Eilish McColgan, con el objetivo de ir a los Juegos, 30 años después de que su madre lograra el oro en Tokio
Cuando la británica Eilish McColgan participe en los 10.000 m de los Juegos Olímpicos el próximo año, habrán pasado exactamente 30 años desde que su madre lograra el oro en el mismo eventos en los Campeonatos del Mundo de Tokio 1991
Habían pasado 24 años desde que Eilish McColgan viajara por última vez a Tokio. La última vez que estuvo allí solo tenía nueve meses, pero la ciudad que describe como "muy especial" sigue teniendo un gran valor sentimental para ella.
Era el año 2015 y McColgan estaba en Tokio para una conferencia sobre antidopaje. Pero, como atleta que se estaba preparando para sus segundos Juegos Olímpicos un año después en Río, decidió salir a correr por un parque local.
"Cuando estaba corriendo por el parque, un hombre me paró y me preguntó si tenía algún tipo de relación con Liz McColgan", cuenta Eilish para Tokio 2020.
"¡Fue de locos! Viajé a Tokio completamente sola. Nadie de mi familia estaba comigo. Salí a correr un día y alguien reconoció mi estilo por el de mi madre".
Como se puede apreciar, mientras McColgan se está preparando ahora para sus terceros Juegos Olímpicos el próximo verano en Tokio, su madre también tiene su propia historia en Japón.
En 1991, exactamente 30 años antes de los próximos Juegos Olímpicos, Liz McColgan (ahora McColgan-Nuttall) volvió a casa con un tiempo de 31:14.31, con el que ganó el oro en la carrera de 10.000 metros en el Mundial de Tokio.
Como se comprobó en la experiencia en el parque de su hija Eilish, el impacto de aquella carrera -junto con las largas zancadas y los poderosos movimientos de brazos y hombros- todavía se puede sentir en la ciudad hasta el día de hoy.
Eilish, que nació en noviembre de 1990, tenía menos de un año cuando tuvo lugar aquel Campeonato del Mundo.
"Tokio es una ciudad que está en los corazones de mi familia porque allí es donde mi madre ganó el Mundial en 1991, y yo acababa de nacer en noviembre de 1990, así que no había pasado ni un año. Yo no lo recuerdo, pero estaba allí con mi madre".
Ahora, casi tres décadas después, Eilish se está preparando para volver al lugar de la mayor victoria de su madre para competir en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, en la misma prueba de la que fue el testigo del triunfo de su madre.
Los 10.000 m.
Una de mis últimas carreras fue en los Campeonatos de la Universidad de Escocia, con unas cinco personas en las gradas.
Después, de repente, me encontraba en Londres, en la línea de salida de unos Juegos Olímpicos.
Tres Juegos, tres pruebas
Hay una bella simetría en que McColgan compita en Tokio el próximo año. Pero el hecho de que compita en la prueba de 10.000 es algo único en sí mismo.
McColgan disputó sus primeros Juegos Olímpicos en Londres 2012 en 3.000 m obstáculos. En aquel momento, le penó la inexperiencia, ya que tenía poca experiencia en pruebas internacionales.
"Creo que una de mis últimas carreras fue en los Campeonatos de la Universidad de Escocia, con unas cinco personas en las gradas. Después, de repente, me encontraba en Londres, en la línea de salida de unos Juegos Olímpicos", recuerda.
Aunque no logró entrar en la final en sus primeros Juegos, la experiencia en sí misma es algo que ella describe como algo "por encima de cualquier cosa que antes hubiera imaginado o planeado".
Cuatro años después, en Río, McColgan estaba de vuelta, pero en esta ocasión corrió en otro evento: los 5.000 m.
Las lesiones habían roto su romance con los 3.000 m obstáculos de manera prematura, pero su experiencia en Londres le sirvió para ahora saber que entonces solo estaba "nerviosa". En Río llegó a la final de los 5.000 y acabó 13ª con un tiempo de 15:12.09.
"Estar algo más relajada es algo que me favoreció", explica. "Hice una buena carrera, una buena eliminatoria y una buena final. Creo que clasifiqué para ella corriendo cerca de mi mejor marca personal".
Ahora, con Tokio en el horizonte, McColgan busca competir en otro evento; el mismo que su madre corrió 30 años antes. Esto es algo para lo que el aplazamiento de los Juegos le ha ayudado.
"Es un gran salto pasar de ser una corredora de 3.000 a una de 10.000 m, pero ahora veo que tener un año más para prepararme es como una bendición. Me da un año extra para hacerme más fuerte, para aumentar mi resistencia, y también para mentalmente hacerme a la idea de correr 10.000 m en la pista".
El algo genial tener algo así en mi familia, y que los récords de mi madre pasen a mí.
Cosa de familia
En octubre de 2019, McColgan rompió un récord que estaba vigente desde 1997.
Un récord que perteneció a su madre.
Cuando marcó un tiempo de 51:38 en el Great South Run, no solo se convirtió en la segunda mujer británica más rápida en esa distancia (la primera es Paula Radcliffe), sino que también rompió el récord escocés de las 10 millas por casi 30 segundos. El récord de su madre.
Podrían pensar que hay cierta rivalidad amistosa entre madre e hija. Pero el récord es el resultado de años de duro trabajo y colaboración conjunta. Porque Liz McColgan es la entrenadora de su hija Eilish.
"Mi madre siempre me dijo que podría superar su mejor marca personal. Nunca he tenido mucha confianza en que eso pasara porque sé lo increíblemente buena atleta que fue mi madre y todo el trabajo que puso en conseguirlo".
Y McColgan comenzó a batir los tiempos que su madre había logrado décadas antes. Esto ha ido acompañado de la satisfacción del dúo de mantener estas marcas en la familia.
"Siento que en los últimos dos años ha sido algo genial empezar a correr a ese nivel que mi madre siempre me dijo que tendría", dice McColgan.
"Está bien sentir que ella no lo decía por ser mi madre, sino que era completamente sincera conmigo. Es genial tener algo así es mi familia, y mantener los récords así: que pasen de mi madre a mí. Nos gusta tener este algo especial entre nosotras".
Superando la distancia
El próximo año, los Juegos de Tokio 2020 cerrarán el círculo de Eilish. Pero no irá a por la gloria que su madre consiguió 30 años antes. Para Eilish, su mayor satisfacción será dejar todo en la pista.
"Mientras pueda concentrarme en correr en mi mejor marca personal, me da un poco igual si llego primera, segunda, tercera o última. Todo lo que deseo que dar lo mejor de mí".
Y la ambición de McColgan no acaba en Tokio. Ya tiene en sus miras París 2024, y la corredora escocesa planea algo que sería único: un cuarto evento en sus cuartos Juegos Olímpicos.
Esta vez, el maratón.
Esta es la distancia que su madre y otros creen que es en la que podría destacar más, pero en algún punto solo el hecho de pensarlo era devastador para McColgan.
"Cuando entré por primera vez en la selección de Gran Bretaña, hicimos un test psicológico. Barry Fudge, quien entonces era la cabeza de la resistencia, lo llevó a cabo y escribió a mi madre para decirle que tenía los aspectos psicológicos perfectos para una maratoniana".
"¡Me rompió el corazón! ¡Pensé 'Oh, Dios mío, voy a tener que hacer un maratón en algún momento de mi vida!".
Pero primero están los 10.000 m de Tokio, que le darán la oportunidad de escribir su propia historia en la ciudad, y, ¿quién sabe? Quizá en 25 años alguien reconozca a algún joven miembro del clan McColgan corriendo por algún parque de Tokio y le preguntará si está relacionado con la heroína Olímpica Eilish.