Olvide el concepto que tiene de familia o de pertenencia a un país. La jinete Yvonne Losos de Muñiz es todo lo contrario a lo estipulado como normal.
Nació en Nigeria y vivió en Kenia. Después de ello, se mudó a Canadá y, más tarde, a la República Dominicana.
Sus padres -ambos con nacionalidad canadiense- también crecieron en diferentes lugares. Su padre es de origen polaco y creció en la India. Su madre nació en Alemania pero creció en la República Islámica de Irán. "No somos la típica familia en ningún sentido", sentencia Yvonne Losos de Muñiz.
Además de esto, y como atleta profesional, Losos de Muñiz ha entrenado en otros muchos lugares, como Alemania, España o Florida. "Desde que comencé a competir, estoy donde están las competiciones. Estoy viajando continuamente para competir y entrenar porque, desafortunadamente, en la República Dominicana no hay nada para mí. Estoy mucho en la carretera".
"No pertenezco a ningún lugar", dice bromeando.
Cómo montar en el Serengeti
"No había otra opción", dice Losos de Muñiz, que amar a los animales. La familia empezó su vida en África debido al trabajo de su padre. "Mi padre estaba escribiendo un libro. Estaba investigando el impacto de enfermedades tropicales en animales domésticos. Él fue, durante mucho tiempo, uno de los expertos líderes en la materia. Fue genial para los niños crecer así. ¡Fue fantástico!".
"Mi educación en Kenia fue una auténtica fantasía. Incluso cuando era una niña y fui a Canadá, les contaba a los niños cómo crecí en Kenia, montando entre las cebras y los animales del Serengeti, y ellos no me creían. Pero así fue mi vida. Era, ya sabes, galopar por los caminos hasta las llanuras de África. Así que contar esas cosas cuando era joven, en mi adolescencia, era algo que la gente no se creía. Me decían 'no puede ser'. Pero así era", recuerda.
"Tenía, por ejemplo, que montar entre los perros, porque había muchísimos en el área. Pero en algunos momentos teníamos que volver a casa porque los depredadores estaban cazando a los perros. Mis padres no querían que fuéramos parte de la caza. Tuve una educación fantástica, y esta fue la manera de aprender a montar. La regla era no caerme porque cualquier cosa te podía perseguir. ¡Era maravilloso!", exclama la amazona.
Cuando le cuento a la gente cómo crecí en Kenia, montando entre las cebras y
los animales en el Serengeti, no me creen
Comenzó a montar a caballo en Kenia con seis años. "Los caballos que montábamos habían sido caballos de carreras, y no eran los más tranquilos del mundo. Así es como realmente aprender a montar. Nos llamaban los Cowboys de Kenia, y eso era exactamente lo que éramos. No había otra técnica que permanecer en el caballo, al trote o al galope todo el tiempo. Si ves cómo montaba cuando era una niña y como lo hago ahora es como... 'Oh Dios mío, son dos personas diferentes'".
Esto cobra total sentido al ver cómo han ido cambiando sus sueños mientras ella iba avanzando hacia al profesionalismo.
"Cuando era una niña, mi sueño era ser una jockey, ya que vivía en Kenia con todos esos caballos que habían sido de carreras. Desafortunadamente, para cuando tenía diez años ya era más alta que la mayoría de los jockeys. Así que tuve que tirar por la ventana ese sueño", cuenta.
De todos modos, Losos de Muñiz nunca se acabó de bajar del caballo.
"Después conocí a mi marido en la República Dominicana. En aquel momento yo montaba, pero solo como una diversión. Cuando se disputaban los Panamericanos pensé que quería empezar a competir. Ya había competido un poco en Alemania a nivel nacional, varios años atrás. Mi marido es también bastante atlético y competitivo, así que dijo '¿Sabes? Vamos a hacerlo'. Él es como yo: nosotros no hacemos las cosas un poquito. Vamos a por todas".
"Así nos metimos en el mundo de la doma, totalmente disciplinados. Hacíamos saltos y de todo. Fue fantástico. Así los últimos veinte años me he centrado en la doma, pero siempre he sido muy competitiva. Si hago algo, no lo hago solo por diversión. Así que lo intentamos, y, gracias a Dios, se me daba bien. Así me convertí en más competitiva", narra Losos de Muñiz.
Representar a la República Dominicana
Losos de Muñiz siempre ha competido a nivel internacional para la República Dominicana. Incluso la mujer que pertenece a todos lados tiene un lugar en el que estar. Una nación. Una bandera.
"Representar a la República Dominicana es simplemente impresionante, increíble. Probablemente soy la atleta con más suerte en el mundo. El apoyo que recibo de mi federación, de mi Comité Olímpico y de CRESO, una fundación que crea sueños Olímpicos para los atletas de la República Dominicana... Oigo todas esas historias de otros atletas que tienen que pelear para llegar a tener una posición porque no tienen apoyo, y siento que soy totalmente lo opuesto: tengo siempre todo lo que necesito de mi país", remarca.
Representar a la República Dominicana es simplemente impresionante, increíble.
Probablemente soy la atleta con más suerte en el mundo
Y así le representó a esta nación en el gran escenario deportivo mundial: los Juegos Olímpicos de Río 2016.
"Fue la mejor experiencia para mí. Fueron mis primeros Juegos y ver la calidad y la disciplina de los atletas era simplemente un nivel de otra liga. Todo lo que está implícito de estos atletas Olímpicos es asombroso. Yo me sorprendía mucho cuando daba vueltas por la Villa Olímpica. Era un honor para mí experimentar los Juegos Olímpicos fuera de cámaras: la cafetería, ver cómo comían... La cara B de los Juegos es increíble. Aquella experiencia fue fantástica para mí", reconoce.
Jinete sin caballos
Yvonne Losos de Muñiz volverá a vivir la experiencia de estar en unos Juegos, los de Tokio 2020. "Clasificarme para Tokio 2020 fue maravilloso, especialmente porque pude clasificar con dos caballos, así que tengo cierta reserva. Es muy difícil para nosotros, para América del Sur. Tenemos que estar muy lejos de casa porque no hay un sistema de clasificación entre nuestros países o regiones. Así que tanto mi familia como yo hacemos un gran sacrificio. Cuando finalmente recibí la plaza fue fantástico", recuerda.
Sin embargo, como muchos atletas, tendrá que esperar otro año para que comiencen los Juegos. Estos días han sido duros para ella. No solo por el aislamiento, sino porque ha sufrido una gran pérdida en las pasadas semanas.
"Yo vivo en la República Dominicana, pero en estos momentos me encuentro en Canadá porque mi madre estaba muy enferma y ha fallecido hace poco. Así que estoy aquí organizando cosas para mi madre. Estoy terminando ahora. Mis caballos están estos días en Florida por toda esta situación del coronavirus. No estoy segura de qué vamos a hacer, a dónde vamos a ir. Ahora supuestamente tendríamos que estar compitiendo, pero esto no va a pasar. Intentaré ir a donde están mis caballos pero no estoy muy segura de cómo va a ser el futuro el resto del año", explica.
Todo esto ha llevado a que Losos de Muñiz esté entrenando el deporte ecuestre sin caballos.
"Es un poco duro porque estoy acostumbrada a estar sobre el caballo seis horas al día y todo esto se ha ido ahora a la nada. No he podido montar por dos meses. Estoy haciendo cardio, dos sesiones diarias, y también core. Estoy intentando hacer todo lo que puedo para mantenerme en forma, pero de ningún modo es lo mismo".
"Mentalmente también estoy intentando mantenerme alerta. Creo que esta es una situación muy desafiante porque trabajo mucho en calendarios, objetivos... No tener nada de eso por ahora, y por seis meses como mínimo, es un reto. Es un desafío para mí saber ahora cuándo tengo que llegar al pico de forma. Siempre he tenido un sistema: llegar al pico, bajar, llegar al pico, bajar. Ahora no sé cómo hacerlo", aporta Losos de Muñiz.
Nueva fuerza y una dedicatoria
A pesar de estas incertidumbres, Losos de Muñiz sintió cierto alivio tras el aplazamientos de los Juegos. "Estoy de acuerdo con la postergación. Considerando mi situación, con mi familia y lo de mi madre... A ver, obviamente no me iba a afectar que fuera a los Juegos. Habría seguido yendo a los Juegos", explica.
Y lo hará, pero ahora con algo más de tiempo para recuperarse y volver a renacer con más fuerza. Este tiempo puede llevarle a mejorar su anterior experiencia Olímpica.
"En Río estaba tratando de sobrevivir, básicamente. Estaba sobrepasada con estar allí, y mi caballo no se encontraba al cien por cien. No hacía más que decirme a mí misma 'Solo es una participación'".
"Mi objetivo en Tokio es llegar al Especial y, después, ¿quién sabe? Puede pasar de todo a partir de ahí. Y, de nuevo, quiero absorver todo lo que esté a mi alrededor: esa atmósfera increíble, conocer gente... Hay muchos países en el mismo lugar en el mismo momento y todos los aspectos que acompañan a esto son simplemente increíbles. La experiencia Olímpica en plenitud, del principio al final, es el premio que te llevas de clasificar", dice.
Y estos Juegos de Tokio son incluso más especiales para ella. Yvonne Losos de Muñiz los dedicará a su madre: "Todavía me cuesta hablar de ello, pero por supuesto que lo haré, sí".
La mujer que no pertenece a ningún sitio, pero que representa a la República Dominicana, sí que sabe a dónde pertenece: a su familia.