Abere creció en una granja de Gondor, en Etiopía, donde solía ayudar a su familia antes y después de la escuela. Su talento para correr se descubrió en la escuela cuando tenía 15 años. En ese momento compitió para su escuela en competiciones regionales en pruebas de 5km, 10km y media maratón. Tras obtener buenos resultados, fue seleccionado para la selección nacional de Etiopía de campo a través y de ruta. Se entrenó con la selección nacional durante dos años en Addis Abeba. Mientras participaba en una competición en Australia, comenzaron los conflictos en su región de origen. Temiendo por su vida, decidió no volver a su país y pidió asilo.
Comenzando una nueva vida en Australia y tratando de continuar su carrera deportiva, no tuvo otra opción que encontrar un empleo a tiempo completo. Pero, durante un accidente laboral, se lesionó la mano y perdió un dedo. Ahora tiene limitado el uso de su mano izquierda. A pesar de todos los obstáculos que ha tenido que superar en su vida, incluido un largo periodo de recuperación de dos años, Abere está ahora más comprometido que nunca a conseguir su sueño: competir en los Juegos Olímpicos.
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