Diez momentos para recordar: los Fernández Ochoa abrieron España a los deportes de nieve
Los deportistas hispanohablantes han hecho que los Juegos Olímpicos de Invierno brillen aún más. Antes de vivir nuevos instantes memorables en Beijing 2022, recuerda junto a Olympics.com algunos de estos momentos en los que no solo relucen las medallas. Hoy, cómo los hermanos Fernández Ochoa conquistaron un mundo desconocido.
El hermano mayor marcó el camino
Francisco Fernández Ochoa o 'Paquito', como le solían llamar, ganó la única medalla de oro de España en unos Juegos de Invierno, en 1972. Fue una fría mañana de domingo en la estación de esquí de Teine, en Sapporo (Japón), cuando con solo 22 años hizo historia para el deporte español.
Lo consiguió en eslalon, la modalidad más técnica del esquí alpino, y fue el metal más preciado por un deportista. Esta hazaña es la mayor hasta el momento en el deporte de invierno español.
Paquito fue el más rápido de los 37 participantes. Obtuvo el mejor tiempo en la primera bajada y quedó segundo en la segunda. Este éxito lo convirtió en héroe nacional. El hermano mayor de la saga de los Fernández Ochoa describió su gesta "como si un austriaco hubiese triunfado en la plaza de toros de Las Ventas".
Familia olímpica
Francisco abrió el camino, y después lo siguieron sus hermanos Juan Manuel y Ricardo, olímpicos junto a él en Innsbruck 1976, y Blanca, que ganó en Albertville 1992 el bronce también en eslalon. Fue la segunda medalla española en unos Juegos de Invierno y la primera ganada por una mujer.
Blanca, también pionera en el deporte femenino
Blanca Fernández Ochoa pasó a la historia como la primera mujer en ganar una medalla olímpica. El bronce de Blanca en eslalon de los Juegos Olímpicos de Invierno en Albertville (Francia) 1992 fue la segunda medalla en la historia de España en la cita invernal tras el oro de su hermano Paco en Sapporo 1972.
La medalla pudo haber llegado antes para la hermana pequeña de Paquito, ya que, en 1988, en los Juegos de Calgary , consiguió plantarse primera en la manga inicial del gigante. Sin embargo, en la siguiente prueba se cayó al suelo, lo que le apartó del liderato. Fue un batacazo porque Blanca había anunciado su retirada después de los Juegos, así que el amor propio le impulsó a esforzarse un ciclo olímpico más.
Llegó Albertville y Blanca, que había crecido bajo el peso del oro de su hermano, consiguió quitarse de encima la presión. La experiencia jugó un papel clave para que consiguiera la ansiada medalla olímpica. Tras marcar el segundo mejor tiempo en la primera bajada, justo por detrás de la estadounidense Julie Parisien, realizó una segunda manga impecable después de que la neozelandesa Coberger hiciera su mismo tiempo. Sin embargo, consiguió asegurarse el tercer puesto.
El legado de la familia Fernández Ochoa marcó todo un antes y un después para los deportes de invierno en España.