Mirada al pasado: el curioso debut del patinaje artístico en los Juegos Olímpicos
Iniciamos la serie 'Mirando al pasado', en la que recordaremos historias y curiosidades de deportistas, disciplinas y competiciones de la historia de los Juegos Olímpicos de Invierno, rememorando el debut "veraniego" del patinaje artístico en Londres 1908.
La primera edición de los Juegos Olímpicos de la era moderna se celebró en Atenas, en 1896, y durante bastante tiempo las competiciones se limitaron a los deportes de verano. Sin embargo, el primer precedente de unos Juegos de Invierno apareció en 1901, con la celebración de los primeros Juegos Nórdicos.
El torneo estaba considerado como internacional, pero en él tomaban parte principalmente atletas de Escandinavia: daneses, finlandeses, noruegos y suecos. Los participantes competían en patinaje artístico, skeleton, esquí de fondo, hockey sobre hielo, saltos de esquí y otros deportes ausentes del programa de los Juegos Olímpicos de Verano.
El patinaje artístico ganó tal popularidad en estos Juegos Nórdicos que, pese a ser un deporte de invierno, fue incluido en el programa de los Juegos de Verano de Londres 1908. Al final los Juegos duraron 6 meses, del 27 de abril al 31 de octubre, y las pruebas de patinaje se celebraron al final, usando como sede la pista de patinaje cubierta de la zona de Knightsbrigde. Los patinadores podían entrenar allí durante 10 horas al día, y el resto del tiempo la pista de patinaje acogía a visitantes ajenos a la competición, algo difícil de imaginar hoy en día.
21 patinadores de 6 países distintos participaron en esta primera competición de patinaje artístico en unos Juegos. Además de los participantes de Gran Bretaña, Alemania, el Imperio Ruso, Estados Unidos y Suecia, hubo incluso una plaza para un atleta argentino de 47 años, Horatio Torromé. Un siglo más tarde sigue siendo el único argentino en haber participado en la competencia de patinaje artístico en unos Juegos.
En Londres 1908, los patinadores compitieron por las medallas en cuatro disciplinas: las competiciones individuales masculina y femenina y la de parejas han estado siempre en el programa de los Juegos, pero la de 'figuras especiales' solo estuvo presente en esta edición. Este tipo de patinaje artístico requería de habilidades especiales, pues el patinador debía representar una figura sobre el hielo de un solo impulso y sobre una sola pierna.
Los Legendarios Ulrich Salchow y Nikolai Panin-Kolomenkin fueron las grandes estrellas del patinaje en Londres. El sueco, que inventó su propio salto, el conocido 'Salchow', redondeó su extraordinario palmarés de 10 campeonatos mundiales y 9 europeos con la adición del oro olímpico en la competición individual. Panin-Kolomenkin impresionó a los jueces en la competición de 'figuras especiales' y también se llevó el oro.
A pesar de no haber competición de patinaje artístico en los siguientes Juegos, celebrados en 1912 en Estocolmo, Panin-Kolomenkin volvió a representar al Imperio Ruso. Esta vez lo hizo en tiro de pistola. Se quedó a un paso de las medallas, pero aun así pasó a la historia como el único atleta en tomar parte en deportes de invierno y de verano en el marco de unos Juegos Olímpicos de Verano.
La siguiente cita olímpica fue la de Amberes 1920, en la que el patinaje artístico regresó al programa olímpico. Otro popular deporte de invierno, el hockey sobre hielo, hizo entonces su debut en unos Juegos. Las competiciones en ambos deportes tuvieron lugar en abril, cuatro meses antes de la ceremonia inaugural.
En Amberes, la prueba "invernal" más comentada fue el patinaje individual masculino. Salchow, de 43 años, volvió a tener una gran actuación, pero cedió el título a un compatriota más joven, Gillis Grafström, quien causó sensación. Grafström compitió contra sus competidores... y contra los elementos: estaba resfriado, se le rompieron los patines y se lesionó la rodilla. Y a pesar todo, ganó el oro igualmente.
Cuatro años más tarde, en los primeros Juegos Olímpicos de Invierno de la historia, en Chamonix 1924, el sueco volvió a competir... y a llevarse el oro. Grafström es el único atleta que ha sido campeón en los Juegos de Verano e Invierno en el mismo deporte.
En los Juegos de 1928 en St. Moritz, Grafström consiguió su tercer oro olímpico consecutivo. Ni siquiera las malas condiciones meteorológicas pudieron con él. El tiempo fue inusualmente cálido y las competiciones se celebraron al aire libre a pesar de que, debido al calor, la capa de hielo no era la ideal en todas las zonas. Sin embargo, ni siquiera ese gran impedimento frenó al sueco y a los demás ganadores.
Cuatro años después, en Lake Placid 1932, Grafström tampoco se fue de sus cuartos Juegos sin una medalla. A pesar de chocar con un fotógrafo en el hielo, el patinador sueco logró hacerse con la plata para dejar un palmarés casi inalcanzable: 3 oros y una plata. Solo el legendario Evgeni Plushenko igualó el récord tras lograr su cuarta presea en los Juegos de Sochi 2014.