Eyad Masoud, nadador refugiado: "Es más que deporte: es meditación, motivación... felicidad"
Masoud nació en Siria y tuvo que moverse al otro lado del mundo para hacer realidad sus sueños en la natación.
Para Eyad Masoud, la natación ha sido siempre su salvación.
"Cuando nado, es más que un deporte. Es una meditación, un desafío, una motivación, un logro y felicidad", dijo para Sports Gazette.
"No puedo ponerlo en palabras, pero puedo decirte lo que me ha enseñado: paciencia, determinación, concentración, humildad y amor".
Cuando su familia y él tuvieron que abandonar Siria debido a la guerra civil, nadar en los Juegos Olímpicos se convirtió en un sueño lejano.
Tomando refugio en Arabia Saudí, donde su padre trabajó como médico, Masoud no encontró un lugar para entrenar debido a las restricciones sobre los extranjeros a la hora de utilizar las piscinas públicas y tomar parte en competiciones.
Pero, de casualidad, conoció al entrenador de Nueva Zelanda David Wright, quien cambió su vida.
Un nuevo comienzo en Nueva Zelanda
Wright estaba trabajando con el equipo nacional en Arabia Saudí y quedó impresionado por el joven talento sirio, así que le invitó a entrenar con el equipo.
Pero Wright pronto volvió a Nueva Zelanda, y Masoud no pudo de nuevo entrar a la piscina.
El entrenador neozelandés, que había entrenado a olímpicos, le convenció de que mudarse a Nueva Zelanda era lo mejor para su futuro y, después de complicados problemas con la visa y una espera ansiosa, se fue solo al nuevo país.
No fue una transición fácil.
"Pensaba que el idioma y la comunicación serían el mayor obstáculo en mi adaptación. Pero vi que era más que eso", expresó el nadador.
"Venir a Nueva Zelanda y ver las noticias sobre Siria era muy doloroso. No me sentía a salvo, especialmente después de ver la destrucción. Estar en un país tan lejos de mi familia fue muy difícil".
Nadar es donde siempre se ha encontrado, y esto ha sido siempre una constante en su vida.
El deporte y la natación en su vida
Nadar fue su salvación una vez más, junto a pasar tiempo de calidad con la familia de Wright, que le ayudó a adaptarse y a integrarse.
"A través de la natación y estar cerca de la piscina me permitió encontrar un trabajo (como instructor de natación)", continuó Masoud.
"Además, la gente que venía regularmente, los socorristas y los encargados de la cafetería comenzaron a conocerme".
"Escuchar mi historia y ver mi determinación de entrenar bajo cualquier circunstancia les inspiró".
"Me tomó mucha valentía cambiar. El coraje lo desarrollé superando obstáculos en mis entrenamientos de natación".
Sus mayores obstáculos, según contaba, fueron prácticos y financieros: pagar el alquiler, tener lo suficiente para comer y también para cubrir los gastos de vivir.
Eyad Masoud: "Quiero representar un mensaje de paz"
Cuando conoció la noticia de que iba a recibir una Beca para Atletas Refugiados del COI, finalmente pudo dedicarse a la natación sin ataduras.
"Me sentí extremadamente feliz al recibir la noticia. Pude centrarme en mi entrenamiento y estresarme menos a la hora de conseguir el dinero suficiente para sobrevivir".
Como uno de los 56 atletas refugiados de todo el mundo en recibir una beca, Masoud no consiguió entrar finalmente en el Equipo Olímpico de Refugiados para Juegos de Tokio 2020, pero su camino continúa y su compromiso con la natación es inquebrantable, con París 2024 en el horizonte.
Más allá de sus ambiciones personales, el nadador refugiado es consciente de que representa algo mucho mayor y el poder que tiene para inspirar a otros.
"Quiero representar un mensaje de esperanza, quiero compartir el amor y la amabilidad. Quiero que el mundo sea consciente del gran número de refugiados que existe, y de que tienen mucho talento y habilidades".
"Así que también quiero inspirar a las personas sobre que solo se necesita ser feliz y creer para lograr grandes cosas".