de Talant Dujshebaev
Quién sí que ha tocado la gloria Olímpica es su padre, Talant Dujshebaev. Él siempre les ha mostrado tanto a Alex como a Dani su pasión por los Juegos.
"Era muy pequeño todavía, pero sí que tengo recuerdos, sobre todo los últimos, de verlo por la tele, de animarle. Y la verdad es que desde luego él siempre me lo ha transmitido así: que lo máximo a lo que puede aspirar un deportista es a estar en los Juegos representando a tu país. Y más, si puedes conseguir una medalla, es algo muy, muy especial", cuenta.
"Y eso que nosotros jugamos siempre Europeos, Mundiales… Pero yo creo que los Juegos traspasan fronteras, yo creo que están a otro nivel, muy por encima de cualquier otra competición. Para un deportista yo creo que son así de especiales", prosigue el lateral.
En Tokio 2020 podrían debutar en el escenario Olímpico los dos hijos de Talant. "Nos dice que intentemos disfrutar al máximo, que la experiencia se vive de una manera diferente, muy intensa y que intentemos estar centrados, dando lo mejor de nosotros para intentar conseguir una medalla", dice el mayor de los hermanos.
Alex ha estado marcado en su trayectoria por su apellido, y eso no siempre ha tenido cosas positivas. Sin embargo, siempre lo ha llevado con orgullo.
"Tiene su parte positiva y su parte negativa. Cuando éramos pequeños me costaba más, porque yo creo que siempre, tanto para bien como para mal, se miraba con lupa lo que hacía. Cuando era positivo, se alababa más o siempre sonaba un poco más, pero cuando era negativo también la gente era más crítica o más dura. Yo creo que es algo con lo que me ha tocado convivir siempre. Pero siempre estaré orgulloso de ser quien soy, hijo de quien soy", expresa Alex.
Ahora el padre es él, desde hace 17 meses. Y, aunque sea pronto para decirlo, Alex no quiere que seguir la estirpe Dujshebaev en el 40x20 m sea una norma.
"Yo simplemente como padre lo único que puedo hacer es que sea feliz, intentar apoyarle en todo lo que haga. Obviamente yo siempre le voy a intentar ayudar en todo lo que pueda para que sea mejor persona y esté lo mejor formado y capacitado posible, pero que él tome sus propias decisiones".
Indirectamente, este pensamiento también le ha hecho seguir los pasos de su padre. Pero fuera de las pistas. De una manera personal. "Esa forma de pensar, esa forma de ser, también me viene un poco por él, porque en todo momento me ha apoyado, me ha ayudado y siempre me ha animado a hacer lo que yo quisiese. Y de la manera que yo quería", cuenta.
Y esa manera de hacer lo que quisiera y como quisiera le llevó a seguir el legado de su padre que, sin saberlo, comenzó a construirlo en 1992. Aquel 1992 que cambiaría el balonmano español.