Javier Lliso (18-08-1997) es una de las esperanzas españolas en los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022 en esquí acrobático (freestyle). Especialmente después de que en 2020 consiguiera la mejor actuación de un español en la Copa del Mundo de este deporte, con una cuarta posición en la parada de Seiseralm (Italia) en su especialidad, el slopestyle. Ahora se encuentra de nuevo inmerso en la Copa del Mundo, y del 3 al 4 de diciembre disputará una nueva prueba en Steamboat (Estados Unidos).
En poco más de dos meses volverá a intentar hacer historia en los Juegos Olímpicos. ¿Cómo se prepara para ello? ¿Cuáles son sus objetivos? Javier Lliso lo explica en una entrevista para Olympics.com.
En alguna ocasión has dicho que en Beijing 2022 no quieres solo competir, sino dejar el listón alto. ¿Te pones la presión tú mismo?
Sé que nadie más me la va a poner realmente, porque al final ni mi familia me va a decir nada, ni mi entrenador tampoco. La presión que me pongo yo siempre es suficiente. Simplemente pienso y digo: si dentro de 20 años miro para atrás y veo que fui a los Juegos a pasear, pensaré que es una pérdida de tiempo. Así que al menos voy a intentar dar el callo.
¿Y eso significa medalla?
Ir a por todo lo que pueda dar, sé que voy a llegar ahí al 110% y a dejarme la piel. Y si es medalla, pues mejor que mejor. Mientras esté contento con todo lo que he trabajado y con todo lo que he conseguido hacer, entonces podré dormir tranquilo, si no, complicado.
¿Cómo valoras poder alcanzar unos Juegos Olímpicos?
Es algo que llevamos muchos años detrás porque yo me metí en esto hace cuatro o cinco años. Esta es la tercera vez que se disputa nuestro deporte en los Juegos, así que es algo también relativamente nuevo. No sé por qué, pero me acuerdo de 2014, la primera vez que estaba viendo unos Juegos y era en clase de Lengua. No le hacía gracia al profesor (recuerda con risas). Y ahora el tema de poder ir a eso mismo que estaba viendo... es un poco explosión de cabeza.
Un pionero en España
En tu haber tienes la condición de ser el español que mejor posición ha alcanzado en una prueba de la Copa del Mundo en freestyle, con un cuarto puesto en Seiseralm (Italia) en 2020. ¿Qué te pasa por la cabeza al saber que nunca alguien de tu país ha conseguido esto; que eres el primero en algo?
Bueno, pues al principio sí que me pasaba por la cabeza y decía "¡Qué bestia!". Pero bueno, hace cinco años que me pasó algo así, porque fui el primer español en ir a la Copa del Mundo. Y no lo había pensado, pero me lo dijo mi hermano y yo... me sorprendí, la verdad. Pero ahora lo pienso más mirando hacia las siguientes generaciones, que lo que estamos haciendo es allanar el terreno. Alguien tiene que ser el primero y el que es el primero siempre se va a llevar los palos. Así que estamos ahí para eso (bromea).
¿Ser el pionero en algo te presiona más?
Se me pasa por la cabeza cuando alguien me lo dice, pero si no, tampoco lo pienso demasiado. Y tampoco es que tenga mucho peso. Quieras o no, eso a mi personalmente no me condiciona absolutamente nada porque voy a seguir haciendo lo que hago. No lo hago por ser el primero de nada, solo pienso en lo que siempre he soñado desde que soy un niño.
El freestyle, un tipo de arte
Hay personas que consideran más el freestyle como una mezcla de arte con deporte. ¿Cómo lo definirías tú?
Sí que lo definiría un poco como arte porque es algo muy abstracto. Es un deporte, pero a la vez es algo que cada uno de los que lo practicamos lo vemos de una manera totalmente diferente. Porque al final yo veo una cosa y me gusta, y otra persona ve esa misma cosa y no le gusta.
¿De dónde sacáis las ideas para los trucos?
De momentos de inspiración. Estás en el sofá pensando en lo que ha pasado ese día y en cómo podrías mejorar cualquier cosa. Y piensas '¿Y si hiciera esto ahí?'. Y entonces te vas al ordenador, miras un vídeo de un truco que hayas hecho y te pones a imaginar cómo quedaría eso en ese momento y le vas dando vueltas en la cabeza, lo pruebas en entrenamientos y le dices oye, pues es posible. Y lo pruebas.
En cierto modo también hay un factor de desafío, o a simple vista de miedo. ¿Tú lo sientes o nunca te ha pasado eso de sentir miedo antes de lanzarte?
Cada día de mi vida. No es que no sintamos miedo ni nada. No somos superhéroes aquí, sino al revés. Realmente somos quienes más lo sentimos porque estamos al pie del cañón cada día. Sólo hay que saber gestionarlo. Lo que hay que aprender es a evadir el pensamiento de "Me voy a hacer daño o puede salir mal, el y si...". Y si le das la vuelta dices: "¿Y si caigo de pie y va todo bien?".
¿Cuántas caídas te ha costado esto?
Muchas. Y las que quedan. Es parte del juego. Quieras o no.
Para quienes no han entrado nunca en este juego, ¿cómo describirías esa sensación de estar arriba, volando, y, además, volando bonito?
Cuando estoy en el aire ni veo, ni oigo, ni nada; solo siento. Antes de saltar elijo la canción que voy a poner, pero cuando llego abajo, ni siquiera me acuerdo qué canción estaba puesta. Simplemente piensas en lo que estás haciendo en ese momento y te olvidas del después y del antes. Así que lo puedo describir como un sentimiento de presente, de estar totalmente presente en lo que estás haciendo. Ese momento suele pasar poco, realmente: siempre estás pensando en alguna cosa. Esto es el aquí y el ahora.
¿Qué te enganchó de este deporte?
La adrenalina. Quieras o no, es de lo más adictivo que hay en este mundo.