Los 'villanos' del bádminton: cómo funciona el juego psicológico
Loh Kean Yew, campeón del mundo de bádminton en 2021, quiere ser un villano.
No de los que destrozan raquetas o lanzan volantes a sus rivales, sino de los que pueden sacarlos del partido usando juegos psicológicos con inteligencia.
“Sin duda debería aprender y perfeccionar ese talento todavía más”, confesó el excampeón del mundo en 2021 a Olympics.com. “No es bueno para mí ser amable. Hubo muchas ocasiones en las que traté de ser amable y me perjudicó, así que he intentado no serlo tanto. Es difícil, pero lo intento”.
Puede que el bádminton empezara como un ‘deporte de caballeros’, pero la actitud que algunos jugadores muestran hoy en día en la pista indica que las cosas han cambiado mucho.
Algunos usan juegos mentales de forma habitual, como demorar el juego o gritar con fuerza en la red, para ganar una ventaja. Y cada vez los hay más que intentan endurecer su estilo de juego.
“Eso es también un talento”, asegura el doblista indio Ashwini Ponnappa. “Ser capaz de enfadar a tu rival es también una habilidad. Los que lo hacen, saben perfectamente lo que están haciendo”.
Olympics.com habló con algunos de los mejores jugadores de bádminton del mundo para ver cómo los rivales intentan meterse en sus cabezas, cómo responden a ese desafío y por qué funciona ser un villano en la pista.
Así son los juegos psicológicos en bádminton
La pareja estadounidense de dobles mixtos formada por Allison Lee y Presley Smith sufrieron en primera mano el daño que pueden hacer los juegos psicológicos cuando se enfrentaron a los indios B. Sumeeth y Sikki Reddy, marido y mujer, en octavos de final del Madrid Spain Masters 2024.
La pareja india se apuntó el primer set por un ajustado 22-20 y, al volver a pista para el segundo, empezaron a dar rienda suelta a sus emociones.
Los Reddy se gritaban, "Vamos, vamos" el uno al otro o incluso a sus rivales; también “Voy, voy, voy” en referencia a su compañero, según se moviera o no en la cancha. La pareja también se tomaba su tiempo para celebrar con rabia los puntos.
“Tienen mucha experiencia, así que pueden hacer muchos juegos psicológicos y me acabó afectando”, reconoció Lee a Olympics.com. “Los jugadores más veteranos saben exactamente lo que hacer en estas situaciones”.
B. Sumeeth Reddy explicó después que con estas acciones no pretendían sacar del partido a sus rivales, sino ayudar a su pareja en situaciones complicadas. Al mismo tiempo, reconoció que esos gritos podrían haber contribuido a su victoria.
“Es solo para comunicarnos entre nosotros, pero creo que también puede afectar a nuestros rivales porque estaban como, ‘¿Qué está diciendo esta gente?’”, explicó. “Empezaron a pensar, ‘¿Qué otra cosa podría hacer?’, y empezaron a cometer errores”.
A los jóvenes doblistas daneses William Kryger Boe (21 años) y Christian Faust Kjær (19) también les ha tocado vivir situaciones parecidas cuando se han enfrentado a rivales más veteranos.
“Cuando recibes, por ejemplo, puedes levantar la mano durante un tiempo hasta que el jugador al servicio se ponga nervioso”, explica Boe sobre cómo funcionan este tipo de estrategias.
Y aunque los daneses presumen de mantener la calma en esas situaciones, también admiten que los gritos agresivos pueden sacarlos del partido.
“Pierdes la concentración y a veces tienes miedo de hacer los tiros más difíciles”, reconoce Kjær. “Cuando alguien te grita así, pueden sentir, ‘Oh, es mucho más grande y fuerte que yo. Soy un crío pequeño, pequeño’”.
Los juegos mentales pueden ser un factor decisivo entre rivales de máximo nivel, donde existe una gran igualdad en términos de talento o capacidad física.
“Hay muchos rivales que lo hacen”, dice Ponnappa. “Pierden tiempo, gritan o retrasan tu servicio, y así tratan de romper tu ritmo en pista. Pero es una parte importante del juego”.
“Depende de lo fuerte que seas (mentalmente), puedes conseguir que no te afecte. Pero en el momento, a veces sí lo hace, y eso es una ventaja.
Ojo por ojo: Así responden los jugadores de bádminton al juego psicológico
Cuando el rival usa juegos psicológicos, los jugadores tienen dos opciones: responder, o tratar de aislarse del ruido y seguir con su plan inicial.
“Si mi rival grita, vale, pero yo prefiero centrarme en mi juego”, afirma la tailandesa Ratchanok Intanon, campeona del mundo en 2013.
Por su parte, Loh estudia a sus rivales para saber qué esperar de ellos y cómo responder.
“Hacen alguna escena. Se toman más tiempo del necesario en el break o el saque, o no te dejan cambiar el volante”, explica. “Yo intento adaptarme lo mejor que puedo. Algunos tienen esas costumbres, así que a veces sabes de antemano lo que van a hacer”.
Sin embargo, a veces los jugadores optan por una respuesta más agresiva.
“Creo que es importante. Es parte del juego, así que es mejor saber cómo lidiar con ello y a veces hacerlo también”, reconoce la francesa Delphine Delrue. "Lo intentamos, pero no en todos los partidos. Depende de cómo estemos en la pista. Si no estamos muy bien, intentamos jugar con ello”.
“Intentamos romper el ritmo, la dinámica, lo más que podemos”, añade su compañero de dobles mixtos Thom Gicquel. "A veces cuando pierdes dos o tres puntos seguidos, intentas cambiar el volante”.
Los daneses Boe y Kjær también reconocen que a veces les cuesta mantener la calma cuando los rivales provocan.
“A veces nos enfadamos y cuando ellos gritan, nosotros también”, confiesa Kjær. Aunque no lo hacen demasiado porque, señala, puede convertirse en un obstáculo. “A veces empiezas a jugar demasiado agresivo y cometes errores”.
Aprender a ser un “villano"
Para hacer estos juegos psicológicos hace falta una determinada personalidad, y no todos los jugadores se sienten cómodos asumiendo ese papel.
Chou Tien Chen, de Chinese Taipei, entiende que otros jugadores usen estas tácticas, pero él prefiere evitarlas.
“Todos quieren ganar, así que están dispuestos a hacer todo lo que esté en su mano. Lo entiendo, pero desde joven me prometí que nunca lo haría”, dice Chou. “Es un deporte agradable. No hay necesidad de gritarse a la cara”.
Aunque Loh no hizo esa promesa, sí ha notado que su actitud se ha calmado con el paso de los años.
“Lo hice cuando era más joven, pero conforme he ido creciendo me he ido haciendo más amable, aunque eso no ayude”, reconoce. “¡Necesito recuperar esa mente maestra”, añade entre risas.
En el circuito de bádminton hay sentimientos encontrados con estos ‘villanos’. Algunos jugadores los admiran, a otros no les gustan, y eso también aplica a los aficionados.
Para Loh, todo depende al final de quién gane.
“A algunos aficionados les encanta, y a otros no. Algunos piensan que no es un gesto deportivo y otros, que es entretenido”, explica Loh. “Pero lo último que queda es el resultado. Y lo que se recuerda es quién ganó el oro o la plata, no quién era más amable”.