Melvin Pender: el velocista que fue retirado en camilla, pero nunca se rindió

En octubre de 1964, Tokio fue por primera vez sede de unos Juegos Olímpicos. Para celebrar el aniversario, Tokio 2020 le acercará algunos de los momentos más increíbles e históricos que tuvieron lugar hace 56 años. En una nueva parte de la serie, repasamos la historia del velocista que deseaba desesperadamente terminar la final de los 100 metros

Melvin Pender
(© 1964 / Comité Olímpico Internacional)

Los antecedentes

Melvin Pender no sabía nada del atletismo en pista hasta los 25 años, varios años antes de su debut en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964.

Nacido en los Estados Unidos en 1937, Pender creció soñando con unirse al ejército. En 1960, fue enviado a una de las bases del ejército estadounidense en Okinawa, en el Pacífico, donde sirvió en la división área. Allí notaron su velocidad durante un partido de fútbol. Un día, se le pidió que participara en una competición amistosa de atletismo entre el ejército estadounidense y los atletas japoneses que se entrenaban para Tokio 1964.

En su autobiografía, 'Expression of Hope - The Mel Pender Story', recuerda su reacción a la solicitud.

“Entrenador, ¿de qué está hablando? ¿Correr en la pista?, pregunté. ¡Nunca he corrido en una pista en mi vida! ¡No sabría qué hacer!"

Tampoco era un fanático de las zapatillas deportivas, y señaló que eran “feas, feas, feas”.

Con todo lo dicho, ganó la primera carrera. Más tarde se le pidió que compitiera en varias competiciones internas, donde ganó las 100 y 200 yardas, antes de ser enviado a entrenar para los Juegos Olímpicos.

Pender tenía una razón personal para querer competir en Tokio 1964: Japón ocupaba un lugar especial en su corazón.

Al crecer como afroamericano en el segregado sur de los Estados Unidos, en Georgia, el atleta se enfrentó a la discriminación tanto en su estado natal como en el ejército. Sin embargo, en Japón, finalmente sintió la aceptación y la igualdad que había estado anhelando.

“Era un mundo completamente diferente a cualquier experiencia anterior por la que había pasado. La gente era trabajadora, inteligente y muy educada. Esta fue la primera vez que un grupo de personas me mostró tanto respeto”, describe en su biografía.

El momento

Pender iba a competir en los 100 m y los relevos de 4×100 m en Tokio 1964.

El atleta, que empató en el primer lugar en su serie de 100 metros y terminó segundo en los cuartos de final, se unió a su compañero de equipo, Robert 'Bullet Bob' Hayes, el favorito de los 100 metros en la semifinal. Hasta ese momento, había corrido con relativa facilidad, pero Pender cayó en la pista después de apenas clasificarse para la final.

Según Hayes, Pender tuvo que ser trasladado en camilla.

Más tarde se descubrió que Pender se había desgarrado los músculos alrededor de la caja torácica; antes de la semifinal, estaba jugando con su compañero de equipo Trent Jackson, quien lo golpeó en el estómago y le provocó una hemorragia interna.

Le pusieron inyecciones para aliviar el dolor y le aconsejaron que no corriera en la final. Pero no podía afrontar la idea de darse por vencido cuando estaba a solo una carrera del objetivo.

Así que ahí estaba, parado en el carril ocho.

Cuando se disparó la pistola de salida, Pender empezó la carrera, pero el dolor lo abrumaba.

“Estaba frente a Jerome (Harry Jerome de Canadá) y Figuerola (Enrique Figuerola de Cuba) a unos 70 metros cuando el dolor se volvió tan fuerte que perdí el paso y no sabía si podría llegar a la meta”, recuerda.

En una inmensa muestra de determinación, Pender terminó sexto. Hayes, quien ganó la medalla de oro, elogió a Pender y dijo que “demostró un coraje fantástico simplemente corriendo con el dolor que tenía”.

Después de la carrera, Pender fue enviado al hospital y no pudo participar en el relevo 4 × 100 m.

En un periódico militar estadounidense publicado días después de la final, Pender afirmó: “Le prometí a mi esposa e hija que les llevaría a casa una medalla de oro. Si hubiera habido más tiempo entre las semifinales y la final de los 100, creo que podría haberlo ganado”.

¿Qué pasó después?

Después de Tokio 1964, Pender regresó al ejército. Se graduó en la Escuela de Candidatos a Oficiales en 1965 y fue enviado a Vietnam. Sin embargo, cinco meses después fue enviado de regreso a los Estados Unidos para entrenar para los Juegos Olímpicos de 1968 en la Ciudad de México.

Con 31 años, Pender viajó a México en busca de una segunda oportunidad de alcanzar la gloria Olímpica. Aunque volvió a terminar sexto en los 100 m, ganó el oro en los relevos 4 × 100 m con Charlie Greene, Ronnie Ray y Jim Hines. Juntos establecieron un nuevo récord mundial de 38,24 segundos.

Durante su carrera, Pender también estableció récords mundiales en las distancias ahora obsoletas de 50, 60 y 70 yardas.

Fuera de la pista, Pender regresó a Vietnam y ganó una Estrella de Bronce. Más tarde hizo de entrenador de atletismo en West Point. Aunque se había entrenado para los Juegos Olímpicos de 1972, la edad estaba en su contra y el atleta de 34 años no pudo formar parte de su tercer equipo Olímpico.

Después de retirarse del ejército, Pender abrió una tienda de artículos deportivos en Atlanta y ayudó a diseñar modelos para una empresa de calzado deportivo. Construyó la primera piscina para afroamericanos en su ciudad natal de Lynwood Park y coordinó varios encuentros de atletismo.

A pesar de los altibajos dentro y fuera de la pista, Pender escribió un mensaje de esperanza en sus memorias: “Lo que una persona hace, correcta o incorrectamente, tendrá un impacto en la vida de muchos, y trabajar para lograr el éxito es posible, independientemente de la situación de tu vida".

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