La boxeadora de Estados Unidos Jennifer Lozano lleva con orgullo su apodo 'La Traviesa'.
Viene de su abuela, ya fallecida, que fue una de las grandes inspiraciones de la púgil.
"Fue mi abuela la que me puso el sobrenombre porque realmente era muy traviesa de niña", explica Lozano para Olympics.com. "Luego fue perfecto cuando comencé a tomarme el boxeo seriamente porque también daba problemas en el ring. Reñía a los chicos y no querían ni volver a entrenar ni subirse al ring conmigo".
"Me aseguro de dar problemas al rival cada vez que boxeo, la forma en que me pongo los guantes, la forma en que me muevo, cómo me muestro... ¡Soy arrogante en el ring! Así represento ese apodo, porque es para ella. Y así es como peleo".
Pelear contra el machismo en Laredo
Al crecer en la ciudad fronteriza de Laredo, Texas, Lozano aprendió a boxear para defenderse.
Era una niña con orígenes mexicanos y sufrió bullying por su peso y por hablar español.
"Después de la escuela peleaba en la calle y llegó un punto en el que ya no quería que me presionaran más, así que me apunté en un gimnasio de boxeo en el lado sur, cerca de mi casa", recuerda.
"Pero en aquellos momentos, existía la cultura de que las mujeres no debían boxear. Especialmente siendo de un pueblo que no está en el mapa, hay mucho machismo allí. Era un tema de hombres, mientras que se entendía que las mujeres debían estar en la cocina y cosas así".
"Entonces comencé a boxear y empecé a perder peso, lo que me dio esa pasión de querer competir. Mi mamá le preguntó al entrenador si podía y, por supuesto, él dijo: 'No. Todavía estás gorda, todavía eres una niña y las niñas nunca boxearán'".
"Eso me destrozó. Me rompió. Pero mi mamá vio algo en mí que yo no vi en mí en ese momento".
Lozano no pudo encontrar otro deporte que le gustara tanto como el boxeo y volvió a ponerse los guantes en el gimnasio Boxing Pride.
Pero esta vez, rodeada de entrenadores que sí le alentaban y que también vieron su potencial. Fue una historia diferente.
"A los pocos meses me dijeron: '¿Te gustaría ser parte de nuestro equipo de competición?' Y yo dije: 'Sí, por supuesto, ¡apúntame!'".
"Y desde entonces, siempre que he ganado o perdido, ya sea que haya tenido días buenos o malos, he pasado por todo esto con la gente de ese mismo gimnasio".
Una inspiración para las mujeres más allá del ring
Además de mejorar su forma física, el boxeo mejoró el estado mental de Lozano.
Le dio confianza y la convirtió en "una persona más estable y saludable".
Su vida ganó también en un rumbo nuevo y un propósito, más allá de querer defenderse.
Después de tantos años de dudar y de negarle oportunidades en el ring, quería inspirar a otras mujeres a perseguir sus sueños también.
"Otro aspecto de mi vida que ha cambiado completamente es que ahora quiero que otras personas mejoren sus vidas, incluso cuando piensan que no pueden hacerlo", dice.
"Especialmente las mujeres, no solo en el boxeo, sino en cualquier cosa que aspiren a hacer. Es posible porque en mi ciudad, cuando era niña, mucha gente no creía en mí".
"Los patrocinadores no querían patrocinarme porque era mujer. Perdí muchas oportunidades. Perdí muchas cosas que sí que podrían haber pasado si fuera un hombre".
"Fue realmente triste porque tuve que perderme torneos porque no teníamos suficiente dinero. Tuve que perderme nuestros torneos y clasificaciones nacionales y todas estas experiencias, pero seguí trabajando duro. Nunca me rendí".
"Cuando ganaba cinturones, los llevaba a mi escuela al día siguiente y se lo mostraba a mis amigos, a mis compañeros, a todos, simplemente tratando de inspirarlos y demostrarles que era posible".
"Cada persona que dudaba, cada persona que pensaba que yo no iba a lograrlo... quería demostrar que la gente estaba equivocada. Estaba cansada de que me empujaran" - Jennifer Lozano para Olympics.com
Jennifer Lozano y su admiración por Floyd Mayweather
Esta férrea determinación de silenciar a los escépticos ayuda a explicar por qué el ídolo de Lozano es Floyd Mayweather Jr.
El invicto boxeador profesional, y medallista de bronce en Atlanta 1996, es considerado uno de los mejores pugilistas de todos los tiempos, pero Lozano inicialmente no logró simpatizar con su comportamiento, a menudo arrogante.
Pero tan pronto como empezó a boxear, se dio cuenta de contra qué estaba luchando él y descubrió que podía identificarse con él.
"Él surgió de la nada y la gente lo llamaba engreído", explica Lozano. "Cuando era pequeña pensaba lo mismo, porque no entendía su mentalidad".
"Pero cuanto más crecía, más me daba cuenta de que él estaba haciendo algo asombroso a pesar de que la gente dudaba constantemente. Mucha gente no quiere verlo triunfar".
"Ahora me doy cuenta, porque yo también he pasado por eso. Él es una leyenda".
Acallar las dudas en los Juegos Olímpicos
Lozano ya ha hecho historia como la primera mujer en boxear para Estados Unidos desde Laredo y la primera de esta región en ser olímpica [en París 2024], pero su misión no está ni cerca de completarse.
Con su cuota obtenida a París 2024 a través de los Juegos Panamericanos Santiago 2023, podrá inspirar a más personas y dará otra lección para aquellos que dudan.
"Desde niña tuve este sueño. Siempre lo he dicho mentalmente porque, tan pronto como dices algo en voz alta, la gente empieza a atacarte y a empujarte hacia abajo".
"No sabía nada sobre cómo llegar hasta aquí, sólo sabía que, si seguía ganando, de alguna manera sucedería".
"Podré demostrarle a tanta gente que está equivocada e inspirar a tantas mujeres, niñas y niños y a todos en Laredo... demostrar que lo imposible es posible".