La carrera más larga de Abdessamad Oukhelfen

El actual campeón de España de 5.000 m está a cuatro segundos de lograr la mínima para Tokio 2020, pero estos resultados no llegarían de no ser porque en 2019 obtuvo la nacionalidad española tras un largo proceso

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(2019 Getty Images)

Abdessamad Oukhelfen habla del atletismo como cuando un niño va a clase con un juguete nuevo. Con sonrisa inmensa y como si no hubiera nada mejor en el mundo.

Algo de niño -joven, mejor- tiene, ya que en diciembre cumplirá los 22 años. Y quizá sea el atletismo quien juegue con él porque ahora mismo no hay nada mejor en España -en el mundo todavía está por ver- que Abdessamad Oukhelfen corriendo los 5.000 metros.

En la vuelta a la competición en una temporada 2020 atípica a causa del coronavirus, Oukhelfen se ha proclamado campeón de España absoluto de 5.000 metros y campeón de España sub23 en la misma distancia y en 1.500 m.

“Al principio, ir ganando las competiciones, y además de una manera espectacular, no me lo llegaba a creer. Pero estoy muy contento. Hay que trabajar para seguir estando ahí arriba. Al final, hemos trabajado para esto y ya nos lo merecíamos”, cuenta en una entrevista exclusiva para Tokio 2020 el atleta español.

Optimista de cara a Tokio 2020

Este año, además de estos grandes resultados, ha conseguido correr los 5.000 m en 13:17:95 (en el 59th Ostrava Golden Spike, el 8 de septiembre de 2020 en la República Checa). La marca mínima para Tokio 2020 es de 13:13:50, por lo que Oukhelfen se ha permitido soñar.

“Estoy a cuatro segundos y creo que este año hubiera podido mejorar la marca incluso un poco más. Y, con un año más, estoy con muchas posibilidades y seguramente la conseguiremos”, dice el fondista.

Porque precisamente a él el aplazamiento de los Juegos Olímpicos no solo le ha venido bien para tener más margen de preparación, sino que fue la noticia que puso a Tokio 2020 dentro de sus objetivos. “Este año los Juegos eran una alternativa para nosotros, pero, cuando se aplazaron, María (Carbo, su entrenadora) me dijo que los Juegos los pondremos dentro como objetivo de la temporada el año que viene”. 

“Estar en Tokio sería un sueño. Lo más grande que puede conseguir un atleta es una medalla Olímpica o, como mínimo, participar en unos Juegos Olímpicos. Y yo creo que estoy en la parte de participar, y eso es un sueño cumplido. Y luego toca hacer algo grande, por qué no en Tokio. Si estamos ahí, vamos a lucharlo para sacar el mejor resultado”, prosigue.

Cuando el juguete estaba roto

Sin embargo, Oukhelfen no siempre ha podido disfrutar tanto de su juguete favorito.

Siempre ha sido de recorridos largos.

Nació en 1998 en el Ksar de Imi n'Izrou (Marruecos), pero a los cinco años se mudó con su familia a Reus (España).

Allí su hermano comenzó a practicar atletismo y a él no le convenció este deporte de primeras. Oukhelfen prefería el fútbol, porque era a lo que jugaban sus amigos, aunque de todos modos iba a entrenar atletismo un día a la semana.

“Al cabo de un año, mi entrenador me dijo que, si entrenaba más, podría dejar mi huella en el atletismo. Yo en esos momentos no me lo creía, pensaba que era demasiado. Y ahora lo pienso y veo toda la razón que tenía. Ahora veo todo aquello tan pequeño, y entonces lo veía todo tan grande… y eso es porque lo estoy logrando”, asegura.

Por aquel entonces, Oukhelfen no solo tenía maneras en el atletismo, sino que también estaba más que establecido en España.

Sin embargo, su recorrido aún le deparaba obstáculos.

Pasaban por delante de mí los Europeos, los Juegos Mediterráneos, Mundiales júnior o sub23, convocatorias con la selección absoluta…
Yo entrenaba muchísimo, pero había días que iba al entrenamiento sin ganas, vacío

A pesar de vivir en España desde los 5 años, no consiguió la nacionalidad española hasta enero de 2019.

Antes de eso, Oukhelfen no podía subirse al podio aunque ganara en competiciones españolas.

“Cuando vinimos a España, nos sentimos unos ciudadanos más de Reus, pero con el paso de los años, fui necesitando ese papel que te abre tantas puertas, como es la residencia española. Esto te permite en algunos casos participar, o ser internacional, o tener reconocimientos a nivel nacional o internacional”, empieza a contar.

Cuando comenzó a tramitar la residencia española, tuvo que esperar casi tres años para tenerla. Tres largos años en los que era un atleta invisible de cara a las medallas, o incluso a la mera participación en eventos.

“Yo entrenaba, y pasaban por delante de mí los Europeos, los Juegos Mediterráneos, Mundiales júnior o sub23, convocatorias con la selección absoluta… Yo entrenaba muchísimo, pero había días que iba al entrenamiento sin ganas, vacío. María me ayudó a gestionarlo de manera fácil, y seguí compitiendo en competiciones locales”, recuerda.

“En 2019 ya obtuve la nacionalidad, y a los tres meses gané el bronce en el Europeo sub23. Eso nos abrió los ojos, como ‘Mira lo que podía haber hecho si hubiera obtenido la nacionalidad antes’”.

“Ahora empiezo a soñar más en este deporte”, concluye.

Su intento en Francia

Durante estos tres años, España no era la única baza para Oukhelfen. También intentó conseguir la nacionalidad francesa, con la idea de poder competir por derecho propio.

“Tengo familia en Francia por parte de mi madre, y ellos tienen ya la nacionalidad allí. Mi tío hace también atletismo en un club de Francia y me propuso intentarlo. Yo iba a Francia una vez al mes para competir por este club. Así que, a partir de entonces, empezamos a tramitar la nacionalidad francesa”, cuenta.

“Pero yo siempre luchaba por la nacionalidad española. Y cuando me la dieron, llamé a mi tío para contárselo y me dijo que era perfecto, que ahora tenía que luchar por todo en España”, prosigue.

Con tanta ayuda recibida, Oukhelfen tiene clara una de sus metas como atleta: agradecerles a todos el apoyo. “Ganar campeonatos, como el de España, es una manera de agradecerlo”.

Pero su tío, además de ayudarle en el tema de la nacionalidad, también le da consejos sobre su deporte. “Mi tío es entrenador y a veces cuando me ve, me llama y me dice los fallos que tengo. Todo ayuda, especialmente el apoyo familiar y de mis amigos. Que todo el mundo esté contigo te ayuda a seguir”, sentencia.

Y poco a poco, ayuda a ayuda, ha podido recorrer el tramo más largo. Solo le quedan los 5.000 m que le lleven a jugar a Tokio 2020. Con su sonrisa inmensa. Como si, quizás, no hubiera nada mejor en el mundo.

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