En el centro de la ciudad de Cuenca, en Ecuador, se encuentra la estatua que hace honor al mejor deportista ecuatoriano de todos los tiempos, Jefferson Pérez.
La historia y vida de Jefferson, está llena de lucha y perseverancia. De pequeño, solía vender periódicos en el mercado de la ciudad de Cuenca, donde nació el 1 de julio de 1974. En estos años, Jefferson visitó las instalaciones deportivas de su ciudad para prepararse y aprobar su materia en educación física. Para sorpresa de su entonces entrenador, Manuel Ortiz, Jefferson obtuvo muy buenos resultados desde el inicio y decidieron enfocarse en la marcha y en su desarrollo como atleta.
La carrera deportiva de Jefferson Pérez despegó en 1990, cuando ganó la medalla de bronce en el Campeonato Mundial U20, celebrado en Bulgaria. Subió al podio con una marca de 40:08.23 en los 10,000 metros de marcha y se puso en la mira de los medios ecuatorianos.
En 1996, Jefferson clasificó a los Juegos Olímpicos de Atlanta y con solo 22 años, se convirtió en el primer ecuatoriano en ganar una medalla olímpica. Jefferson describe el orgullo de escuchar su himno y ver su bandera ondear, como uno de sus mejores recuerdos deportivos.
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