Rubén Limardo, campeón Olímpico en esgrima y repartidor a domicilio

Lejos del brillo y el glamour de los Juegos Olímpicos, decenas de atletas subvencionan sus rutinas de entrenamiento diarias con otros trabajos. Tokio 2020 analiza a varios deportistas dispuestos a triunfar el próximo verano y qué roles tienen fuera de la competición. Esta semana, presentamos al ganador del oro en esgrima en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y que ahora es también repartidor de comida a domicilio

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Ruben Limardo panam
(2019 Getty Images)

Los detalles

  • Nombre: Rubén Limardo Gascón
  • Edad: 35 años
  • País: Venezuela
  • Deporte: esgrima

Su vida de atleta

Rubén Limardo es una leyenda para el deporte venezolano, ya que, en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, logró la segunda medalla de oro en unos Juegos para su nación.

Y quiere repetir esta hazaña en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. "En la espada masculina, no hay atleta de Venezuela que haya ganado dos Juegos Olímpicos. Yo estoy luchando porque me gustaría estar entre los récords. Eso es lo que me mantiene a mí en la lucha", explicó en una entrevista para Tokyo2020.org el pasado mes de agosto.

De momento, los pasos para lograr la meta los ha dado: fue campeón en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, por lo que tiene su plaza individual asegurada para Tokio 2020. Además, en el Mundial de 2018, así como en el de 2013, logró la medalla de plata en espada individual.

En aquella final en Lima, superó precisamente a su hermano Jesús. De la mano de sus hermanos, Limardo querría sumar otra medalla Olímpica -en este caso por equipos- a su palmarés.

"Ese es mi sueño: ganarme una medalla Olímpica con mis hermanos. No importa el color, lo que importa es que tengamos una medalla Olímpica como familia", reconoció Limardo en la misma entrevista.

Tanto él como sus hermanos se encuentran entrenando en Polonia -donde vive desde hace 19 años- para lograr devolver a Venezuela a lo más alto del podio Olímpico, en una competencia que comenzará en el Mukuhari Messe el próximo 24 de julio de 2021.

Su vida profesional

Sin embargo, aunque su trayectoria deportiva sea tan prólifica, nada es suficiente para darle lo mejor a su familia.

Limardo está casado y tiene dos hijos. Desde que estalló la pandemia, le costó meses poder volver a verles, ya que él se encontraba en Polonia y ellos en Venezuela. Su ambición personal era poder estar junto a ellos en Polonia para poder vivir de cerca sus dos pasiones: su familia y la esgrima.

Y lo consiguió.

Sin embargo, los esfuerzos económicos ahora se han triplicado y esto ha hecho que Limardo tenga que hacer un esfuerzo extra. Desde dos meses es repartidor de comida a domicilio. "Debido a la situación del COVID-19, traer a mi familia a Europa costó bastante y de alguna u otra manera, en vez de tener pérdidas, tengo que producir", explica Limardo en una nueva entrevista para Tokyo2020.org.

De momento, compaginar la esgrima, la familia y su trabajo como repartidor no le está pesando, ni está haciendo que pierda entrenamientos.

"Encontré este trabajo, que no me perturba con los entrenamientos, y puedo hacerlo en este horario que necesite, por las tardes. Por supuesto que si hay días en los que el entrenamiento es muy fuerte, trabajo menos, pero de alguna u otra manera me da chance. Soy atleta, y uno siempre tiene energía para hacer algo extra", dice.

De hecho, le saca también la parte positiva. "Me quita un poco de energía y cansa bastante, pero igual ayuda. Como vamos en bicicleta, eso es lo más importante porque a la vez estás haciendo físico y eso te ayuda también. Fortalece las piernas y me ayuda muchísimo", reconoce.

Este trabajo me motiva porque me enseña a seguir luchando, a no rendirme, a salir adelante.
Cada vez que le doy al pedal, estoy más cerca de lograr esa medalla en Tokio

Este trabajo, de todos modos, tiene fecha de caducidad, no así su sueño de cara a Tokio 2020. "Sé que esto no va a ser para un rato largo, ya que es por la situación que se está viviendo. Quizás para el año que viene todo esto esté resuelto y pueda estar nuevamente tranquilo para trabajar hasta Tokio 2020".

"Sigo haciéndolo, claro, pero este trabajo me motiva porque me enseña a seguir luchando, a no rendirme, a salir adelante. Me enseña que cada trabajo es importante y que, cada vez que le doy al pedal, estoy más cerca de lograr esa medalla en Tokio. Es una motivación extra que tengo, pero simplemente lo que quiero es que esa medalla en Tokio se dé", prosigue Limardo.

Y es bueno que ayude porque su meta sigue siendo la misma que la que tenía antes de ser repatidor, y antes incluso de que estallara la pandemia: brillar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

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