"La pasión es lo que me ha llevado hasta aquí", ha dicho Alberto Ginés en zona mixta tras proclamarse campeón Olímpico en escalada deportiva -el primero de la historia-, con 18 años.
Cuando se ha oficializado el oro, ha llamado la atención su serenidad: sonreía, bebía agua, hablaba con sus compañeros... pero no ha sido el estallido de emociones propio de los campeones. Él mismo ha dado el motivo: "Estoy asimilandolo, cuando llegue y me relaje un poco, empezaré a llorar. Todavía estoy soltando la tensión".
Pero ya tiene claro que ese oro lo va a seguir llevando un tiempo al cuello. "Estoy super contento, pesa mucho la medalla pero no pienso quitármela".
He dejado que todo fluyese
Ginés ha reconocido que en las horas previas a la competición estaba nervioso, algo que también había compartido en sus redes sociales. "Esta mañana estaba comiéndome un poco la cabeza con qué podría pasar, he intentado relajarme y dejar que todo fluyese. He venido escuchando música en el autobús. El calentamiento ha ido bastante mal, estaba bastante descuadrado, pero la competición ha empezado fenomenal, con la victoria en velocidad y he dejado que todo fluyese".
Y fluyó. Empezando por la prueba de velocidad, donde sorprendió quedando en primera posición pese a no ser su especialidad. "Hemos trabajado mucho en ella y, aunque creo que he tenido un poco de suerte, es donde he estado mejor".
El primer paso de su camino hacia el oro, que lo ha convertido en el medallista español más joven de la historia.
"Nuestro objetivo era llegar a la final. Sabíamos que era difícil, pero lo conseguimos. Algunas cosas no habían salido como habíamos planeado, pero a partir de ahí sabíamos que teníamos que hacerlo lo mejor posible. Luego he empezado a hacer cálculos con los puntos, pero he preferido dejar de hacerlo porque no iba a ser bueno para mí. He decidido hacerlo lo mejor que pudiera, y si salía bien, pues bien, y si no, pues no".
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