Entrevista a Simone Biles: "El éxito ya no significa lo mismo que antes para mí"

A comienzos de agosto, unos cientos de aficionados poblaban el graderío alto del Now Arena en Hoffman Estates, Illinois, cerca de Chicago, para ver un entrenamiento oficial previo al US Classic de gimnasia artística.

El evento suponía el regreso a la competición de Simone Biles por primera vez desde los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, donde renunció a la final por equipos y cuatro finales individuales para cuidar de su salud mental en medio de un episodio de lo que en gimnasia se conoce como ‘twisties’, cuando el cuerpo y la menta dejan de ir compenetrados.

Esa mañana de viernes en las afueras de Chicago el pabellón estaba tranquilo. Apenas podía oírse el sonido de los éxitos musicales que acompañaban los ensayos de las rutinas de suelo.

No había gritos de ánimo, ni aplausos, ni jóvenes llamando a sus ídolos de gimnasia... Hasta que los hubo.

Biles, siete veces medallista olímpica, estaba practicando esa salida de las barras asimétricas que tantas veces ha hecho, incluyendo los Juegos Olímpicos de Río 2016, donde ganó cuatro medallas de oro y un bronce.

Los allí presentes, que querían ver un poquito de Biles entrenando antes de un evento que agotó las entradas en el mismo momento en que anunció su participación, rompieron el silencio con un grito de júbilo.

Simone Biles había vuelto.

“No sabía si iba a poder volver a competir de nuevo, porque este año hubo muchas ocasiones en que estaba en el gimnasio y era como ‘Tengo miedo de sumergirme de lleno, no voy a volver a hacerlo, nunca voy a hacerlo’”, explicó Biles a Olympics.com en una entrevista exclusiva durante el selectivo de Estados Unidos para el Mundial de Gimnasia Artística.

“Y luego fue como ‘¿Sabes qué? Volveré otro día, otro día’”.

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Simone Biles se sincera sobre su vuelta a la competición

Esa facilidad tan familiar con la que ejecutó su característica acrobacia en Illinois y en las tres siguientes competencias –incluido el Campeonato de Estados Unidos a finales de agosto, donde ganó su octava corona en el all-around– esconde todo el trabajo que le ha costado recuperar todo aquello que en otro tiempo fue tan natural para ella.

Simone Biles asegura que recibió ayuda de la gente que tenía a su alrededor, incluyendo sus compañeras de entrenamiento en el World Champions Centre, donde trabaja con los entrenadores Cecile Landi (antes Canqueteau), olímpica en Atlanta 1996, y el marido de esta, Laurent Landi.

“Las chicas del equipo me ayudaron con eso. Decían, ‘No, Simone, ven. Vamos’. Y era como, ‘Vale, tenéis razón. No me puedo rendir ahora porque si no, tendré miedo para siempre'”, explica Biles.

Finalmente, Simone Biles superó su miedo y encontró consuelo al hacerlo.

“Al menos sabía que si dejaba el deporte podía ir al gimnasio y hacer un doble-doble, un triple-doble y sentirme bien”, explica Biles. “Siento que me ayuda saber que, si lo dejo, al menos puedo hacer eso”.

“Puedo seguir mejorando”

Dos meses después de su regreso, Biles vuelve al lugar donde todo empezó: Amberes, Bélgica, el lugar de su primer campeonato internacional en 2013 y que en 2023 vuelve a acoger el Mundial a partir del sábado, 30 de septiembre.

A sus 26 años Simone Biles lo ha ganado todo en la gimnasia artística –y en muchos casos más de una vez. Son 25 medallas en los Mundiales, incluyendo 19 de oro, y récords en casi todas las categorías de este deporte.

Podría haber dejado la gimnasia artística después de los Juegos de Tokio, donde su acto de autocuidado dio pie a un debate global sobre la salud mental de los deportistas, y donde en su regreso para la final de barra de equilibrio ganó una medalla de bronce que significó mucho para ella.

Pero a medida que Biles retomó su vida después de Tokio, incluida una gira nacional por Estados Unidos y su matrimonio con el jugador de la NFL Jonathan Owens, algo la llevó de vuelta al deporte.

“Creo que a lo largo de este viaje nos hemos dado cuenta de que puedo seguir haciendo esto y de que puedo seguir mejorando”, explica. “Si digo, ‘No quiero hacerlo’, claro que no lo haré. Pero no he dicho nada”.

Esta vez Biles ha sido más informal a la hora de encararlo.

Aseguró a los periodistas que, hasta que su entrenador Laurent Landi se lo dijo, no había pesando en competir en el US Classic en agosto.

“Nosotros simplemente íbamos viendo lo que venía, cosa que es muy extraña porque normalmente tenemos un plan pensado, mis metas a corto plazo y a largo plazo, pero este año creo que hasta yo estoy sorprendida de haber competido en el US Classic”.

“Es una sorpresa y creo que me gusta porque, aunque tengo mis expectativas, no me voy a sentir decepcionada si no consigo algo”.

“Creo que es casi mejor así”, continúa. “Me gusta planificarlo todo. Me gusta saber todo. Si le preguntas a mi marido, te lo dirá, ‘Simone, cálmate. Déjate llevar’. Pero no soy ese tipo de persona, aunque este año ha sido así, tanto en lo profesional como en mi vida. He intentado dejarme llevar y disfrutar del viaje”.

“Y si dentro de 10 años recuerdo esto, puede que piense, ‘Guau, qué bien lo pasé ese año”.

No tener remordimientos

Centrarse en el futuro es una motivación para Biles en el presente

“Creo que sobre todo fue [pensar] en dentro de 10 años, cuando mire hacia atrás, ¿tendré algún remordimiento? ¿Quiero ver el Mundial o los Juegos de París 2024 por televisión y pensar, ‘Guau, si hubiera ido al gimnasio y me hubiera esforzado un poco...’. Porque ya podrá hacer lo que quiera cuando mi carrera termine”, reflexiona Biles.

“Mi carrera no durará para siempre”.

Así que aquí está. De vuelta como si nunca se hubiera marchado, dominando este deporte como lo hizo durante una década.

Pero aunque sus acrobacias sean iguales, su manera de tomarse el deporte y todo lo que implica a su alrededor ha cambiado.