Ebba Aarsjoe: la esquiadora Lindsey Vonn, su tío, legendario atleta de fuerza, y el dolor

La sueca, oro en la supercombinada de pie de los Juegos Paralímpicos de Invierno Beijing 2022, habló con Olympics.com del dolor y la felicidad que le hace sentir el Para esquí alpino.

6 minPor Ed Knowles
Ebba Aarsjoe shows off nails

Ebba Aarsjoe acaba de ganar una medalla de oro de Para esquí alpino en Beijing 2022, pero ya se siente impaciente por seguir cosechando éxitos.

“Sólo quiero esquiar ahora", dijo a Olympics.com.

Después de triunfar en la supercombinada de pie, se ha ganado algo de tiempo libre en la Villa antes de continuar con las pruebas que le quedan.

"Mi fisio es la única otra mujer en el equipo y fuimos juntas hacia las pistas. Me dijo: 'deberías llevar la bandera sueca'. Y pensé, '¡pues es una buena idea!. Quizá si llego al podio, la puedo lucir junto a la medalla y mostrar su brillo"'.

(Getty Images)

Su objetivo era ganar una medalla de oro en Beijing 2022. Por eso se mostró decepcionada cuando obtuvo el bronce en descenso, el día 5 de marzo. Reconoce que no fue fácil.

"Estaba tocada... Soy un libro abierto. Puedes verlo todo. Todo lo que siento por dentro se me nota desde fuera. Por eso sentí un enorme alivio cuando gané la medalla de oro. También felicidad, por supuesto, pero mucho alivio".

(Getty Images)

Sus momentos más felices son esquiando, a pesar del dolor

Ebba es más feliz cuando esquía, aunque también es doloroso.

"Cuando esquío siento mucho dolor, siento dolor a diario todo el tiempo, cuando estoy de pie y también caminando. Pero cuando esquío o entreno me duele aún más. Al margen de eso, lo que siento es pura felicidad".

"Merece la pena. Es solo dolor. El resto de cosas que me da el esquí son muchas más".

(2022 Getty Images)

Aarsjoe nació con el síndrome de Klippel-Trénaunay en su pierna derecha, pero trataba de mantenerlo en secreto siempre que podía. La atleta de 21 años solía esconder su condición para competir en carreras de personas sin discapacidad. A medida que pasaba el tiempo, la diferencia respecto a los demás atletas empezó a hacerse más grande. 

"Estuve caminando sobre esta pierna por 18 años. Hice como si nada durante mucho tiempo, llevando ropa que la cubriera. Pero tomé la decisión –que no llegó de la noche a la mañana– de que debería intentar clasificarme para las competiciones de personas con discapacidad".

(Getty Images)

Enfrentarse a su mayor miedo le dio confianza

Fue un proceso lento y lleno de miedos. Poco a poco Ebba comenzó a ganar confianza en sí misma y aceptó su discapacidad.

"Me ayudó exponerme a lo que yo más temía, que era mostrar mi pierna, hablar de ella y reconocer mi discapacidad... Después de exponerme y exponerme, empecé a notar que la gente era amable, que reaccionaban bien".

"Poco a poco, mi actitud hacia mi pierna cambió y es algo bueno. Ya no la odio".

Enfrentarse a su miedo también le trajo otras cosas buenas: aprecio por su cuerpo y los cuerpos ajenos.

"Creo que tengo una buena autoestima... Quizá no sea 100% buena, pero casi. No veo nada malo en mí. Sí, tengo esta pierna, que es como es, pero el resto de mi cuerpo creo que es perfecto".

"Te veo a ti y también te veo perfecto. Y eso es algo positivo de tener una discapacidad... Muchas personas piensan: 'tengo una nariz grande', pero no es eso lo que veo en las personas. Veo solo si son discapacitadas o no".

Crecer con discapacidad y lidiar con el 'bullying'

Ebba tenía una buena razón para querer esconder su discapacidad. La gente había sido mala con ella. No fue fácil crecer así y esos recuerdos no son algo en lo que le guste detenerse.

"Mi pierna es negra y morada y tiene venas visibles de abajo arriba. Cuando era pequeña los niños eran crueles, quizá no querían serlo pero decían lo que sentían en el momento. Mis primeros años de adolescencia fueron el momento más duro. Ni siquiera quiero recordarlo... Todas las cosas que me han dicho. Pero ahora, como adulta, entiendo que solo eran niños”.

"Me gustaría decir a la gente de esa edad: 'mejora con el tiempo. Siento que no puedas hacer mucho en este momento, tienes que crecer. Quizá, sencillamente, no escuches'. Pero aun así es duro cuando tienes esa edad".

Las redes sociales y la presión de publicar la foto perfecta exacerba el problema, apuntó Ebba en la conversación.

"Todo gira alrededor de cómo te ves en esa edad".

(2013 Getty Images)

El tío de Ebba, un famoso atleta de fuerza

Es uno de los canales más entretenidos que puedes descubrir en la tele. El programa 'El hombre más fuerte del mundo' es pura diversión.

El tío de Ebba es conocido como Johannes Arsjo en ese programa, en el que levanta gigantescos barriles y aviones en competiciones internacionales. El espíritu competitivo también ha crecido en Ebba, pero ahí se acaban las comparaciones entre ellos.

“Yo soy alta y delgada, mi cuerpo no tiene nada que ver con el suyo. Él es muy fuerte, como lo son mi padre y mi abuelo. ¡Yo no tengo esos genes!"

“Él es muy bueno en nutrición, en lo que hay que comer y lo que no. Y cuando me siento sin ánimo para entrenar, es un gran motivador".

Ebba tiene algo más que un cierto parecido físico con su heroína deportiva, la esquiadora estadounidense Lindsey Vonn.

“Sencillamente la adoro. Es genial. Cuando era más joven siempre la seguía y la animaba. Recuerdo su belleza, tan alta y rubia. Me encantaba y me sigue encantando".

Sueña con el Mundial de Para Deportes de Nieve 2023, en Are

Ebba regresará a Suecia como campeona paralímpica. Aún le quedan dos carreras más por competir e irá a por más medallas en eslalon gigante (viernes, 11 de marzo) y eslalon (sábado, 12 de marzo).

Después comienza la cuenta atrás para el Mundial de Para Deportes de Nieve de 2023, que se celebrará en su país. Las pistas de Are son ya viejas conocidas para ella.

"Estoy deseando que lleguen porque conozco muy bien el lugar. He esquiado allí desde que soy muy pequeña. ¡Conozco cada giro y cada bache!".

Al margen de lo que suceda en los próximos días, o en el Mundial dentro de un año, Ebba sabe que ha conseguido uno de los grandes objetivos de su vida al convertirse en campeona paralímpica. No hubiera sido posible sin la gente que la rodea y que siempre creyó en ella.

"Me gustará dar las gracias a mi familia, mi madre, mi padre y mi hermana menor porque, literalmente, no estaría aquí sin ellos. Los últimos tres años han sido tan duros...", dice Ebba, llena de gratitud y con lágrimas en los ojos. "Me gustaría dar las gracias a la Federación Sueca por abrir sus brazos y darme una segunda oportunidad en la vida".

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