Hace tres años, la superestrella de la gimnasia artística Simone Biles inició un debate mundial sobre la salud mental en el deporte cuando decidió renunciar a la final all-around por equipos de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y a cuatro finales individuales.
Biles sufría un episodio de lo que se conoce 'twisties', una falta de sincronización entre el cuerpo y la mente que resulta especialmente peligrosa en actividades como la gimnasia.
La decisión no fue fácil.
Biles fue clara sobre el dolor que sintió al tener que renunciar a sus sueños y aparcar todo el trabajo que había hecho durante años para llegar a ese momento.
“Trabajar cinco años por un sueño y tener que renunciar a él no fue fácil en absoluto", declaró en su momento a NBC.
Mirando hacia atrás, Biles admite que incluso dar ese paso, que acabaría siendo muy importante en el camino hacia ganar tres medallas de oro y una plata en los Juegos Olímpicos de París 2024, fue una lucha.
“Al principio, creo que lo más difícil fue convencerme a mí misma de ir a mis sesiones de terapia", explicó Simone Biles a Olympics.com en una entrevista exclusiva el pasado mes de septiembre. “Pero en cuanto veo a mi terapetura y empezamos, no paramos de hablar. Me siento muy agradecida con eso".
El impacto de Simone Biles
Muchas compañeras también se sienten así, como la también campeona olímpica Jade Carey.
“Creo que después de Tokio 2020, y de que Simone usara su voz para hablar sobre la salud mental y cómo necesitábamos cuidarnos, nos hizo dar un paso atrás y darnos cuenta de que en la gimnasia no somos robots", señala. “También tenemos una cabeza de la que debemos cuidar".
"[Simone Biles] no solo me inspiró", continúa Carey, "sino que inspiró a muchas otras personas a buscar ayuda y hablar con alguien, porque no es algo sencillo que puedas hacer por ti sola".
La canadiense Ellie Black, cuatro veces campeona olímpica, comparte la opinión de Carey.
“Que Simone diera un paso al frente y usara su altavoz en Tokio tuvo mucha fuerza", dice. “Como deportistas, creo que se nos mira un poco como si fuéramos máquinas, que podemos lidiar con cualquier cosa o que deberíamos ser capaces de hacerlo, sea lo que sea, que vamos a poder con ello. Y trabajamos muy, muy duro, pero somos humanos y tenemos que cuidarnos por encima de todo".
“Creo que estamos viendo cómo cada vez más esto pasa a un primer plano en el deporte", concluye Black.
Carey y Chiles lo ponen en práctica
Después de una temporada 2023 frustrante, en la que no pudo acudir al Campeonato del Mundo, Jade Carey puso también en práctica los consejos de su compañera Biles.
"Tuvo un año bastante duro antes de los Juegos Olímpicos", explica Carey. "Y simplemente poder hablar con alguien, entenderlo y tener a una persona más en quien apoyarme me ayudó mucho".
La campeona olímpica de suelo en Tokio 2020 y por equipos en París 2024 asegura que su instinto natural siempre había sido guardar sus emociones dentro, pero en los últimos años ha comprobado los beneficios de dar prioridad a la salud mental.
De la misma manera, la también campeona olímpica por equipos Jordan Chiles confiesa que cuando era más joven la psicología deportiva no le encajaba.
"Lo intenté cuando era más joven, pero con esa edad tienes esa mentalidad de, 'No, puedo hacerlo todo por mí misma, estoy bien'", razona. "[Ahora] digo, 'Encuentra alguien con quien puedas hablar, alguien en quien poder apoyarte'".
Es parte de una evolución que Biles asegura haber vivido también en los últimos años.
"Ojalá haber sabido antes de Tokio que el proceso de la salud mental de cada uno es diferente; puede que el tuyo no se parezca al de tus amigos, tu esposo o lo que sea", dice Biles. "El proceso de cada persona es diferente y único".
Gracias a Biles y compañía, ahora todo el mundo también lo sabe.