Donde pone el ojo, pone la bala. Omara Durand ha ganado la final de 200 m T12, lo que supone llevarse su tercer campeonato Paralímpico en los Juegos de Tokio 2020, en 2021. No solamente ha ganado la totalidad de las modalidades a las que se presentaba, sino que con este último éxito acumula un total de ocho medallas de oro en los Juegos.
Esta leyenda cubana se inició en el deporte en una escuela interna de niños ciegos y débiles visuales y su profesor de educación física vio en ella potencial. Durand (Santiago de Cuba, 1991) confiesa que al principio cuando fue seleccionada veía el atletismo como un juego y una manera de ser más libre.
“Estaba becada y observé una vía para salir de la escuela. Luego fui escalando a niveles más complejos, me enamoré de las carreras y ya ve: hoy son uno de mis grandes amores” declara a JIT.
Sus primeros Juegos fueron en Pekín 2008, aunque su primera experiencia internacional había sido un año antes, en el Campeonato Mundial para Ciegos y Débiles Visuales disputado en Brasil el año 2007. Ganó los títulos de 100 y 200 metros y fueron los inicios de su leyenda.
Esto le hizo partir como una de las favoritas en Pekín 2008, pese a sus 16 años y que eran sus primeros Juegos. Lamentablemente, debido en parte a una lesión, volvió a casa sin ninguna medalla pero le sirvió de experiencia y de ver a lo que sé enfrentaba.
Después de esta experiencia en Londres 2012, una Omara ya más adulta y experimentada comenzó su leyenda: consigue dos medallas de oro en 100 y 400m sin saber en aquel momento que estaba embarazada. La cubana se retiro un tiempo de la competición para cuidar de su hija, pero siguió trabajando para recuperar su forma.
Sin embargo, después del embarazo la visión de Durand empeoró y pasó de T13 a T12. Fue en ese momento que empezó a competir con su guía Yuniol Kindelán, junto con quién ganó tres medallas de oro en Río 2016 e implantó dos récords mundiales. Para la corredora cubana no ha supuesto un problema o algo negativo que su condición visual fuera a peor. De hecho, lo que más remarca en una entrevista reciente fue su aumento de peso y el esfuerzo para recuperar su rendimiento deportivo. Su entrenadora Miriam Ferrer fue una pieza importante en la vuelta a la competición de alto rendimiento de Durand.
"Pasé momentos muy difíciles, pero nunca me rendí, siempre tuve la fe de que volvería a ser Omara. Gracias a la vida y a la magia que puso Miriam me fue mejor. Siempre digo que después de haber tenido a mi hija mis resultados han sido mejores. Ella es una bendición." explica a JIT.
En los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 ha vuelto a revalidar su corona con otras 2 medallas de oro. Consigue así mantener y prolongar su récord de 10 años, agrandando su leyenda. Aunque admite que llegar hasta estos Juegos no fue fácil, por toda la situación de pandemia global, la incertidumbre de si los Juegos se celebrarían o no y las dificultades para entrenar con normalidad con su guía.
"De Tokio 2020, el primer temor que tuve fue que suspendieran los Juegos definitivamente y tuviera que esperar a París 2024. Por eso es muy bueno que se celebren. No es lo mismo esperar un año que cuatro, y es bueno explotar los momentos en que te encuentras en forma deportiva. Ya no tengo 20 años, voy a cumplir 30", declaraba a JIT.
Pese a todo lo conseguido, Durand no tiene previsto terminar aquí: la cubana cree que todavía tiene fuerzas y energías para seguir compitiendo. Aunque los títulos y las medallas, asegura, no son lo más importante para ella.
"No importa cómo me llamen, para mí no es lo más importante. Lo más importante es que amo el deporte, y cada vez que corro lo hago con pasión por brillar" concluye en Granma.