El nombre de Yulimar Rojas pasará a la historia como el de la gran estrella latina de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. No solo ganó la medalla de oro en triple salto batiendo el récord Olímpico en su primer intento, sino que en el último consiguió destrozar el récord del mundo.
Éste estaba vigente desde dos meses antes de que ella naciera en 1995. La marca a batir eran 15.50 metros... y Yulimar Rojas marcó en el Estadio Olímpico de Tokio 15.67 metros.
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El ranchito en Puerto La Cruz
Sin embargo, llegar a ser una estrella en su deporte no le ha supuesto levantar los pies del suelo.
Yulimar Rojas salta. Yulimar Rojas vuela. Pero nunca ha olvidado de dónde viene.
"Mantener los pies en el suelo es necesario para poder agarrar impulso y seguir llegando más lejos. No podría ser de otra forma; la vida, mi familia, mi día a día me enseñaron que lo único que interesa es ser feliz, hacer lo que te apasiona, y luchar por tus sueños. Hay que ser agradecidos siempre", decía en una entrevista exclusiva para Tokio 2020 antes de los Juegos Olímpicos.
La medallista de oro en Tokio nació el 21 de octubre de 1995, y creció en un ranchito, como lo define ella misma, en Puerto La Cruz, en Venezuela.
Ahora, 25 años después y con dos medallas Olímpicas -consiguió también la plata en Río 2016-, dice ser "la misma chama" que tenía miedo a las tormentas y que colgaba las medallas en las vigas del ranchito.
Por qué nunca se rindió
El camino de Yulimar Rojas no ha sido fácil. Aunque sus aptitudes en el atletismo destacaron desde una temprana edad, siempre ha subrayado que no habría llegado donde está ahora si se hubiera quedado enredada en las adversidades.
"Hasta para rendirse también hace falta valor porque dejarías sueños a medias. Yo no me quería quedar con eso. Yo decidí enfrentar mis adversidades y convertirlas en oportunidades. A veces quise rendirme, muchísimas veces, pero en todas me levantó mi familia, mi madre. Ella es mi motor", agregó Rojas para Tokio 2020.
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Este motor le ha hecho volar a lo más alto del deporte.
De temer a las tormentas, a ser la tormenta. La que barre récords del mundo a su paso.
De colgar las medallas en vigas a ponerlas en su cuello en las mayores competiciones del mundo.
De ser la chama del ranchito...
... a ser la chama del ranchito. Pero con un oro Olímpico y un récord del mundo imposibles de olvidar.
La historia de Yulimar Rojas hecha cómic
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