En julio de 2015, Shanne Braspennincx sufrió un ataque al corazón durante una concentración en Colorado Springs, Estados Unidos.
La ciclista neerlandesa, que unos meses antes había sido subcampeona del mundo, necesitó cirugía y pasó más de medio año sin poder entrenar hasta que recibió el permiso médico.
“Me hicieron pruebas, y pruebas, pruebas hasta darme luz verde. En enero de 2016 volví a sentirme deportista otra vez. Mi camino empezó de nuevo, muy, muy despacio. Y ahora aquí estoy en 2021”, explicó.
Y ahí está, en Tokio 2020, proclamándose campeona Olímpica de keirin en el Velódromo de Izu.
En una de las pruebas más frenéticas del ciclismo en pista, Braspennincx se impuso a la neozelandesa Ellesse Andrews por tan solo 61 milésimas. Tercera fue la canadiense Lauriane Genest, que pasó a 148 milésimas.
Braspennincx sucede en el palmarés a su compatriota Elis Ligtlee, que ganó el oro en Río 2016. Un oro que pudo vivir muy de cerca. Braspennincx se recuperó a tiempo para entrar en la selección Olímpica, aunque quedó como reserva.
“Pude saborear un poco los Juegos Olímpicos, ver cómo eran, y me encantó ver a Ellis [Ligtlee] ganar el oro [en keirin]. Estaba en la parte interior del velódromo y lloré. Pero es diferente estar ahí afuera con el dorsal en la espalda”, recordó.
Braspennincx añade este oro a un palmarés donde ya presume de dos medallas mundiales (plata en keirin en 2015, plata en velocidad por equipos en 2018), dos europeas (plata en keirin y bronce en velocidad por equipos en 2019).
De las dos ciclistas mexicanas que participaron en esta competición, la mejor posicionada fue Daniela Gaxiola, que terminó 11º después de haberse quedado a tan solo 26 milésimas de meterse en la final. Yuli Verdugo finalizó 23º.