Menos de un segundo: la épica rivalidad olímpica de los 90 entre Noruega e Italia en esquí de fondo
Hubo una época en el esquí de fondo olímpico en que la victoria en el relevo 4x10 km masculino era un asunto casi exclusivo entre Noruega e Italia. Duelos de largas distancias nórdicas que se decidían por centímetros. Olympics.com repasa las emocionantes carreras de Lillehammer 1994, Nagano 1998, y Salt Lake 2002.
La rivalidad entre Noruega e Italia en el relevo 4x10 km masculino alcanzó su clímax en los noventa. Una historia común que empezó a fraguarse unos años antes de Lillehammer 1994, y cerró su ciclo en la nieve de Pragelato, en Turín 2006. Repasamos los capítulos más destacados de una historia que ha convertido el relevo masculino en uno de los eventos más populares y esperados de los Juegos Olímpicos de Invierno.
Una mirada al antiguo dominio escandinavo en el esquí de fondo
Desde Chamonix 1924 hasta Albertville 1992, entre Noruega y Finlandia sumaron cada una 36 podios en esquí nórdico en los Juegos de Invierno, solo por detrás de la vecina Suecia, que por entonces era la dominadora del esquí de fondo con 39 podios.
Fueron años cruciales para el esquí de fondo, en los que se desarrollaron técnicas tanto en el estilo clásico, un movimiento continuo de pasos alternativos, o el más reciente estilo libre, un movimiento de skating de lado a lado.
En los dos anteriores Juegos Olímpicos de Invierno, Suecia había ganado siete medallas en esquí de fondo (tres oros, una plata y un bronce en Sarajevo 1984, y dos oros en Calgary 1988), pero en Francia, los suecos solo lograron subir una vez al podio, con un bronce en los 10 km estilo clásico.
Mientras que para los suecos Albertville 1992 fue algo para olvidar, para Noruega fue un éxito rotundo. Supuso la coronación olímpica de dos leyendas del esquí de fondo: Vegard Ulvang, campeón en 30 km y 10 km estilo clásico, y subcampeón en persecución; y Björn Daehlie, que ganó el oro en persecución y 50 km estilo libre, y la plata en 30 km estilo clásico (tres de los 12 podios en total que logró en su carrera olímpica). Esta pareja era la mitad del equipo del relevo 4x10 km en Francia.
Albertville 1992: el primer asalto italiano a la fortaleza noruega
Mientras los focos se centraban en los atletas escandinavos, en las pendientes de Francia el duro trabajo del esquí de fondo italiano empezó a dar fruto. Hasta ese momento, los éxitos italianos habían sido puntuales, como los de Franco Nones (el primer hombre no escandinavo ni soviético en proclamarse campeón de esquí de fondo, en Grenoble 1968) y Maurilio de Zolt, plata en los 50 km estilo libre de Calgary 1988.
En Albertville, los italianos empezaron a cosechar éxitos individuales. Por detrás del impresionante Daehlie, 'Grillo' de Zolt repitió la plata de Calgary, completando un doblete italiano en el podio de los 50 km libres junto a su compatriota Giorgio Vanzetta, que ganó el bronce. Vanzetta también fue bronce en los 15 km persecución libre, mientras que Marco Albarello fue plata en los 10 km estilo clásico.
Las señales de que el esquí de fondo italiano había crecido estaban ahí, pero era difícil saber si se trataba tan solo de un destello fugaz o era parte de una nueva realidad. ¿Cómo lo haría el equipo italiano en la cima del esquí de fondo, el relevo 4x10 km?
En las laderas francesas se vivió un punto de inflexión para el equipo italiano de esquí de fondo.
En Les Saisies, Italia presentó un equipo de relevos con Giuseppe Puliè y Silvio Fauner junto a Albarello y Vanzetta, impulsados por sus buenos resultados en las pruebas individuales. Los Azzurri lograron colarse entre los dioses noruegos, campeones con una clara ventaja de 1:26.7 sobre Italia, y Finlandia, que acabó tercera.
Los siguientes Juegos Olímpicos se disputarían en suelo noruego, por lo que tendrían la ventaja del público local animando. Los aficionados no esperaban otra cosa que no fuera una victoria.
Italia gana en casa de los reyes: el silencio de Lillehammer
En Lillehammer 1994, los anfitriones empezaron haciendo buenos los pronósticos con medallas y medallas. El público local celebraba el ascenso de un nuevo campeón, Thomas Alsgaard, que logró en casa su primer oro olímpico, los 30 km estilo libre.
De cara al relevo, Noruega parecía invencible con una mezcla de leyendas y estrellas en alza. Además de Alsgaard, Ulvang y Daehlie estaba Sture Sivertsen, que unos días más tarde ganaría el bronce en los 50 km estilo clásico.
Italia, a pesar de las señales de crecimiento, no era en absoluto favorita. Sin embargo, los Azzurri completaron la carrera perfecta. De Zolt, el atleta más veterano de la prueba con 43 años, fue tercero en su posta; Albarello y Vanzetta le aguantaron el ritmo a los gigantes; y el último relevo pasó a la historia.
'Sissio' Fauner cazó a Daehlie, el maestro de las carreras de distancia no encontró fuerzas para un último esprint, y la resistencia italiana se convirtió en oro. Habían destronado a los anfitriones delante del Rey y de los 30.000 espectadores del Estadio Birkebeineren. El público noruego quedó en silencio al ver perder a su equipo por menos de medio segundo.
La venganza vikinga de Nagano y Salt Lake
En Nagano 1998, los noruegos replantearon su estrategia: confiaron el arranque a Sivertsen, reemplazaron a Ulvang por Erling Jevne, e invirtieron el orden entre Alsgaard y Daehlie. El cambio creó algún roce en esa rivalidad interna entre los dos, pero las discrepancias (alimentadas por su competencia en las pruebas individuales) no evitaron que el equipo firmara una gran actuación para devolverle el oro a Noruega.
Italia, con los veteranos Albarello y Fauner junto a los debutantes Fulvio Valbusa y Fabio Maj, fue plata. Y Noruega vengó con intereses la decepción de Lillehammer, pues se llevó la victoria por apenas dos décimas de segundo. Finlandia completó de nuevo el podio en tercera posición.
En el relevo de Salt Lake City 2002, Noruega dio paso a algunas caras nuevas. Anders Aukland, Frode Estil y Kristen Skjeldal se unieron a la selección pero fue Alsgaard, era el único miembro del equipo con experiencia, quien decidió en la última posta. En otro final apretadísimo, el veterano noruego batió a Cristian Zorzi en los últimos metros por tan solo tres décimas de segundo.
Esta vez Finlandia cayó hasta la 11º plaza, y fue Alemania quien ocupó el último cajón del podio.
La venganza italiana en Turín 2006 y el final del ciclo
El relevo de Pragelato fue el epílogo de la rivalidad entre aquella gloriosa generación de esquiadores nórdicos. Esta vez el equipo italiano, formado por Valbusa, Giorgio Di Centa, Pietro Piller Cottrer y Zorzi dominó en la nieve local, y derrotó a Alemania, segunda, por más de 15 segundos. Era la quinta medalla seguida para Italia en el relevo masculino de esquí de fondo de los Juegos de Invierno.
El bronce fue para Suecia, su primera medalla en esta prueba desde 1988, el mismo año en que Noruega había empezado su racha de metales. Era la primera vez que Noruega se quedó sin subir al podio. Y así terminaría en Turín 2006 el ciclo de una legendaria generación de campeones del esquí de fondo.