Políticamente separadas en dos países, las dos Coreas compiten en deportes por separado y bajo su propia bandera: la de la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte) y la de la República de Corea (Corea del Sur). Son raras las ocasiones en las que desfilan o compiten formando un mismo equipo, con una bandera común.
En pasadas ediciones de los Juegos Olímpicos, las dos Alemanias, entonces divididas en la RFA y la RDA, compitieron juntas entre 1952 y 1964. Egipto y Siria formaron parte de la misma delegación en los Juegos Olímpicos de Verano de 1960 y 1964 como la República Árabe Unida.
En la ceremonia de apertura de los Juegos de Sidney 2000, por primera vez las dos Coreas desfilaron juntas, pero compitieron por separado. También sucedió en Atenas 2004 y en los Juegos de Invierno de Turín, en 2006. Sin embargo, nunca antes las dos Coreas habían sido parte de un mismo equipo en una competición olímpica, como sucedió con el equipo femenino de hockey sobre hielo en PyeongChang 2018.
Los meses previos a los Juegos
Apenas unos meses antes de la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno en PyenongChang, la situación política en la península de Corea era muy tensa, lo que podía complicar la participación de los atletas norcoreanos.
Años antes, en 2014, tras los Juegos de Sochi, el Comité Olímpico Internacional (COI) había creado un programa especial para la clasificación de atletas norcoreanos para los siguientes Juegos de Invierno, los de PyeongChang, en la República de Corea.
El diálogo entre el COI y los comités olímpicos nacionales de la República de Corea y la RPDC llevaron un largo tiempo, requirieron de mucha diplomacia, y tan solo dos meses antes de los Juegos (a finales de 2017), se tomó una decisión:
“Hubo momentos de tensión hasta el último momento. Nadie sabía qué iba a pasar. Cuando todo salió bien, fue un alivio y pensamos: 'bueno, los Juegos pueden comenzar'”.
Olivier Niamey, miembro del COI
La participación
En total, 22 atletas de la RPDC participaron en los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang 2018, incluidas 12 mujeres que formaron parte del equipo femenino de hockey sobre hielo unificado de Corea, que incluía a deportistas de los dos países.
Randi Griffin, deportista surcoreana intengrante de este equipo tan especial, lo recuerda así. "Cuando nos conocimos fue como el primer día de colegio". A pesar de la timidez y las barreras de comunicación -los dialectos de las dos Coreas presentan numerosas diferencias y la entrenadora del equipo, Sarah Murray, era extranjera-, jugadoras y cuerpo técnico fueron superando esas dificultades y el equipo llegó a la competición reinando un buen ambiente.
La participación en los Juegos Olímpicos de Invierno, la solidaridad entre atletas, la unión entre surcoreanas y norcoreanas... fueron factores que cautivaron a un público que animó sin descanso y al unísono a este equipo unificado con el lema "We are one!" (Somos uno). Los asistentes a los partidos se volvían locos cada vez que el equipo marcaba un gol.
Políticamente divididos, el deporte logró unir a estos dos países dando un gran ejemplo de lo que los valores y el espíritu olímpicos pueden conseguir.
Reflexiones
Para Thomas Bach, Presidente del COI, la organización cumplió con su papel al convertirse en puente de entendimiento para las dos Coreas. Ban Ki-Moon, Ex Secretario General de las Naciones Unidas, añadió:
"La Asamblea General de la ONU ya ha tomado resoluciones de paz olímpicas en el pasado, pero ninguna de ellas en la historia de la Organización en el pasado, pero ninguna de ellas ha sido más importante que esta de 2017".
Randi Griffin, nacida en Estados Unidos, de origen surcoreano y miembro del equipo unificado de hockey, reflexiona:
“Los eventos deportivos tienen un gran impacto en la opinión pública, y la opinión pública tiene un gran impacto en la política, así que ciertamente puede haber esta conexión y algo como lo de este equipo puede cambiar los corazones y la mentalidad de la gente de las dos Coreas y que eso, a su vez, tenga un impacto geopolítico.”
De hecho, este episodio ha tenido un gran impacto en la opinión pública internacional basado en la solidaridad, el respeto y el diálogo que el olimpismo es capaz de promover. Y así, a través de los valores e ideales del deporte, una clara celebración de humanidad, manifestada a través del espíritu olímpico, como concluye Danielle Im, atleta de ese equipo unificado:
“Demuestra que somos personas y que podemos unirnos a través del hockey sobre hielo”.