El rugby dejó de ser Olímpico en 1924, y tuvo que esperar 92 años para volver al programa, aunque eso sí, esta vez a través de la modalidad de rugby 7, que debutó en unos Juegos en Río 2016.
Solo doce naciones pudieron formar parte de este hecho histórico para el deporte, y uno de ellos fue Argentina, que, junto a España, fue el único país hispanohablante. El resultado fue positivo para Argentina después de todo, pero los Juegos Olímpicos van más allá de las posiciones y los resultados, según cuentan para Tokio 2020 dos de los jugadores del combinado argentino: Franco Sábato y Germán Schulz.
“Creo que fue muy bueno poder sumar un deporte en los Juegos. Para nosotros era todo muy nuevo. El Comité nos recibió muy bien", dice Schulz.
“Tanto a nivel nacional como mundial creo que el seven está creciendo mucho, en parte gracias a que se hizo un deporte Olímpico”, añade Sábato.
Río 2016 fue increíble para nosotros
Sábato, además, tiene muy presentes los recuerdos de Río 2016: "Tenemos unos recuerdos muy, muy lindos. Era la primera vez que el rugby seven estaba en unos Juegos Olímpicos, así que vivir esa experiencia fue algo distinto y único. Fue genial poder compartir una Villa Olímpica con distintos atletas de Argentina, como de todo el mundo. Grandes figuras que ves por la tele, del básquet, tenis, fútbol, y compartir con ellos un comedor, algunas charlas, unos mates... la verdad es que fue algo increíble para nosotros".
Entonces, Argentina consiguió pasar la fase de grupos gracias a sus victorias ante Estados Unidos y Brasil. En cuartos de final cayó ante Gran Bretaña y, en la lucha por el quinto puesto, dio la cara ante Nueva Zelanda, aunque no pudo asegurar la plaza.
"La parte del rugby también fue algo espectacular y nos sentimos a tiro y nos dimos cuenta de que se puede. Estamos hace mucho tiempo trabajando para tener otra oportunidad”, prosigue Franco Sábato.
Rugby sin contacto
Esta oportunidad se les dio en junio de 2019, cuando se disputó el Campeonato Sudamericano, que otorgaba un boleto Olímpico para el campeón. Y éste fue Argentina.
“Fue una experiencia muy linda. Nosotros dos habíamos estado en la clasificación anterior, que la viví con muchos nervios, muchas expectativas. Fue un torneo muy duro. En la clasificación del año pasado teníamos la misma ansiedad, pero bueno, por ahí un poquito menos con la experiencia de la clasificación anterior. Por suerte nos fue muy bien. Jugamos bien, pudimos hacer lo que queríamos, así que clasificamos. Y fue una alegría muy, muy, muy grande volver a estar en los Juegos”, recuerda Germán Schulz en la primera concentración del equipo después de la pandemia.
Entrenar en la distancia en un deporte en el que predomina el contacto fue especialmente difícil para los Pumas 7, como se le conoce a la selección.
“Es la primera vez que nos podemos juntar después de marzo, cuando fue la última gira. Tuvimos varios meses sin poder vernos. Al principio entrenábamos por Zoom: teníamos charlas donde nos podíamos ver un poco. Después tuvimos una etapa donde tuvimos una especie de vacaciones, donde seguimos entrenando, cada uno en su casa, en su provincia. En mi caso soy de Córdoba y entrenaba con los chicos de allá", cuenta Schulz.
"Ahora por suerte se habilitó el tema del contacto y de poder entrenar casi normal. Obviamente con los protocolos que se cumplan. Es la primera vez que nos podemos juntar y la verdad que es fundamental porque necesitamos poder entrenar juntos y ver de vuelta al equipo”, prosigue Schulz, quien durante el confinamiento se fabricó él mismo su gimnasio en casa.
El reencuentro entre todos los miembros del equipo fue de lo más esperado.
“Es como los primeros días de la vuelta al colegio, que era lindo encontrarse con todos los amigos, desde hace mucho no se veían, así que estaba muy contento. Es muy lindo volver a juntarnos todos, volver a compartir, volver a entrenar todos juntos, nos hace muy bien como equipo”, subraya Franco Sábato.
Precisamente asegurar la plaza antes de la irrupción de la pandemia fue algo con valor añadido después del aplazamiento de los Juegos y de otras tantas competiciones clasificatorias.
“Siempre pensamos en las distintas selecciones que todavía no están clasificadas y tienen que jugar, la cuál y la poca competencia que tuvieron. No hubiera sido lindo estar en esa situación”, explica Sábato.
Una medalla en Tokio 2020, ¿por qué no?
De momento, Argentina es el único país latino clasificado para disputar el torneo Olímpico de rugby 7, y también el único hispanohablante. Solo queda una plaza por decidirse en el Torneo Preolímpico Mundial, que tendrá lugar en Francia.
“Creo que el primer objetivo es ponernos de nuevo físicamente aptos para entrar a una cancha de rugby. Y creo que después, llegar de la mejor manera a los torneos que tenemos, agarrar rodaje, empezar a jugar como equipo de nuevo, todos juntos, buscando siempre el pico máximo de juego y físico para los Juegos”, reconoce Sábato.
Si lo consiguen, su sueño Olímpico podría pasar por obtener una medalla en Tokio 2020.
“Yo por lo menos creo que sí (se puede luchar por una medalla). Tenemos un gran equipo. Ahora somos más todavía. Así que, sin duda, sí. Con la experiencia de los Juegos anteriores, donde estuvimos muy, muy cerca, creo que eso nos da confianza de saber que podemos y que creo que depende de nosotros. Pero creo que sin duda podemos colgarnos una medalla”, sentencia, por su parte, Schulz.
El compañerismo, la clave
Cuando lleguen a Tokio 2020 habrán pasado cinco años desde su única experiencia Olímpica. El rugby 7 arrancará su competencia en Japón a partir del 26 de julio de 2021.
Entonces, Sábato tendrá 31 años, mientras que Schulz, 27. Desde los anteriores Juegos hasta los próximos, han tomado muchísima experiencia en sus trayectorias. "Creo que la diferencia más grande que siento es que hoy quizá lo puedo disfrutar un poco más”, reconoce Schulz.
Estar en el equipo argentino no es algo extraño para ellos, y tienen claro cuál es el ADN que define a los Pumas 7, según explica Sábato: “Creo que el ADN de este equipo es el compañerismo y el sentido de pertenencia que tenemos. Nosotros decimos que el ADN nuestro empieza con la defensa, hablando más dentro del juego. Partiendo de la base de que tener una buena defensa e inculcando los valores que teníamos afuera de la cancha como como equipo creo que es el puntapié inicial para para tener un buen equipo”.
No hay nada que te impida irte fuera, pero llevamos años trabajando en el equipo por darle cada vez más identidad a Pumas Seven
y sentirnos parte de él. Esto nos hace querer estar acá
Precisamente este sentido de pertenencia que comenta hace de su selección algo especial: la gran parte de sus integrantes tiene sus clubes en Argentina, algo que no pasa tanto en el rugby 15. Los Pumas 7 no emigran para jugar. Ellos se quedan.
“No hay nada que te impida irte fuera, pero llevamos años trabajando en el equipo por darle cada vez más identidad a Pumas Seven y sentirnos parte de él y querer estar acá. Entonces, es decisión de los que estamos de quedarnos acá y tratar de crecer como equipo", explica Germán Schulz.
“Al tener tantos viajes y concentraciones acá, si te vas a jugar fuera, dejas de ser parte del equipo. Es imposible jugar fuera y formar parte del equipo", añade Sábato, quien hace siete meses se sometió a una operación quirúrgica de su hombro izquierdo, que tuvo que volver a operarse hace casi dos meses, pero ya se encuentra en el final de la recuperación, que no le supondrá problemas para encarar los últimos meses antes de los Juegos Olímpicos.
Esos Juegos Olímpicos en los que Los Pumas quieren volver a sacar la garra.
Cómo se conocen entre ellos
¿Quién de los dos es más divertido en el vestuario?, ¿quién escucha la peor música?, ¿quién es más temido por los rivales?
La respuesta a estas y más preguntas, en el siguiente vídeo: