Ona Carbonell: “Si logramos la igualdad en el deporte, ayudará a la sociedad en general”

Tras volver a lanzarse a la piscina un mes y medio después de dar a luz, la estrella de la natación artística española vuelve a soñar con los Juegos Olímpicos. Hoy, en el Día Internacional de la Mujer, Ona Carbonell reflexiona sobre el camino que queda hasta alcanzar la equidad de género

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(2013 Getty Images)

Si hubiera un podio histórico en los Mundiales de Natación, ella se subiría a él para recibir el bronce, solo por detrás de Michael Phelps (33 medallas) y de Ryan Lochte (27). Ona Carbonell es la nadadora mujer con más medallas en las citas mundialistas (23), además de haber ganado dos preseas en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 (una plata en dúos junto a Andrea Fuentes y un bronce por equipos).

Pero quizá todo esto habría que ponerlo por detrás de algo que ahora define aún más a Ona Carbonell: la maternidad.

Carbonell decidió dejar a un lado los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 para ser madre. Su hijo Kai en agosto de 2020, y, en circunstancias normales, ella no habría podido competir en la cita Olímpica. Sin embargo, la realidad ya no es la misma, y Carbonell ahora opta a estar en Tokio y representar a España por última vez en el mayor escenario deportivo.

Un mes y medio después de dar a luz, ya estaba en la piscina. Y ahora se prepara para los Preolímpicos, que tendrán lugar en mayo.

Es decir, Ona Carbonell es madre de Kai, la mujer con más medallas en Mundiales de natación, aspirante a Tokio 2020, además de otras tantas facetas como ser ganadora de Masterchef España, diseñadora, apasionada del arte... y un largo etcétera. Porque no es fácil definir a alguien que todo lo ha construido a base de soñar y, por supuesto, de mucho esfuerzo.

Hoy, 8 de marzo, en el Día de la Mujer de 2021, Ona Carbonell habla de todas sus facetas para Tokio 2020 y para el podcast en castellano del Olympic Channel.

¿Qué significa como mujer estar en el podio de la natación de los Mundiales, solo por detrás de Phelps y de Lochte?

Significa mucho para mí porque hay mucho trabajo detrás y esto te da la confianza de que las cosas se han hecho bien y de que todo este esfuerzo ha tenido su recompensa. Es muy bonito. Y también para el deporte femenino y para la natación artística, porque estar detrás de dos máquinas como ellos, y que son muy populares, ayuda a nuestro deporte y ayuda a la mujer.

Hoy es el Día Internacional de la Mujer. Personalmente, ¿qué significa este día?

Significa mucho porque soy mujer. Hay un trabajo que se está haciendo en la sociedad y que obviamente se está notando, pero creo que todavía queda recorrido y que en el deporte todavía queda mucho. Y ahora que yo estoy viviendo esta conciliación madre-deportista, veo que todavía es un tema tabú y hay muchas dificultades. Para mí, es un día importante y creo que todo lo que las mujeres y la sociedad podamos hacer ayudará a que algún día consigamos esa igualdad.

En concreto, la natación artística y la gimnasia rítmica son los únicos deportes Olímpicos en los que solo compiten mujeres. Aún así, ¿en algún momento ha notado la desigualdad en el deporte?

En el mío no lo puedo decir porque, al revés, creo que tendrían que competir los hombres, y todavía nos falta un camino para que los hombres puedan hacer las mismas pruebas que nosotras. Hay una discriminación hacia el sexo masculino en mi deporte.

¿Y lo nota en el deporte en general?

En el deporte en general, todavía queda muchísimo, desde los sueldos, hasta la repercusión, hasta las instalaciones, los técnicos. Hay mucho camino por recorrer, pero también hay que agradecer. Yo soy partidaria de que hay que quejarse, pero también hay que agradecer. Y yo agradezco a las instituciones, a los periodistas, porque, por suerte, cada vez más los niños pequeños dicen que su ídolo es Lydia Valentín o Mireia Belmonte. Esto antes era impensable. Estamos mejorando, pero todavía queda mucho.

La mejor medalla es tener tu propia familia

¿De qué manera cree que puede el poder del deporte ayudar a otras mujeres en otros ámbitos de la sociedad?

Yo creo que el deporte es un reflejo de la sociedad y que además es de las pocas cosas en el mundo que todo el mundo vive y siente de la misma manera, seas espectador, seas deportista, seas entrenador… Es algo muy bonito y los valores que tiene el deporte son esenciales para la vida. Espero que mi hijo haga lo que quiera, pero que practicar deporte sea esencial porque te da unos valores para toda la vida. Entonces, si en el deporte mejoramos e intentamos conseguir esa igualdad del sexo masculino y femenino, ayudará a la sociedad en general.

¿Y las deportistas, que podéis hacer?

Nosotras lo que tenemos que hacer es seguir ganando medallas, porque esto ayuda muchísimo. Pero también hay que hay que intentar seguir luchando por esa igualdad en todos los sentidos. Por ejemplo, en mi caso, una de las cosas bonitas que creo que tiene volver después de haber sido madre es que es una manera de visibilizar que existe un problema muy grande y que en muchas profesiones todavía la conciliación familiar es difícil, y en el deporte ni te explico cuando se trata de tu cuerpo, cuando de repente te quedas sin becas, sin muchas cosas. Es algo que hay que visibilizarlo, hablarlo y seguir trabajando duro.

La maternidad y el deporte de élite

De los nueve meses de embarazo, ¿hasta cuándo entrenó?

Estuve entrenando hasta que nos confinaron (mediados de marzo). Me tiraba al agua a veces, pero sobre todo también le ayudaba a Mayu [Fujiki, su entrenadora] a corregir al dúo, al equipo. Yo seguí entrenando con el equipo estando embarazada de cuatro o cinco meses, pero luego ya nos confinaron y lo que hice durante todo el confinamiento era hacer los Zooms que hacían Mayu y el equipo. Yo me reunía dos veces cada día con ellas para ayudar a Mayu a corregir a las chicas o lo que sea.

Y, después de dar a luz, ¿cuánto le costó volver?

Tuve a Kai el 2 de agosto. La cuarentena la terminé el 12 de septiembre y ya empecé a entrenar. Empecé a tirarme al agua, pero no podía correr ni hacer abdominales por el tema de que no se me rompiera el abdominal o el impacto para el suelo pélvico. Y empecé con Juanjo, un preparador físico que me puso Mayu específico para mí. Por suerte, Mayu me ha ayudado a adaptarlo para que estuviera todo cerca de mi casa, porque dando lactancia exclusiva al principio fue un poco difícil.

¿Qué está siendo lo más complicado de ser madre y deportista de alto nivel?

Que está siendo muy rápido justo después de haber parido. Ya con tan solo un mes y poco lo dejaba 4 horas al día. Como madre te da como penita, aunque sé que es un buen ejemplo y que es positivo. Y luego también después de haber parido, tu cuerpo cambia. Tienes que bajar unos kilos; y, como doy pecho, también tienes que ir con cuidado con la prolactina y todas las hormonas por las lesiones. O sea, es una tarea complicada que todo tu cuerpo a cuerpo vuelva a la normalidad. Pero sobre todo noto que no duermo, no descanso (dice riendo). Antes llegaba del entreno y me tumbaba a ver una serie, me ponía hielo en las piernas y ahora llego y estoy tres horas con 7 kilos en los brazos dando teta, despertándome muchas veces por la noche… Eso es complicado.

Los de Tokio 2020 van a ser mis últimos Juegos

¿Qué ha notado de diferente en su cuerpo a la hora de volver a la piscina?

Mayu me ha ayudado mucho en este proceso. Creo que una deportista mujer que tenga un hijo y quiera volver al deporte o tienes la ayuda de tu entrenador, como la he tenido yo, o es muy difícil. Primero, que a nivel social parece que si has tenido un hijo ya no vas a ser la que eras, ya no vas a tener los resultados que tenías. Entonces si tu entrenador no te dice ‘Lo vas a conseguir, te voy a ayudar’, si no te facilita la conciliación… Desde antes de parir Mayu y yo ya estábamos haciendo reuniones, y, cuando me tiré a la piscina la primera vez, Mayu me dijo que estuviera tranquila. Así que tampoco fue un shock. Al principio, técnicamente me noté muy bien, pero físicamente fatal. No gané muchos kilos, solo engordé 9, pero para estar en modo competición tenía que adelgazar y la realidad es que no es fácil.

En el Día Internacional de la Mujer, ¿qué reivindicación haría?

No una reivindicación, pero sí qué les diría a todas mis compañeras de otros deportes que también quieren ser madres que no lo dejen porque es lo más bonito del mundo. Y aunque nos dé miedo porque todavía no existe esta conciliación y no existen las ayudas que deberían haber o no se habla lo suficiente, creo que la mejor medalla es tener tu propia familia; más que todas las otras medallas que puedas tener. El deporte irá evolucionando para que las mujeres podamos ser madres y volver al deporte y seguir con nuestros objetivos.

(2019 Getty Images)

Una Ona diferente, y preparada para Tokio

¿En qué le ha cambiado la maternidad?

Supongo que las cosas más importantes de la vida ahora me han cambiado, porque ahora es mi familia, es mi hijo, mi marido y antes era ganar, ganar y ganar. Ahora me importa mejorar, entrenar y obviamente ir a por los objetivos. Pero creo que ahora relativizo mucho más. Supongo que te ordena un poco. Las prioridades de la vida cambian.

En un principio no iba a ir a Tokio pero, tras el aplazamiento, va a poder estar allí. ¿Qué espera de estos Juegos?

Ahora solo pienso en el Preolímpico, y en clasificarnos. Pero yo tengo como algo especial con Japón. He estado doce veces, y con Mayu llevo entrenando desde que era un bebé casi. Cuando entré en la selección tenía catorce años y medio y ella era mi entrenadora con Anna Tarrés. Entonces, es como un círculo, ¿no? He tenido Kai, y Kai es un nombre japonés que me dijo Mayu y de repente puedo estar en estos Juegos después de todo lo que ha pasado. Creo que va a ser un poco mágico todo, incluso por la pandemia también. No espero nada más que disfrutarlos y vivir cada momento como único, porque van a ser mis últimos Juegos. Eso seguro. Entonces intentaré aprovechar todos los momentos para disfrutarlos.

Cuando te levantas eres mucho más fuerte que antes de caerte

Una mente sin límites

En una ocasión dijo: "Nos da más miedo el fracaso que la ilusión de intentarlo". ¿Alguna vez ha tenido miedo al fracaso?

Creo que todavía no hay suficiente educación en cuanto a que tenemos que ser arriesgados, porque obviamente da miedo perder, pero sólo perdiendo podrás llegar a ganar algún día. Nos han educado de una manera en la que, como da miedo perder o perder es malo, mejor no intentarlo. Pero no, no. Lo más importante de todo es intentarlo. Luego podrás perder o ganar. A mí el deporte me ha enseñado a ser atrevida y a luchar por objetivos muy, muy grandes que parecen casi inalcanzables. Pero sólo yendo por ellos puedes llegar a alcanzarlos. He tenido miedo a muchas cosas y he perdido muchísimas.

¿Por ejemplo?

Estuve cuatro años preparándome para unos Juegos. No me llevó la entrenadora, así que los preparé cuatro años más. Al final gané dos medallas. Ocho años para ir a mis primeros Juegos y ganar mis primeras medallas Olímpicas. Pues esto es súper duro y hubo un momento en el que me lo tomé como un fracaso, como un fracaso muy grande, y casi entré en depresión y todo. Pero seguí intentándolo y seguí marcándome retos dificilísimos y casi inalcanzables. Creo que esto es importante y que hay que inculcar que es bueno perder. Nadie nace ganando, ni Rafa Nadal, que es el mega crack. Yo soy muy soñadora y sueño a lo grande y creo que gracias a soñar a lo grande, he conseguido muchas cosas. Obviamente con trabajo, con positivismo, con ilusión, porque si no, no vas a ninguna parte. Pero hay que ponerse retos difíciles.

Entonces, ¿se aprende más de una derrota que de una victoria?

Al principio me costó un poco aceptarlo y he llegado a pasar casi por los puntos del duelo: indignación, injusticia, tristeza. Por ejemplo, cuando no fui a los Juegos Olímpicos de Pekín. Pero luego, poco a poco la experiencia te enseña que sí, que es muy importante perder, que es muy importante caerse y levantarse. Cuando te levantas, eres mucho más fuerte que antes de caerte.

¿Alguna vez se ha puesto algún límite a la hora de entrenar y de competir?

Pocos. Tanto la cabeza como el cuerpo pueden mucho más de lo que nos imaginamos. Y nuestras entrenadoras nos intentan llevar al límite, y lo hacen. Pero siempre se puede más. Hay veces que he estado en la ducha agarrándome la mano para ponerme el champú de lo cansadísima que estaba, fatigadísima. Pero yo trabajo mucho con mi mente, hago mucha visualización y todo lo que he conseguido ha sido gracias a esto. Creo que, si trabajas la cabeza, no existen los límites.

¿Ha trabajado con psicólogos?

La cabeza mueve montañas y, aunque el deporte parezca físico, es un 80 o un 90 por ciento la mente y un 10 o un 20 por ciento tu cuerpo. A partir de ahí tienes que aceptar y entender que, cuando uno busca un reto tan grande y tan difícil como ser el mejor del mundo en algo es tan difícil que necesitas ayuda de todo tipo: nutricionista, preparador, físico y necesitas un psicólogo, un mental coach porque tienes muchos momentos que la cabeza ya no tira más. Yo siempre he trabajado la parte mental y para nada me avergüenzo. Al revés, creo que es algo súper positivo y que todos tenemos que admitir o entender cuáles son nuestros puntos fuertes y nuestros puntos a mejorar. Yo siempre he necesitado esta ayuda para poder conciliarlo todo.

Múltiples facetas pero un solo legado

Además de la natación, también le gusta el diseño de bañadores, da charlas, ganó Masterchef... ¿De dónde le viene esa creatividad y esa capacidad de esfuerzo?

A ver, yo siempre digo que soy muy mala. Yo casi suspendí educación física en el colegio. O sea, no es que sea muy buena deportista, pero justo di con un deporte idóneo. A mí me encanta el arte y tuve la suerte de conocer un deporte que tenía una parte artística muy grande, porque sí que es verdad que con otros deportes soy muy mala. Y esta parte es la que me cautivó. Creo que tengo como fuego dentro y siempre tengo ganas de aprender y descubrir nuevos mundos. Para mí la vida es un aprendizaje constante y se puede aprender de todo el mundo y de todo. Entonces dedico muchas horas a la piscina, pero siempre tengo ganas de hacer muchas cosas, de escribir libros, de hacer un cameo con Santiago Segura en su peli, de hacer un concurso de cocina, de estudiar diseño y diseñar bañadores...

Si hay un deportista que no tiene respeto al rival, es difícil que gane

Todo esto ha hecho de Ona Carbonell un referente. ¿Cuándo se dio cuenta de esto?

Yo recuerdo el año de Corea [Mundial de Gwangju 2019], que, cuando volví después de un parón, le dije a Mayu: ¿Qué esperas de mí este año? Y ella me dijo ‘Obviamente espero resultados. Pero lo que espero es que seas un referente fuera del agua, que seas la primera en llegar a la piscina, la última en irte, que nunca te quejes’. Desde que a lo mejor soy un poco más conocida, he intentado esforzarme mucho en esta parte y más con las redes sociales; que las niñas entiendan que para ser un gran deportista tienes que ser educado, tienes que ser responsable, tienes que hacer muchas cosas más que levantar bien la pierna. Para mí esto es ser un referente.

¿Cuál es el legado que le gustaría dejar?

No es tanto los resultados, aunque sí porque soy una picada, una competitiva y siempre quiero ganar, pero sí que siempre he trabajado mucho esta parte de valores, esta parte de ser un ejemplo... Me gustaría que lo que yo he hecho pueda aportar a otras nadadoras para que también entiendan que esta parte mental y emocional del deportista es muy importante y que les pueda servir como ejemplo. Yo creo que esto todavía se conoce poco, pero, si hay un deportista que no tiene respeto al rival, es difícil que gane.

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